A priori lo tiene todo para ser una gran película: una bella banda sonora, un magnífico reparto, una historia interesante... pero la cosa no funciona del todo. Alterna momentos brillantes, la escena en la que están a punto de cargarse a los italianos, con otros mediocres, la escena en la Iglesia con Oldman borracho queriendo hacer santo a un amigo asesinado. Tiene demasiados altibajos, es muy irregular, además de efectista, esos tiroteos a cámara lenta con esos impactos de bala tan sangrientos.

En cuanto a los actores, la tan cacareada actuación de Oldman, para mi gusto sobreactúa, está demasiado exagerado. Penn no lo hace mal pero hay escenas en las que el dramatismo no cuaja, por ejemplo cuando confiesa a su ligue de la infancia que es policía o cuando pide a sus superiores que le retiren del caso porque tiene un gran sentimiento de culpa al sentirse un traidor y no puede continuar. Ed Harris hace un gran trabajo como es habitual en él. Robin Wright tiene un papel muy convencional, la típica ex-novia que pasa de todo y que intenta volver con su novio de la infancia pero se da cuenta de que no ha cambiado y después descubre que es un policía infiltrado. Un par de gritos, escena de sexo y a correr. El resto de los secundarios son de lujo. Desde el todo terreno John Turturro, pasando por John C. Reilly, el mítico Burgess Meredith de Rocky, y el secundario Joe Viterelli que aparece en casi todas las películas que se hicieron de gangsters a lo largo de los noventa.

De todas formas, la película logra entretener y si te gustan el género de gangsters ésta no te defraudará del todo. Le pongo un notable con algo de manga ancha. Podríamos considerarla la hermana bastarda de Infiltrados.