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El último rey de Escocia

Drama En el año 1970, por caprichos del destino, el joven médico escocés Dr. Nicholas Garrigan (James McAvoy) acaba ejerciendo su profesión en Uganda, un país del que no sabía nada, y allí se ve irreversiblemente unido a un temible personaje: Idi Amin (Forest Whitaker), el reciente nombrado presidente del país africano que comienza a gobernar de forma cruel y sanguinaria. Garrigan comienza a ser el médico personal de un dictador del que se ... [+]
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Críticas 126
Críticas ordenadas por utilidad
23 de febrero de 2007
22 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta interesante el planteamiento narrativo de “El último rey de Escocia”: convertir el supuesto viaje de placer y escape de una acomodada vida para un joven doctor, Nicholas Garrigan, en una auténtica pesadilla de la que no es consciente hasta que es despertado.

Abducido y seducido por el lujo, el poder y el placer, el que fue fauno en “Las crónicas de Narnia: el león, la bruja y el armario”, se ha depilado la entrepierna para convertirse en ‘hijo adoptivo’ del mismísimo presidente de Uganda desde 1971 hasta 1979, Idi Amin, interpretado por un enorme Forest Whitaker que espera que se pronuncie su nombre en la próxima entrega de los Oscars.
Al espectador, como a Garrigan, Kevin Macdonald le da pocas pistas sobre la verdadera identidad de un genocida, de un padre que es capaz de devorar a sus propios hijos si así lo considera oportuno. Que en realidad es el fiero león y la bruja del cuento.
Esa cámara inestable que lo retrataba ya desde un principio esconde a un ser paranoico e impredecible… ¡Pero qué gusto da ser la puta del rey y vivir encerrado en un armario! Y no saber que fuera de todas esas comodidades y realidad artificial la ‘agradable’ persona a la que aprecias es mala, mala, mala, mala y ¡requetemala!

Aunque todos los sueños tienen un final y el de Garrigan es pasar lo piedra de la cruda realidad, de eso que le ha sido escondido y no ha querido ver. Y es entonces cuando ese punto de vista en la narración se desmiembra en una lluvia de efectismo y gore. Ese handicap es su mejor acierto. Como lo es la hipocresía y egoísmo de sus personajes.

Aunque antes de escupir el panfleto sobre la vida y milagros de Idi Amin, Macdonald nos brinda una metáfora final y moraleja: la de un continente que se sacrifica por mantener nuestro bienestar.



» Homenaje a Tomine:

- ¿Necesitas que te vende la mano, negro grandote, macho africano... y Jefe de Estado?
- ¡Claro!, un chapero consorte que ejerza de médico de familia y me saque los gases me vendrá bien.
- ¿¡Cómo!? ¡Me has ofendido! Yo vine a Uganda a salvar el mundo…
- Lo siento. ¿Aceptarás vivir en un mundo de ‘ensueño’ como prueba de mi amor?
- Snif... de acuerdo...
- Estupendo. Y ahora... ¡A cuatro patas! Tranquilo, hijo mío, si escuchas ‘disparos’ ya sabías que no deberías haber mezclado las aspirinas con la cerveza.
Maldito Bastardo
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21 de marzo de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La bola del mundo gira a toda velocidad con una inclinación de 23,5º. Esta inclinación hace que percibamos las cosas de una manera no tan real. Así, todo lo situado en el hemisferio superior, lo vemos más grande. El dedo para en Uganda tras un primer intento frustrado; y en Uganda (será por cosas de la inclinación), las cosas que pasaron, pasan y pasarán, son de relativa importancia. Igual que su tamaño.
“La violencia despierta más violencia”, no sé si fue Gandhi quien lo dijo pero en África es el pan de cada día (porque el otro pan, el que se come… escasea).
El último rey de Escocia es una cinta dura, como casi todas las cintas que se atreven a decir la verdad. Esta rodada con entereza y con un gran control actoral. Los dos actores principales están perfectos en sus andanzas. Los secundarios no se quedan detrás. Creo que hay un gran trabajo de actores y un gran mimo en la historia en no caer en maniqueísmos e imposturas.
James McAvoy se deja llevar como, miss Daisy, por un gran chófer llamado Forest Whitaker, sin preguntarse, hasta que es demasiado tarde, dónde le están llevando. Y… ¿Cuántos no nos hemos puesto una venda en los ojos en determinados momentos?
Chagolate con churros
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6 de agosto de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La auténtica tragedia de la película de Kevin Macdonald no es asistir al festival de horrores del deleznable Idi Amin, magistralmente encarnado por Forest Whitaker, merecido ganador del Oscar (tal y como se dijo hasta la saciedad). Lo peor es caer en la cuenta de que todas las dictaduras del mundo, detestables e intolerables sean de derechas o de izquierdas, se sustentan en personas como Nicholas Garrigan, el protagonista de esta historia. Personas que se ven cegadas por el carisma del dictador y, porqué no decirlo, también por la comodidad y los lujos de la vida que se les ofrece a cambio de su silencio y su complicidad, aunque sea más o menos inconsciente, como la de Garrigan.
La película, como tal, es muy correcta, pero no consigue grabarse a fuego en tu memoria. Éso no significa que sea mala, más bien al contrario (no por casualñidad le pongo un 8). Pero no es de esas historias que deseas ver una y otra vez. Sin embargo, lo que sí permanece en la memoria es la magnífica interpretación de James McAvoy, que ya es oficialmente uno de los mejores actores del momento. simplemente memorable.

