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The Young Pope (Serie de TV)

Serie de TV. Comedia. Drama Miniserie de TV (2016). 10 episodios. El joven Lenny Belardo acaba de ser elegido Papa, un pontífice de menos de 50 años que se ha hecho llamar Pio XIII. Nadie sabe en el fondo qué piensa sobre los temas más importantes de la Iglesia, ni cómo piensa dirigir el Vaticano. Sus primeras y controvertidas decisiones descolocarán a todo el mundo católico, incluyendo a los miembros de la curia y a los fieles de todo el mundo, haciendo tambalear ... [+]
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Críticas 77
Críticas ordenadas por utilidad
6 de diciembre de 2016
238 de 302 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una crítica para quienes ya han visto la serie, porque me es imposible valorarla sin hablar explícitamente del argumento. Solo diré que, en mi opinión, la serie arranca con la genialidad más absoluta para al final convertirse (lamentablemente) en una serie bastante normalita durante los últimos capítulos.

De manera que quienes no hayan visto la serie pueden tener en cuenta mi nota y el título de la crítica para guiarse.

Y quienes la han visto pueden votar si están o no de acuerdo conmigo, y así ya tienen los demás otra referencia.

La crítica es sobre la temporada 1 (la 2 no se ha estrenado aún; y en el momento de escribir esto ni siquiera se había anunciado.)

Me explayo en el spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Javicaysa
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27 de noviembre de 2016
108 de 135 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las mejores series de lo que llevamos de década (y mi favorita hasta ahora junto a The Leftovers).

Lo que en principio puede entenderse como un ejercicio provocativo, algo cínico y polémico sobre la religión católica, se va convirtiendo poco a poco en una apología bellamente contada sobre la espiritualidad. La evolución de todos los personajes es increíble, y todas canalizadas a través de un Papa en principio despótico e intransigente que llegas a querer e, incluso, a comprender a medida que pasan los capítulos.

No hay capítulo flojo o normalito, siendo todos de 8 para arriba, pero destaco especialmente los dos últimos, que son de los capítulos más bonitos que he podido ver en televisión (sobretodo el noveno, que es absolutamente maravilloso, delicado y a la vez duro).

Serie indispensable que gustará a creyentes, no creyentes y agnósticos (entre los que me encuentro). Lo que todos esperábamos de la HBO.
Fuel
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27 de diciembre de 2016
66 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curiosa la pregunta. ¿Quién es Dios? Ni el mismísimo Papa sabría responder a tal pregunta. Se puede creer o no creer en Dios, es muy fácil: Dios existe o no existe. Pero, algo que no existe puede ser alguien (imaginario o no). No se trata de la valoración de una existencia, sino la identidad de algo, alguien…

Muchos han declarado que es una serie que nos muestra toda la corrupción y putrefacción de la iglesia. Pero no sé qué serie han visto, ésta seguro que no. La serie es un canto al cristianismo, aunque más a que al cristianismo podemos decir al amor, a la compasión, a la reflexión y a la crítica. ¿El Papa debe creer en Dios? Pues no, y no por ello debe ser juzgado porque al fin y al cabo… ¿Quién es Dios?

Antes de ver la serie, la primera impresión que nos puede dar es que es una serie tipo “House of Cards” en el Vaticano o incluso tipo “Los Borgia”. Puedes esperar que hayan grandes conspiraciones contra el Papa o del Papa hacia los demás en una guerra silenciosa entre los muros del Vaticano. Pero gracias a Dios (nunca mejor dicho), la serie va por otros derroteros. Me extiendo más en SPOILER.

Siguiendo con mi crítica abierta:

Sorrentino en esta “película” de 10 horas donde ejerce un trabajo digno de la fama que le precede como director. Una fotografía insuperable, las imágenes rebosan belleza y elegancia. Controla los tiempos magistralmente gracias a un gran trabajo en la sala de montaje, con momentos memorables como cuando juega con la cámara en slow motion o con ráfagas de insertos como si de un videoclip se tratase. Esto crea un choque en el espectador, es decir, el montaje va desde un cine elegante, muy lírico y bello a una locura de planos cortos con mucha brevedad o escenas donde lo primordial es la comicidad. Todo en la serie es contradictorio, llena de contrapuntos. Y esto es parte de su grandeza.

