Sabía que me iba a gustar, o al menos divertir, y así ha sido. Hacía tiempo que una película no me entretenía tanto y no me mantenía tan pegado al sofá. En parte me recordó a -la genial- 'El diablo sobre ruedas' (1971) de Spielberg, tanto por la intriga a la que se nos somete en la primera mitad como a la ambientación en este árido desierto del suroeste de los Estados Unidos como telón de fondo. Una road movie con mucho suspense y misterio al principio, que luego se va tornando en acción sin fin con una historia que por momentos pone los pelos de punta (¡hijos de perra!). Una trama que no flojea en ningún momento, un Kurt Russell en estado de gracia y unos secundarios de lujo ponen el resto. No es una película perfecta, pero todos esos ingredientes descritos anteriormente hacen de este filme una apuesta segura para pasar una tarde entretenida de palomitas y Coca-Cola.