Lo mejor: McAvoy, Whitaker y Gillian Anderson, aunque sale muy poco.
Lo peor: No es una obra maestra
Sibila de Delfos
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31 de marzo de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno se sienta a ver una película que trata sobre África, piensa que ya ha visto todo lo imaginable sobre este continente tan castigado. Sin embargo sentarse a ver “El Último Rey de Escocia” es descubrir que ha habido personajes en la negra historia del siglo XX, que han estado a la altura de los mayores genocidas, este es un buen retrato de uno de ellos, Idi Amin, presidente de Uganda entre 1971 y 1979.

La película nos coloca en la piel de un médico escocés en prácticas que decide irse a África a ayudar en una misión y que por azar, termina trabajando para el presidente africano. Lo que empieza con un tono esperanzador y optimista, poco a poco va girando y convirtiéndose en un entorno violento y opresivo.

Forest Whitaker interpreta a la perfección la compleja personalidad de un dictador paranoico, que tan pronto hacía de showman para los periodistas y de simpático anfitrión para su médico escocés, como mandaba a asesinar a 300.000 ugandeses. Este retrato le valió a Forest Whitaker una estatuilla en los premios Oscar, a mi entender muy merecida, aunque viendo el resultado en conjunto del largometraje, otras categorías dentro del film, tambiém merecieron algo más de reconocimiento.

Tanto la ambientación como la fotografía, es magnífica, recoge a la perfección una época y un lugar, desde la misión en la que empieza la andadura del médico, las mansiones de Amin, hasta las calles de la capital de Uganga. El vestuario, los vehículos, las excentricidades del dictador, todo está fielmente recogido.

A mi entender, lo más interesante del film, es como refleja, ese perfil populista y contradictorio del protagonista, como era capaz por un lado de convencer a su pueblo de sus mentiras, incluso a sus asesores más cercanos, y al mismo tiempo estar violando los derechos humanos con la otra mano. Simplemente brutal.

Una gran película, que usa la anécdota de que el presidente estuvo en un batallón de soldados escoceses, y así crear esa empatía con un médico escocés al que convierte en su asesor personal, para acabar autodenominándose como “El Último Rey de Escocia”. Sin duda, hay que verla. Un buen guión, buenas interpretaciones y buen conjunto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eduardo Marante
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25 de octubre de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque es cierto que Forest Whitaker realiza una buena interpretación, personalmente no la veo para ganar un Oscar. No existe un término medio en su personalidad de Idi Amin que nos permita asistir a la transformación de un político con aparentes buenas intenciones en un dictador brutal. Eso lo eché de menos, así como que James McAvoy tampoco me convenció demasiado.
No obstante, "El último rey de Escocia" ofrece alguna cosa interesante, como la recuperación de la desaparecida Gillian Anderson o una escena final impactante que contribuye a aumentar la tensión de la trama. Sin embargo, no estamos ante un thriller de intriga absorbente como quisieron vender comercialmente la película.
Luis Miguel
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