Run (2020), de Aneesh Chaganty, es un interesante thriller de encierro en el que se expone la relación entre una madre y una hija, que con muchos problemas de salud, transcurre su vida íntegramente dentro de su casa.

Por Nicolás Bianchi

Cualquier alusión a la situación actual del mundo es una carambola, ya que la película fue filmada en 2018, aunque es inevitable pensar en la cuarentena cuando se expone en pantalla la vida de Chloe (Kiera Allen), una joven que tiene las piernas paralizadas, y además sufre de asma y diabetes, entre otras condiciones, lo que la lleva a transcurrir todas las instancias de su vida dentro de su casa y bajo la estricta vigilancia de su madre Diane (Sarah Paulson).

Chloe está en un momento bisagra de su vida. Ya por terminar el secundario, escolarizada en su casa, espera la llegada de la camioneta del correo que traiga noticias sobre si la admiten o no en la universidad. Sutilmente Chaganty comienza a instalar la idea de que la madre tiene planes más profundos, y oscuros, que van más allá del cuidado de su hija. Su apuro por filtrar la correspondencia antes de que la joven pueda verla es uno de esos momentos. La idea apenas se instala porque se puede ver que al llegar a su casa deja abierta la puerta del auto para tomar las cartas, lo que denota un apuro injustificado.

Una tarde Chloe ve algo que le llama la atención en uno de los tantos frasquitos de medicamentos que su madre le provee. Así iniciará una investigación detectivesca sobre el remedio que toma. Lo más interesante es que sus medios son sumamente limitados. A la imposibilidad de desplazarse fuera de la casa se suma un súbito, y oportuno, corte en el servicio de internet. Con mucho esfuerzo la joven comenzará a acercarse a la verdad.

La primera mitad de Run es excelente. Chaganty mejora el promedio de un género ya trillado como lo hizo con su anterior película Searching. En aquella ocasión un padre comienza la búsqueda de su hija desaparecida a través de imágenes de PC, teléfonos celulares y tablet. Fue un soplo fresco para las películas de found footage. En este caso lo mismo sucede dentro del género de las películas de encierro.

Las actuaciones de ambas protagonistas son sumamente sólidas. Paulson logra una interpretación en el borde de la neurosis que logra, más de una vez, engañar al espectador. El gesto de emoción y afecto por su hija puede ser, visto de otra manera, una manifestación de la psicopatía del personaje. Allen también cumple con creces a la hora de dar vida a una joven primero atemorizada, luego presa de la curiosidad y finalmente fortalecida.

La resolución de la trama presenta algunas tosquedades y brusquedades. Chaganty relega la capacidad de sugerir y parecería verse obligado a decir y explicar en demasía. De todas maneras el resultado final no se opaca del todo. Run pierde cierta originalidad y sorpresa cuando tiene que resolver todo lo que se planteó de forma brillante, pero conserva la intriga e interés por conocer el destino de la joven Chleo, que busca, en todos sentidos, aprender a caminar.