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El ilusionistaAnimación

Animación. Drama Cuenta la historia de un viejo mago que trata de no defraudar a una niña convencida de que sus trucos de magia son reales. Segunda película del director de "Bienvenidos a Belleville", basada en un guión de Jacques Tati que nunca fue producido. (FILMAFFINITY)
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
29 de julio de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
L'illusionniste es el segundo largometraje del animador, guionista y director Sylvain Chomet tras Les triplettes de Bellevilley del 2003 y el corto con el que debutó titulado La vieille dame et les pigeons de 1997. La elección de la animación como motor expresivo está acompañada de una marcada estética muy alejada de las películas de animación, la gran mayoría digitales, que inundan las salas de cine. El éxito comercial está algo vetado para Sylvain Chomet, se aleja del tipo de películas de animación con la que la industria alimenta al público infantil y adulto que los acompaña, quizás por la exigencia por parte de Chomet hacia ellos; algo que en la actualidad parece contar con un rechazo.

Es una lastima como películas de este tipo quedan eclipsadas en nuestras carteleras, en su promoción y en su distribución, puede gustar más o puede gustar menos, pero L'illusionniste merece el esfuerzo que exige tanto por adultos como por los más pequeños y pequeñas. El tipo de animación y la elección cromática evocan de forma irremediable a lo añejo, lo artesanal... aunque la película utiliza de forma ocasional y con sentido, un poco de animación tridimensional. Lo mejor de todo es que la película se apoya en lo visual, apenas hay diálogos y la música, en esta ocasión compuesta por el propio Sylvain Chomet, está utilizada de forma precisa y justificada.

El guión de la película está firmado por Chomet y Jacques Tati, pues su adaptación está trabajada a partir de los pilares de un guión que nunca llegó a ser producido del propio Tati, celebre actor y realizador de obras como Les vacances de M. Hulot de 1953, Mi tío de 1958 o Playtime de 1967. El guión de Tati fue escrito como reconciliación con una hija a la que no llegó a conocer. Sylvain Chomet consigue atrapar la esencia de las películas de Tati, tanto en la utilización cromática como en el concepto de inadaptación a un mundo que se mueve en un estado de perpetuo cambio y la mímica como la forma de un humor visual y melancólico. L'illusionniste es una película que homenajea al cine, a una época pasada, pero sobre todo las relaciones humanas; una de esas historias agridulces que en sus 76 minutos de duración condensa mucho más de lo que parece.
Orlok
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20 de setiembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué cautivador personaje se ha dejado para la posteridad en esta bella animación! Cuando la sociedad muestra que ya no está para magia, y que prefiere la borrachera de pasar los días en la espera de la muerte, pasa por nuestras calles la imagen de un viejo mago que guarda el mundo en el movimiento de sus manos. Así, logra conocer a una niña que le animará a sobrellevar las dificultades de sus jornadas. Por un lado del camino pasan el payaso suicida y el ventrilocuo que se confunde con su propio muñeco, en una muestra más de la triste soledad en la que se mueven los últimos artistas. Es un noble relato de reivindicación, desde todos los puntos de vista, hasta en cada trazo que trasciende el escenario. Lo único que echo en falta es que no hubiera una trama mucho más elaborada y que, como es habitual en el cine francés, su plano de realización esté ligado a las sugerencias y no tanto al despliegue de sus propias insinuaciones.
Valetamayo
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26 de agosto de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sylvain Chomet y Tati expresan en esta pequeña ilusión la dificultad de encontrar un lugar para la magia en las sociedades modernas en las que toda ilusión se ha perdido y en las que parece que todo tiene que ser cada vez más asombroso y, al mismo tiempo, cómo hacer ese hueco a la magia en nuestro corazón cuando crecemos. La clave puede encontrarse en un pequeño y gruñón conejo: nadie dijo que nos lo tuviésemos que comer, simplemente debemos dejarlo en libertad y seguir creyendo. Una joya que sólo aquellos dispuestos a creer en la magia podrán paladear pues, pese al final, Chomet y Tati nos hacen creer en la magia.
Den Lille Havfrue
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24 de abril de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El Ilusionista” narra la historia de un viejo artista (Tatischeff) que viaja de ciudad en ciudad intentando ganarse la vida con un vetusto espectáculo de magia. Es el vivo recuerdo de una serie de personajes extraordinarios (magos, malabaristas y ventrílocuos) que el tiempo y la modernización de la sociedad han condenado al olvido y a la miseria. El mundo ha cambiado y solo los borrachos, los nostálgicos y los ingenuos parecen mostrar algo de interés. Tras una actuación en Escocia, el mago empezará a ser acompañado por una joven muchacha (Alice) que, fascinada por los trucos de este, empezará a creer inocentemente que la magia puede hacer realidad todos sus deseos.

