Brillante película generacional. Un drama con toqué cómico sobre una pareja cuarentona que se resiste a crecer e intenta luchar contra la madurez adoptando modas indie y joviales. Si bien es cierto que la utilización de estereotipos llega a resultar excesiva, siempre funcionan como explicaciones a lo complicado que resulta esta edad. También no falta la crítica social, sobretodo a las nuevas tecnologías que hacen más perezosa a la sociedad. En el plano técnico, dirección y guión son notables, y ningún actor lo hace mal, ni siquiera Ben Stiller, que por primera vez en mucho tiempo me creo un papel suyo.
En definitiva, una genial cinta que huye de lo típico para mostrarnos una cruda y a la vez divertida visión del mundo adulto, entretenida y deliciosamente encantadora.