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Voto de historiadelcine:
9
2016
Paolo Sorrentino (Creador), Paolo Sorrentino
7,8
14.281
Serie de TV. Comedia. Drama
Miniserie de TV (2016). 10 episodios. El joven Lenny Belardo acaba de ser elegido Papa, un pontífice de menos de 50 años que se ha hecho llamar Pio XIII. Nadie sabe en el fondo qué piensa sobre los temas más importantes de la Iglesia, ni cómo piensa dirigir el Vaticano. Sus primeras y controvertidas decisiones descolocarán a todo el mundo católico, incluyendo a los miembros de la curia y a los fieles de todo el mundo, haciendo tambalear ... [+]
27 de diciembre de 2016
66 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curiosa la pregunta. ¿Quién es Dios? Ni el mismísimo Papa sabría responder a tal pregunta. Se puede creer o no creer en Dios, es muy fácil: Dios existe o no existe. Pero, algo que no existe puede ser alguien (imaginario o no). No se trata de la valoración de una existencia, sino la identidad de algo, alguien…
Muchos han declarado que es una serie que nos muestra toda la corrupción y putrefacción de la iglesia. Pero no sé qué serie han visto, ésta seguro que no. La serie es un canto al cristianismo, aunque más a que al cristianismo podemos decir al amor, a la compasión, a la reflexión y a la crítica. ¿El Papa debe creer en Dios? Pues no, y no por ello debe ser juzgado porque al fin y al cabo… ¿Quién es Dios?
Antes de ver la serie, la primera impresión que nos puede dar es que es una serie tipo “House of Cards” en el Vaticano o incluso tipo “Los Borgia”. Puedes esperar que hayan grandes conspiraciones contra el Papa o del Papa hacia los demás en una guerra silenciosa entre los muros del Vaticano. Pero gracias a Dios (nunca mejor dicho), la serie va por otros derroteros. Me extiendo más en SPOILER.
Siguiendo con mi crítica abierta:
Sorrentino en esta “película” de 10 horas donde ejerce un trabajo digno de la fama que le precede como director. Una fotografía insuperable, las imágenes rebosan belleza y elegancia. Controla los tiempos magistralmente gracias a un gran trabajo en la sala de montaje, con momentos memorables como cuando juega con la cámara en slow motion o con ráfagas de insertos como si de un videoclip se tratase. Esto crea un choque en el espectador, es decir, el montaje va desde un cine elegante, muy lírico y bello a una locura de planos cortos con mucha brevedad o escenas donde lo primordial es la comicidad. Todo en la serie es contradictorio, llena de contrapuntos. Y esto es parte de su grandeza.
En esto tiene también mucho que decir la banda sonora de la serie. Es chocante y curioso oír canciones que nada tienen que ver con una institución como la iglesia, solo es ver la lista: “Life is life”, “Sexy and I know it” (de las escenas más extrañas que he visto nunca), “Changes”, y la genial intro “All along the watchtower”.
Diálogos impredecibles e incluso dignos de los mejores coloquios de Tyrion Lannister. Una dirección artística muy cuidada, como si de una gran súper producción se tratara aunque no esperaba menos de la HBO, la verdad es que no han escatimado en gastos para la producción.
Los personajes son de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Partiendo de Lenny (Jude Law), un Papa que no llega a los 50 años, que fuma, que se salta todos los protocolos de la iglesia, que tiene una visión ultraconsevadora, que tiene un pasado que le atormenta y una búsqueda que le tiene cegado, que desayuna Cocacola Cherry Cero, que es la persona más inteligente del mundo pero a la vez es más estúpido que un niño de 12 años (una contradicción tras otra) Sister Mary (DIanne Keaton) una monja que juega al baloncesto y tiene una camiseta para dormir muy peculiar. Destacaría en concreto el personaje de Voiello (Silvio Orlando) es un personaje lleno de matices y que supuestamente es el personaje antagonista al principio… ¡No te puede caer mal este hombre! Es el jodido personaje más gracioso y entrañable que hay en toda la serie. Ya me gustaría verlo en la segunda temporada cuando su queridísimo Pipita lo traiciona para irse a la Juventus.
Como ya he dicho anteriormente, la contradicción lo engloba todo. ¿Y no es el cristianismo una contradicción en sí mismo? Donde María es una virgen que da a luz, Dios es a la vez padre, hijo y espíritu santo. Con tales contrapuntos, no es extraño que haya un canguro en los jardines del Vaticano.
Muchos han declarado que es una serie que nos muestra toda la corrupción y putrefacción de la iglesia. Pero no sé qué serie han visto, ésta seguro que no. La serie es un canto al cristianismo, aunque más a que al cristianismo podemos decir al amor, a la compasión, a la reflexión y a la crítica. ¿El Papa debe creer en Dios? Pues no, y no por ello debe ser juzgado porque al fin y al cabo… ¿Quién es Dios?
Antes de ver la serie, la primera impresión que nos puede dar es que es una serie tipo “House of Cards” en el Vaticano o incluso tipo “Los Borgia”. Puedes esperar que hayan grandes conspiraciones contra el Papa o del Papa hacia los demás en una guerra silenciosa entre los muros del Vaticano. Pero gracias a Dios (nunca mejor dicho), la serie va por otros derroteros. Me extiendo más en SPOILER.
