El director y guionista, Aaron Sorkin, crea un grandioso espectáculo donde todo el tiempo estamos atentos, inmersos y entusiasmados por conocer el final del extenso y agotador juicio en Chicago.

Con un diseño de producción y una fotografía minuciosas y una excelente labor de dirección, se nos presenta a diversos personajes, en un variopinto elenco integrado por grandes como Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen, Joseph Gordon-Levitt, entre otros geniales, destacándose un brillante, perfecto, impoluto, repudiable Frank Langella. El reparto en su totalidad cumple con inmensa soberbia el rol respectivo de cada uno, superando el nivel requerido para este tipo de producciones, donde se focalizan en el desarrollo de un juicio.

Las expectativas personales en relación a esta cinta no eran muy altas, pero debido a la alta popularidad obtenida con el transcurso del tiempo pasado reciente, decidí disponerme a verla y recolecté asombrosos resultados. Fue mayor el entretenimiento que me brindó del que esperaba. Fluye de una manera muy favorable y ágil, nunca se desvanece la tensión y el clima que genera desde el veloz comienzo, cuando se nos muestra quienes serán los protagonistas del elenco coral. Hay momentos dramáticos, con evidentes críticas sociales respecto a problemáticas del país norteamericano, y otras con pronunciados tintes de comedia, divertidos.

Plausible y merecedora del premio Globo de Oro al mejor guión, que está brillantemente ejecutado, con la original idea de narrar los sucesos anteriores al juicio que justifican la presencia de cada uno de los intervinientes en ella a partir de flashbacks contados por los propios personajes.

Calificación: 7.5