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Voto de Sergio Berbel:
6
Drama En la boda de Óscar con Ana hay mucho derroche, pese a que estamos en los años de la posguerra española. Gloria, la madre, es muy generosa y en "El jardín" hay mucho estraperlo. El hijo menor, Juan, que mantiene relaciones con Ángela, riñe con su hermano y debe irse de casa. Mientras Juan triunfa en la "corte" franquista, Ángela da a luz a Juanito. Al cabo de los años, Juanito enferma gravemente en la búsqueda de su padre. La abuela se ... [+]
25 de marzo de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No ha envejecido demasiado bien “Demonios en el jardín”, pero la película más personal y autobiográfica de un cineasta indiscutible como Manuel Gutiérrez Aragón sigue funcionando como crónica (quizás demasiado amable) de la posguerra de este Estado. Sobre todo porque, a pesar de sus situaciones a veces demasiado suaves al poner el objetivo de la cámara y de la narración a la altura de su protagonista infantil, contiene una descripción de personajes fidedigna, creíble y perfilada gracias al interesante guión (que deja una sensación durante todo el visionado de la cinta a adaptación literaria) del propio Manuel Gutiérrez Aragón y Luis Megino.

Con una caligrafía fílmica propia de los ochenta, década en la que indudablemente se inscribe estéticamente este film, se nos cuenta la historia de una familia bien en un pequeño pueblo de posguerra. Dueña de la tienda de ultramarinos del pueblo por la puerta delantera del inmueble y practicante del estraperlo por la de atrás, Doña Gloria (magnífica Encarna Paso) lleva con mano firme la familia compuesta por sus dos hijos, uno pusilánime y permanentemente a la sombra de su hermano, Óscar (Eusebio Lázaro) y un sinvergüenza mujeriego y triunfador encarnado por Imanol Arias llamado Juan.

Pero las dos mujeres que revolotean alrededor de los hermanos son las auténticas bisagras de los acontecimientos, las únicas que saben lo que hacen y las palancas de todos los cambios: tanto Ana (magistral Ana Belén), la mujer que se va a casar con Óscar pero que ama a su hermano Juan en secreto; como Ángela (colosal Ángela Molina, lo mejor de la función de lejos con sus maravillosamente melancólicas miradas a cámara), que ama en secreto a Juan, como todas, que es prima de dichos hermanos y que cumple labores de sirvienta en la casa de sus familiares pudientes. Los dos hechos que van a precipitar los acontecimientos son ese amor imposible bajo el mismo techo entre cuñados y el hecho de que Ángela, por su parte, está embarazada de Juan.

De paso, y ésta es la mejor baza de la película, se nos muestra de forma tangencial y desde el prisma del niño las diferencias de clase, la miseria política y social del franquismo, donde el proletariado no tiene más salida que suplicar la caridad de los ricos y donde el mundo de las apariencias es lo que rige como norma sagrada a toda la sociedad.

Todo ello filmado con la siempre sabia y solvente dirección de fotografía de José Luis Alcaine y con una partitura musical de Pedro y Javier Iturralde bastante funcional.
Sergio Berbel
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