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España España · BARCELONA
Voto de DIEGO:
7
Drama William Tell (Oscar Isaac) es un exmilitar y jugador profesional de póker. Su meticulosa vida se trastoca cuando se le acerca Cirk, un joven que busca ayuda en Tell para ejecutar su plan de venganza contra un coronel militar. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2022
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve a ponerse tras la cámara Paul Schrader para dirigir de nuevo un guion suyo. Con éxito, diría yo, pues "El contador de cartas" me parece una buena e interesante película.

El cineasta se adentra en ambientes inhóspitos que golpean con fuerza en quien vive instalado en una rotunda soledad, al margen de una sociedad que ignora. Oscar Isaac es en este caso el actor encargado de dar vida a ese individuo, un exmilitar exconvicto que intenta purgar sus culpas con el juego. Como un hamster en la rueda de su jaula…, de su vida, va dando tumbos de casino en casino, de motel en motel, envuelto en un ritual muy extraño que se presta a múltiples interpretaciones. Es un personaje críptico si se quiere, pero descifrable en apariencia: estamos ante un rico vagabundo en busca de la redención, sencillamente. Él mismo dice algo así en una de las secuencias iniciales: "voy dando vueltas por ahí hasta que me sitúe y encuentre algo de sentido". Pagó con la cárcel su culpa, pero esta le persigue allí donde va, luchando contra la autoridad en el blackjack y contra los demás en el póquer, incluso contra el país que tiempo atrás tanto lo manipulara hasta convertirlo en un maltratador furibundo. Esa representación pienso que queda proyectada en el campeón mundial del juego de las escaleras y los full de ases que aparece una y otra vez en las partidas.

En su camino se va a cruzar un joven (Tye Sheridan) buscando una venganza que le resulta familiar al protagonista, y que para su equilibrio se convertirá en el instrumento de su redención personal ajena. Puede seguir en la rueda, pero acompañado por alguien, otro ser marginal, que bien podría alejarle de ella. También una mujer (Tiffany Haddish) se empecina en rescatarlo de su pasado para trasladarlo al presente; una vida de casinos, sí, pero con museos y ciudades de luz en la noche. En definitiva, abrirle la puerta de su perenne celda.

Una historia muy densa y perturbadora a la vez, sórdida en ocasiones, que llega a incomodarnos en la butaca, inmersos en lugares huérfanos y a veces escabrosos, donde casi no entra la luz del día.

Así es la atmósfera que desprende el magnífico guion de Schrader; que muestra una existencia incierta y penitente, solitaria y amarga, que traspasa con mucho oficio al espectador. Y así es también William Tell, el personaje que encarna Isaac, tan bien escrito y definido, que cuenta en off sus inquietudes, como ya lo hiciera Travis en "Taxi Driver". Me parecieron historias semejantes las de ambos fracasados en busca de su purificación, con muchos puntos en común a lo largo del guion; distintas redenciones, distintos caminos de perdición, mas conducentes a una común autodestrucción final. Schrader se mueve muy bien en esos ambientes y con esa clase de personajes a la deriva.

Po otra parte, la historia está muy bien narrada. Una dirección que en ocasiones evoca a Scorsese, tanto por su puesta en escena como por los constantes movimientos de cámara. No obstante, el ritmo aquí es muy distinto, y la cámara se acerca y se aleja de Tell de forma muy pausada, consiguiendo reforzar así su vivencia interna, a la vez que remueve e inquieta al espectador en su asiento. Por otra parte, la puesta en escena no precisa de la coralidad que suele acompañar al director de “Toro Salvaje”. La estrecha colaboración profesional y la amistad que han mantenido a lo largo de los años ambos cineastas, pienso que ha tendido un puente entre Scorsese y Schrader para que este último haya adquirido más destreza tras la cámara. Así lo percibí yo en esta ocasión. Puede que los casinos me influyeran en cierto modo.

Una notable película que merece estar en lo mejor de la cosecha de 2021.
DIEGO
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