En esto tiene también mucho que decir la banda sonora de la serie. Es chocante y curioso oír canciones que nada tienen que ver con una institución como la iglesia, solo es ver la lista: “Life is life”, “Sexy and I know it” (de las escenas más extrañas que he visto nunca), “Changes”, y la genial intro “All along the watchtower”.

Diálogos impredecibles e incluso dignos de los mejores coloquios de Tyrion Lannister. Una dirección artística muy cuidada, como si de una gran súper producción se tratara aunque no esperaba menos de la HBO, la verdad es que no han escatimado en gastos para la producción.

Los personajes son de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Partiendo de Lenny (Jude Law), un Papa que no llega a los 50 años, que fuma, que se salta todos los protocolos de la iglesia, que tiene una visión ultraconsevadora, que tiene un pasado que le atormenta y una búsqueda que le tiene cegado, que desayuna Cocacola Cherry Cero, que es la persona más inteligente del mundo pero a la vez es más estúpido que un niño de 12 años (una contradicción tras otra) Sister Mary (DIanne Keaton) una monja que juega al baloncesto y tiene una camiseta para dormir muy peculiar. Destacaría en concreto el personaje de Voiello (Silvio Orlando) es un personaje lleno de matices y que supuestamente es el personaje antagonista al principio… ¡No te puede caer mal este hombre! Es el jodido personaje más gracioso y entrañable que hay en toda la serie. Ya me gustaría verlo en la segunda temporada cuando su queridísimo Pipita lo traiciona para irse a la Juventus.

Como ya he dicho anteriormente, la contradicción lo engloba todo. ¿Y no es el cristianismo una contradicción en sí mismo? Donde María es una virgen que da a luz, Dios es a la vez padre, hijo y espíritu santo. Con tales contrapuntos, no es extraño que haya un canguro en los jardines del Vaticano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
historiadelcine
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15 de diciembre de 2016
42 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lenny Belardo se levanta todos los días con la mirada de Dios sobre él.
No parece algo tan duro, hasta que un plano picado a un Cristo crucificado nos obliga a contemplarla: los ojos de todos le observan en todo momento, atentos a cualquier decisión que decida tomar.
El ambiente religioso, tranquilo y diáfano, espera con regia serenidad su salida al balcón. La población mundial aguarda horas al calor, frío y lluvia para verle proclamar bondades. La prensa se afana para conseguir un primer plano, una gran declaración, otra gran verdad irrebatible de boca del Santo Pontífice.

Entre todo este majestuoso despliegue, parece alzarse la pregunta: ¿cómo es posible que una sola persona decida el devenir espiritual del mundo?
El oficio del Papa es casi ciencia ficción, pero por alguna razón es algo que existe, que muchos conocen y muchos otros veneran. Por lo tanto, Sorrentino no se corta: un Papa joven, fumador e impredecible parece la perfecta figura para hablar acerca de esta ficción existente.

Lenny se echa sin mucha dificultad la capa de Pío XIII sobre los hombros, y al hacerlo también se proclama salvador espiritual de la humanidad, por mucho que no pueda parecerlo.
¿Quién es la cara visible de una de las mayores instituciones religiosas de la Historia? ¿A quién se van a dirigir los fieles para hacerle saber sus inquietudes? ¿Quién con un solo gesto puede conjurar todos los medios bajo su mano? ¿Cuál es la persona que, no importa donde viaje, será recibida con honores, por considerarse su mera presencia una señal de cosas buenas?
'The Young Pope' evita criticar, evita hacer sangre de nada, por si alguien lo esperaba, y muy al contrario se adentra con calmada decisión en los profundos recovecos tras todas esas preguntas. Un laberinto en el que la fe, la posibilidad de hacer algo y la responsabilidad de hacerlo están inexplicablemente unidas porque a alguien se le ocurrió, hace mucho tiempo, dictar un dogma que nos alivie la carga existencial que soportamos todos.

