La esperada secuela de Regreso al futuro se hizo esperar cuatro largos años pero finalmente llegó a finales de la década junto a la tercera que se rodó seguida. En esta ocasión la historia se ambienta en el futuro y el argumento se vuelve a repetir con ligeras variaciones. La trama se enreda demasiado para finalmente resolverse en el pasado volviendo a repetirse toda la historia de la primera parte pero contada desde otro angulo temporal por decirlo de alguna manera. El guión de la primera era sumamente ingenioso y da pie a que la secuela tenga su gracia aunque esté a años luz de la original. Se apuesta por una mayor cantidad de efectos especiales y por repetir la historia en lugar de innovar el argumento lo que resulta decepcionante. No obstante se deja abierta la puerta a otra secuela y entretiene.

Biff vuelve a ser el malvado de la función al hacerse, una versión anciana de sí mismo, con un almanaque deportivo que contiene todos los resultados de los últimos cincuenta años. Esto le convierte en un hombre rico y poderoso, gracias a las apuestas, que gobierna en el futuro a su antojo haciendo la vida imposible a los McFly.