Segunda entrega de Los mercenarios, ese fenómeno retro que, según parece, se convertirá en una larga franquicia para gusto y deleite de todos los que disfrutamos con lo que tiempo atrás era cine comercial.

Simon West dirige de nuevo al grupo de Stallone & Friends. West juega en esta ocasión con mejores cartas que en la primera ocasión, así que sabe que lo que haga importa mayormente una mierda con tal de ver juntos a tantos mitos. Aun así, filma la acción con calidad y alterna bien entre las explosiones y las hostias como panes, lo que da a la película un aire más realista si cabe teniendo en cuenta que es una película de principios de los 90 rodada con 20 años de retraso. Los diálogos homenajean a clásicos como Terminator, La jungla de cristal o Rocky (de hecho son tres de las grandes bazas de la película) y hay escenas que llegan a parodiar las carreras de los actores que forman el reparto. Todo está hecho para ser reconocible, para sacar una sonrisa, para despertar el gusanillo de batalla épica de película de acción de las de antes... y coño, se consigue a base de bien. La violencia desmedida, la escandalosa sangre, las frases lapidarias, los malos con carisma... joder, cómo echo de menos esas películas...

Es difícil hablar del reparto en términos de interpretación. Aquí Stallone es Rambo con el cerebro incrustado de Rocky, Schwarzenegger es una parodia de sí mismo y de su carrera como actor cómico y de acción, Bruce Willis es el único que mantiene la compostura debido a que es el que mejor ha soportado el paso de los años entre los tres, Chuck Norris se ríe de sí mismo hasta decir basta (su personaje es una auténtica maravilla), Van Damme es un villano de puta madre que sigue dando patadas giratorias a una edad ya complicadilla, Lundgren es el tipo duro al que le suda el nardo cortarse un brazo si consigue lo que quiere, Statham muestra sus aptitudes para las artes marciales sin dejar de ser el chófer de Transporter... y luego están Jet Li, que en esta ocasión no aparece mucho pero sigue cayendo más simpático en Los mercenarios que en el resto de su carrera, Randy Couture, que se caricaturiza a sí mismo a base de burlas y mamporros a gogó y Terry Crews, ese armario ropero con tintes cómicos y unos brazos que parecen helipuertos. El reparto lo cierra Yu Nan, que pese a ser un personaje importancia, queda camuflada entre tanto carisma.

Resumiendo: Los mercenarios 2 es igual de buena que la primera. O igual de mala, que dirá más de uno. No es cine propiamente dicho, es cierto: es un puto homenaje al cine de acción de finales de los 80 y principios de los 90 y un regalo al público que lo disfrutaba. Es el puto All Star de la testosterona. Una puta pasada. Un producto redondo.