Lo primero que encuentra Pío XIII, sin embargo, es una entidad caduca, anclada en el pasado, apenas un alegre museo de ese dogma que todos parecen conocer, pero nadie lleva a la práctica. El suyo iba a ser otro mandato en el que él debería ser la sonrisa mediática respaldando eso, pero decide que no: niega su presencia a los fieles, y llama al misterio de nuevo sobre la Iglesia.
¿Esta el mundo preparado para un salvador que no muestra el camino, pero asegura que nos hemos apartado de él?
El caos cae sobre la plaza, sobre los medios y sobre las almas de todos los fieles que esperaban otro Papa inofensivo y tranquilizador, otra marioneta que saliera al palco a decir lo mismo de siempre. Muchos se van, algunos, los que de verdad siempre han querido creer, se quedan.
Pío XIII dice "deben buscar a Dios en la oscuridad": porque el misterio ha sido olvidado, y es lo que mueve al mundo. El enigma de lo que no se sabe, de lo que no es seguro. Siempre hemos tenido necesidad de que alguien nos diga lo maravilloso que es todo... pero puede ser que, teniendo la conciencia intranquila, nos dé por querer buscar el bien, de todas las maneras posibles.

Esto, que parece una postura extrema para un montón de fieles que hasta entonces vivían tranquilos con un guía, se nos muestra que es el pan de cada día dentro de los muros habitados por los sirvientes de Dios: incertidumbres, promesas incumplidas de cambio, piadosos placebos y mundanos placeres componen las vidas de Lenny, el Cardenal Voiello, el Cardenal Gutiérrez y la Hermana María, inmersos en la difícil tarea de buscar el verdadero sentido a la Cristiandad. Algo tremendamente vago y difuso, que Sorrentino retrata en escenas de desarmante belleza cotidiana, casi siempre con Lenny de curioso espectador.
La curia solo se afana en usarle como puente cómodo, como otra cuerda sosteniendo el peso de Dios, un peso para toda una vida… pero Lenny es el primer Papa que obliga a querer ese peso, a desentrañar todo el significado que encierra cada uno de sus gramos, por así decirlo: por eso primero hace atravesar un infierno de incertidumbre a la opinión pública, porque pasar por el infierno es la única manera de llegar al paraíso.

Un paraíso que, a medida que progresa la serie, se adivina en los actos cada vez más sencillos e inexplicables, entremezclado con la banalidad del día a día, a veces tomando forma en la graciosa imagen de un canguro por los jardines papales, otra en la ensoñadora cabellera de una joven Hermana María jugando al fútbol como si la vida le fuera en ello.
¿Los milagros, los actos divinos? Esos ya son más difíciles de encontrar y de crear, las más de las veces son felices accidentes producto de una mezcla única de solemnidad y sencillez, extraños momentos en los que sentimos la belleza en lo que nos rodea, sin maldad alguna, que se esfuma como si no existiera.
Así lo consigue Pío XIII en un discurso al amor y la esperanza, punteado por el 'Halo' de Lotte Kestner: por fin, un Papa que logra su papel de salvador divino, replicando sin saberlo los milagros humildes por los que tanta curiosidad ha sentido.

'The Young Pope' es una bellísima mirada en profundidad a la espiritualidad, al amor, a la infancia, a la compasión, a la aceptación... mentiras contadas todos los días, que no por trilladas son menos ciertas, como acaba por descubrir el aún inexperto Pío XIII.
La única pega sería que me hubiera encantado sentarme en una sala de cine, y disfrutar las diez horas que la componen del tirón.

Seguramente todos saldríamos de esa sesión siendo mejores personas.
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Charles
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1 de enero de 2017
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nuevo papa electo, Pío XIII, sale a la Plaza de San Pablo y les dice a sus fieles que deben aceptar el matrimonio homosexual, el aborto, la eutanasia y las parejas de hecho. Lamentablemente, Pío XIII se despierta entre sudores: lo que ha tenido ha sido una verdadera pesadilla. Así comienza el genio italiano, Paolo Sorrentino (La Gran Belleza, Juventud), su serie para HBO: The Young Pope.

El Joven Papa narra la historia de Lenny Belardo (Jude Law), un cardenal que a sus 50 años es nombrado Papa en el Vaticano. El nuevo Sumo Pontífice, en vez de traer aires renovadores cierra a la Iglesia sobre sí misma: en sus pocos discursos, aterroriza a los fieles con el purgatorio; no se deja hacer fotografías; cuando da las misas, las da de espaldas al público; y le pide al Primer Ministro Italiano que prohiba las parejas de hecho, el aborto y las relaciones homosexuales. La “revolución” de Pío XIII solo acaba de empezar.