Siguiendo con mi crítica abierta:
Sorrentino en esta “película” de 10 horas donde ejerce un trabajo digno de la fama que le precede como director. Una fotografía insuperable, las imágenes rebosan belleza y elegancia. Controla los tiempos magistralmente gracias a un gran trabajo en la sala de montaje, con momentos memorables como cuando juega con la cámara en slow motion o con ráfagas de insertos como si de un videoclip se tratase. Esto crea un choque en el espectador, es decir, el montaje va desde un cine elegante, muy lírico y bello a una locura de planos cortos con mucha brevedad o escenas donde lo primordial es la comicidad. Todo en la serie es contradictorio, llena de contrapuntos. Y esto es parte de su grandeza.
En esto tiene también mucho que decir la banda sonora de la serie. Es chocante y curioso oír canciones que nada tienen que ver con una institución como la iglesia, solo es ver la lista: “Life is life”, “Sexy and I know it” (de las escenas más extrañas que he visto nunca), “Changes”, y la genial intro “All along the watchtower”.
Diálogos impredecibles e incluso dignos de los mejores coloquios de Tyrion Lannister. Una dirección artística muy cuidada, como si de una gran súper producción se tratara aunque no esperaba menos de la HBO, la verdad es que no han escatimado en gastos para la producción.
Los personajes son de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Partiendo de Lenny (Jude Law), un Papa que no llega a los 50 años, que fuma, que se salta todos los protocolos de la iglesia, que tiene una visión ultraconsevadora, que tiene un pasado que le atormenta y una búsqueda que le tiene cegado, que desayuna Cocacola Cherry Cero, que es la persona más inteligente del mundo pero a la vez es más estúpido que un niño de 12 años (una contradicción tras otra) Sister Mary (DIanne Keaton) una monja que juega al baloncesto y tiene una camiseta para dormir muy peculiar. Destacaría en concreto el personaje de Voiello (Silvio Orlando) es un personaje lleno de matices y que supuestamente es el personaje antagonista al principio… ¡No te puede caer mal este hombre! Es el jodido personaje más gracioso y entrañable que hay en toda la serie. Ya me gustaría verlo en la segunda temporada cuando su queridísimo Pipita lo traiciona para irse a la Juventus.
Como ya he dicho anteriormente, la contradicción lo engloba todo. ¿Y no es el cristianismo una contradicción en sí mismo? Donde María es una virgen que da a luz, Dios es a la vez padre, hijo y espíritu santo. Con tales contrapuntos, no es extraño que haya un canguro en los jardines del Vaticano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Bueno, bueno… La trama que tiene la serie es por todos sabido hacía donde va. ¿Todos hemos visto la serie? Y el único motor que la mueve es la pena de un chico abandonado que busca desesperadamente a sus padres. Ese es el motor. Cierto es que en los primeros episodios todo parece más transgresor, todo es impredecible, esperas a ver qué locura más retrógrada y más grande comete Lenny y te mueres de curiosidad por ver cuando toda la institución de la iglesia se va pique.
Pero lo cierto es que desde mediados de la temporada todo va dando pequeños giros, todos los personajes van evolucionando y mostrando la humanidad que llevan dentro, incluso Lenny se empieza a retraer de algunas de sus ideas. Es normal que a mucha gente esto pueda decepcionarles ya que esperaban ver una catástrofe eclesiástica, que tuvieran que vender todo el patrimonio y que acabaran predicando en la calle. Pero no. Y a mí tampoco me chirría tanto el devenir que ha tenido la serie. Es verdad que los milagros que realiza Lenny pueden crear repulsión al espectador ateo, pero se olvidan en tal caso que es Lenny el principal ateo en esta historia y su mayor deseo en la vida “Dios” se lo niega.
Apartándonos de lo estrictamente religioso, los dos últimos capítulos son de los más tiernos y emocionantes que se hayan hecho últimamente en una serie. Quizás se pierda ese punto gamberro de los primeros episodios y se declare menos “crítica” con la iglesia (que al principio no es que lo fuera mucho) pero a mí me ha ganado.
Si piensas un poco… no es malo que haya Dios... ¿Quién es Dios? Pero… ¿Quiénes somos nosotros?
Esta es la pregunta que Sorrentino nos hace en ese plano en Out hacía el universo.
Pero lo cierto es que desde mediados de la temporada todo va dando pequeños giros, todos los personajes van evolucionando y mostrando la humanidad que llevan dentro, incluso Lenny se empieza a retraer de algunas de sus ideas. Es normal que a mucha gente esto pueda decepcionarles ya que esperaban ver una catástrofe eclesiástica, que tuvieran que vender todo el patrimonio y que acabaran predicando en la calle. Pero no. Y a mí tampoco me chirría tanto el devenir que ha tenido la serie. Es verdad que los milagros que realiza Lenny pueden crear repulsión al espectador ateo, pero se olvidan en tal caso que es Lenny el principal ateo en esta historia y su mayor deseo en la vida “Dios” se lo niega.
Apartándonos de lo estrictamente religioso, los dos últimos capítulos son de los más tiernos y emocionantes que se hayan hecho últimamente en una serie. Quizás se pierda ese punto gamberro de los primeros episodios y se declare menos “crítica” con la iglesia (que al principio no es que lo fuera mucho) pero a mí me ha ganado.
Si piensas un poco… no es malo que haya Dios... ¿Quién es Dios? Pero… ¿Quiénes somos nosotros?
Esta es la pregunta que Sorrentino nos hace en ese plano en Out hacía el universo.