Ghost in the Shell era una de las cintas que más esperaba, como aficionado a la ciencia ficción y para ver a Scarlett Johansson enfundada en un mono ajustado, aunque no me entusiasmara el original. Pero esta versión norteamericana con actores no mejora al dibujo animado japonés, ni Scarlett enseña más que la protagonista animada.

Al entrar en la sala y ver el comienzo todo parecía que iba a ir bien, aunque algunos detalles no fueran iguales, ver las escenas calcadas y ver los preciosistas escenarios transformados desde la animación no dejaban lugar a la duda. Sin embargo, pronto se hace evidente que faltan cosas importantes, escenas básicas, y a la historia le falta más de la trascendencia y cuestionamientos filosóficos. En realidad la historia es básicamente igual a la original, parece que resume o presupone, pero más bien censura para convertirla en un producto comercial. Hoy día ya no quedan tantos neófitos o soñadores con la posibilidad de pensar y sentir de un robot, pero prácticamente eliminar esta parte sin más, ni siquiera el guión lo cambia por cualquier otra invención o interpretación más moderna, deja a la versión cinematográfica muy coja o muy floja.

Como conclusión, la recomendaría, aparte de a los que disfrutaron con la original para la curiosidad de comparar, a los admiradores de Scarlett, que no es poco.