El oscarizado Paolo Sorrentino escribe y dirige los diez capítulos de esta primera temporada. Está confirmado el rodaje de una segunda, pero que nadie se engañe: The Young Pope es un todo cerrado. Se podría entender, de hecho, como una película larga de 10 horas de duración. Sorrentino estudia, de nuevo, el nihilismo de la sociedad: en el fondo, nadie sabe de nada, todos se refugian en sus puestos, pero todos los personajes son débiles, con muchos puntos oscuros. El Vaticano es la sede de la Iglesia Católica, sede de la verdad suprema e incuestionable, pero nadie la tiene clara. Pío XIII se reúne con su escritor favorito, que le confiesa: “Escribo para que no se vea que no sé nada del mundo”.

Al contrario que muchas obras modernas. La solución que le da Sorrentino a la crisis de sus personajes no es el ateísmo, la verdad suprema de la inexistencia de verdad suprema, sino la fe. The Young Pope se convierte en una verdadera experiencia mística. Todos los espectadores, creyentes o no, sentirán haber conocido a Dios al terminar la serie. Tranquilos, en el fondo habrán conocido a Paolo Sorrentino.

El estilo visual de Sorrentino vuelve a ser una de las marcas de la casa. El director vuelve a recorrer las calles y edificios de su Italia natal. Los aposentos de la Basílica de San Pedro, la Capilla Sixtina y las azoteas de El Vaticano se convierten en los segundos protagonistas de la serie. Por otro lado, la banda sonora elegida sorprenderá a propios y extraños: a lo largo de la serie, veremos vestirse al Papa al ritmo de I’m sexy and I Know it, caminar por los pasillos de El Vaticano al ritmo de Rock y viajar por África al ritmo de Rihanna.

Pío XIII (Jude Law) se convierte en un personaje irresistible para cualquiera. Sin duda, su vanidad y sus rasgos fascistas asustarán y enfadarán a partes iguales. Sorprenderá su desayuno a base de Coca Cola Zero de Cereza, su negativa a salir en público, su rechazo por los creyentes y su odio a los homosexuales. Sin duda, parecerá una persona odiosa. Sin embargo, a lo largo de los diez capítulos, Sorrentino nos presenta a un hombre que necesita algo en la vida. Un hombre que sufre, que se pone la sotana y se cree un hombre poderoso, pero en el fondo, está hundido en su propia miseria.

La segunda de abordo de Pío XIII es la Hermana María (Diane Keaton). La legendaria actriz se viste el hábito de monja e interpreta a la mentora del Papa. Ella es una persona que lo conoce desde pequeño y no dudará en guiarlo en su tormentoso papado. Quizá, su personaje no da todo lo que podría haber dado. Cada plano en el que sale Keaton es magnífico, su presencia eleva el conjunto, pero sus apariciones al final parecen pocas. Su mejor momento, que no haya ninguna duda, cuando se pone una camiseta en la que se lee “I’m a virgin, but this is an old shirt” (Soy virgen, pero esta es una camiseta vieja).

El mítico actor italiano Silvio Orlando interpreta al Cardenal Voiello, el Secretario de Estado del Vaticano. Una persona que tiene que improvisar día a día ante las novedades de Pío XIII. Se le define como político, no cura. Conoce las intrigas de la Santa Sede y es capaz de lo que sea por quitar al nuevo Papa del poder.

La sorpresa nos vino a todos cuando vimos a Javier Cámara como uno de los protagonistas de The Young Pope. Su personaje, el Cardenal Gutiérrez, es la persona más oscura y hermética de toda la serie. Poco a poco va ganando protagonismo. Al final, su presencia en pantalla es imprescindible. Cámara realiza una interpretación contenida, pero con espacio para las emociones. Comprende la debilidad de su personaje y le dota de humanidad en sus momentos más delicados.

Quizá hay quien pensara que The Young Pope era una serie muy al estilo House of Cards donde lo importante eran las intrigas y las pugnas por el poder en El Vaticano. No es su intención en ningún momento. The Young Pope es una serie sobre las crisis religiosas, sobre personas que no encuentran su lugar, sobre sacerdotes que no encuentran a Dios. Los más religiosos se escandalizarán al principio, pero después verán su fe recompensada.

Aun así, la serie es una delicia para todos, tanto en el plano estético, como en el interpretativo, como en el de guión. Los más religiosos encontrarán más razones para creer. Los menos, más razones para amar a Sorrentino. Cada uno, que busque lo que quiera.
Alberto Monje
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