De esas historias que se sostienen en una trama pequeñísima que como mucho daba para un cortometraje y que la alargan a más no poder, quedando algo muy aburrido, monótono y fastidioso. Encima seguir a Ivy y Ellie se vuelve insoportable ya que ambas son personajes horribles que solo provocan rechazo, y el duelo entre ambas es insulso, o por culpa de las actrices que son lo único bueno de la propuesta, sino porque sus personajes son insostenibles. Y esas escenas del jarrón, de las flores, las cajas, resulta pudridor.
Es ese tipo de película que prefiere regodearse en la estética, las sensaciones, contar una historia de forma sensorial, que hacerlo de la manera tradicional, creyendo que es algo vanguardista o elevado, cuando no, ya casi se podría decir que ya es un subgénero esta forma de narrar, y casi siempre esconden un desarrollo mediocre.
Lo que se contaba con otro director hubiera podido ser un interesante thriller psicológico.