Es un placer volver a ver al gran Tom Hanks en una película de buen presupuesto y en un papel a su altura. Todavía me duele el reciente recuerdo de la espantosa y olvidable “Un amigo extraordinario”.
Nos vamos al Atlántico en la Segunda Guerra Mundial, en un convoy asediado por submarinos nazis. El capitán “Hanks” emite las órdenes necesarias para intentar que todos lleguen bien a Europa.
La película es prácticamente igual a las del subgénero de submarinos, pero cambiando el punto de visto. Nos pone en el bando de superficie, pero sigue siendo un entorno cerrado donde hay que seguir una estrategia militar para sobrevivir a un enemigo invisible a simple vista. Yo diría que “Greyhound” es incluso más limitada, pues pasan aún menos cosas que en otras como “Marea roja” o “La caza del octubre rojo”.
Y es que el film trata de transmitir la tensión constante de la situación de peligro del convoy, y sinceramente no creo que lo haya logrado demasiado. En realidad, tan solo vemos a la tripulación del barco principal cumpliendo órdenes y mirando el radar, de manera que se hace bastante cuesta arriba empatizar con el resto de buques que le siguen.
Pero Tom Hanks sí imprime algo más de emoción a su personaje, y logra minimizar un poco ese error.
Otro punto en contra es que, aunque está bastante bien hecha, no deja de notarse en todo momento que lo que rodea al Greyhound (agua, cielo, enemigos y resto de barcos) está completamente hecho por ordenador, y se rompe la credibilidad.
A su favor, no tiene tiempos muertos y que sea tan corta impide que aburra ni se haga pesada, lo cual se agradece bastante teniendo en cuenta que es un poco repetitiva.
Por lo demás, es una película de batallas navales relativamente bien conseguida, pero lejos de ser notable, y en la que lo que más merece la pena es el actor. Podría haber estado mejor.