De vez en cuando se aviva en Hollywood el interés por la desparición de esposas. Si desapareciera el marido se iniciaría una comedia musical, pero en el caso de ellas el drama y la tensión están servidos. Es un avance dicha preocupación -aunque sea de raíz paterrnalista y patriarcal- pues en la cinematografía estadounidense la damnificada número uno es la mujer con roles-tipo que han dado para más de un millar de tesis doctorales.

Es por ello que este film avanza algo en ese sentido y sitúa el origen del problema no en la estupidez de la mujer o la desprotección de su macho sinó en la incontrolable y aleatoria irrupción del Mal, del cual no se escapa nadie. Tiene la suficiente mala leche y credibilidad que se le puede exigir a un film mainstream y ciertos aciertos en la creación de un clima opresivo y peligroso. Aún así, el tópico narrativo está ahí para llevarnos al lugar común y dejar respirar a los espectadores menos acostumbrados a tramas negras pobladas de cazurros.