Entre Tatischeff y Alice se creará una relación paternofilial que, aunque deseada, terminará siendo perjudicial para ambos. Podemos ver como en varios momentos de la película, el mago mira con tristeza una vieja foto en la que – suponemos- está retratada su hija pequeña. Tatischeff se recrimina el no poder estar junto a su vástago y Alice se convierte en una especie de vía de escape para su culpabilidad. Pero no solo eso, sino que además, tras mucho tiempo, volverá a experimentar la satisfacción de poder fascinar a alguien con sus trucos de magia. De esta manera, Alice vivirá así en un irreal mundo color de rosa que no es sino una ilusión. Mas la magia se romperá. El poderoso final de “El Ilusionista” significará el fin de la infancia de Alice y la resignación de Tatischeff que, a pesar de sus anhelos, deberá aceptar su realidad tal y como es.

Pero lo que no es ni magia ni ilusión, es el hecho de que “El Ilusionista” es uno de los más extraordinarios homenajes que se han rendido nunca a una figura del cine. Su historia se remonta a finales de los años cincuenta cuando nació de la mente de uno de los más célebres cómicos del séptimo arte: Jacques Tati. Un inoportuno accidente hizo imposible la grabación del guión y no fue hasta cinco décadas más tarde cuando pudo hacerse realidad gracias a la inspiración de uno de los más fervorosos seguidores del actor y director galo. El lápiz de Chomet fue capaz de traer de vuelta a Tati a la gran pantalla y con él al torpe Señor Hulot. La forma, los gestos y las maneras de este personaje fueron literalmente calcados – así lo ha asegurado el propio Chomet en varias entrevistas- para que el mago Tatischeff fuera lo más parecido posible a su alter ego de carne y hueso.

Con “El Ilusionista” – como ya ocurriera con su antecesora “Las trillizas de Belleville” y muy a semejanza de “Las vacaciones del Señor Hulot” (Jacques Tati, 1953)- se vuelve a apostar por una obra carente de diálogos, en donde la gestualidad y los sonidos ambientales se bastan para transmitir todo tipo de sensaciones al espectador. Junto a ello, un pausado acompañamiento musical y unos bellísimos y cálidos escenarios dan como resultado un delicado conjunto que se aleja del histrionismo que caracterizaba a “Belleville” y que – a cambio- da lugar a una sosegada historia suavemente arropada por la melancolía.

Triste y emotiva, Sylvain Chomet consigue con “El Ilusionista” una obra rebosante de talento y excelencia. No creo que sea justo compararla con su también sobresaliente antecesora, pues ambas son obras que no tienen nada que ver la una con la otra, ni en sus formas, ni en el planteamiento de las historias.

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hthorpintado
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15 de mayo de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película entrañable, recogida sobre sí misma e intimista que sabe apoyarse en un dibujo animado muy sugerente que es capaz de evocar ensoñaciones y despertar el entendimiento.
Posee gran capacidad descriptiva, un enorme valor simbólico y acredita una excelente capacidad para ajustar su ritmo a la cadencia de las emociones.
Y la banda sonora redondea el contexto ambiental de un argumento que destaca por su sutileza y templanza.
Excelente trabajo interdisciplinar a cargo de S. Chornet.
ABSENTA
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