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Escrito sobre el viento

Drama Kile Hadley, un magnate del petróleo, y Mitch Wayne, su mejor amigo y empleado, se enamoran de la misma mujer: la secretaria Lucy Moore. Kile, que es un alcohólico irresponsable, se casa con ella, aunque Mitch está convencido de que con esta boda Lucy comete un gran error. Al cabo de un año, contra todo pronóstico, Kyle parece un hombre nuevo: ha dejado de beber y presta más atención a sus negocios. (FILMAFFINITY)
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
23 de setiembre de 2017
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico como quien dice del que descubro que es de los grandes del melodrama, Douglas Sirk, y además con Rock Hudson. Pues vamos a verla.

La historia es tal que así: una buena chica se enamora del chico malo mientras el chico bueno se queda mirando. Este cliché del «chico malo» es ante lo que más deberíamos rebelarnos las mujeres; y ante ese mito del «va a cambiar» o «puedo hacer que cambie», también. Mentira todo. No niego la capacidad de rectificación de las personas bajo determinadas circunstancias pero ese cambio tiene que venir de uno mismo, tiene que ser una decisión seria que se desarrolle en el tiempo, no en veinticuatro horas como le ocurre a Kyle. Tampoco se puede negar que esto del «cambio» es una fantasía de la mujer altamente recurrida, extendida y complicada que, al menos, habría que saber interpretar y plasmar para que no resulte bien horrible, o bien estúpido y poco creíble, tal y como ocurre en «Escrito sobre el viento».

Porque no es probable que si tú conoces a Rock Hudson en plan hombre perfecto que te quiere con locura... vayas tú y te fijes en su amigo, que es más feo, más problemático, más peligroso y más idiota y que te está diciendo abiertamente que es un fracaso. En serio que yo no daba crédito a lo que estaba viendo: ¿es que nos gusta ser infelices? Si ya de por sí este planteamiento hay que cogerlo con alfileres, peor es que el enamoramiento de la protagonista Lucy sea en un par de horas en las que el «chico malo» la ha tratado como a una furcia llevándola a su picadero y comprándola con regalos caros. Lo más romántico del mundo, por supuesto. Y todo esto con Rock Hudson, es decir, Mitch al lado con cara de estar preguntándose a sí mismo «pero cómo narices me pasa esto a mí».

Sin embargo, no es lo único increíble en esta película. Ahí está si no la frívola hermana de Kyle, Marylee. Dorothy Malone se llevó el Oscar, aunque a mí este estilo interpretativo lo encuentro algo histriónico y no me va mucho. El caso es que Marylee está perdidamente enamorada de un hombre que la rachaza, así que lo que hace para conquistarlo y atraerlo hacia ella es «divertirse» con todos los hombres que pilla y restregárselo por las narices, sin ningún pudor. Marylee, querida, esa técnica me parece a mí que no te va a funcionar...

Así están las cosas, junto con intrigas, celos, envidias, maltratos y tragedias dignas de todo culebrón, sin que en ningún momento la credibilidad se recupere, sino todo lo contrario. Lecturas sobre la decadencia de una clase social y tal, pues totalmente secundario: porque en todas partes hay borrachos, crímenes, frescas, hijos malcriados y amores no correspondidos. Pretender endosarle estos males a una única clase y además presentarlos como causas de su decadencia es sobradamente ridículo.

Nada creíble. El remate, al final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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5 de abril de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guardaba un gran recuerdo de este film del gran Douglas Sirk, pero visto hoy (2014) reconozco sus valores en todos los aspectos como ya relatan otros usuarios en sus críticas, pero he podido comprobar, según mi criterio, que el paso del tiempo hace ver algunas de estas películas con cierto sabor a irreal, tal vez sea porque el guión, en aquella época se trazaba de otra manera, menos realista diría yo, aunque hay que saber separar los contextos de las épocas que son distintos, y hace desear que las situaciones fueran más creíbles actualmente.
Por otra parte he detectado en el DVD comercializado, varias secuencias con cambios en el doblaje, muy bien hechos por cierto, como siempre en Barcelona, y que corresponden a los cortes de la lamentable censura franquista que hace sentir el ridículo en la postura de entonces de dicha censura, y que queda como un mal recuerdo de una época vivida por los que vimos estas producciones en sus estrenos en España sin enterarnos muchas veces de estos cortes absurdos.
Jose Antonio ZG
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6 de abril de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los cincuenta, Douglas Sirk, Technicolor, Rock Hudson, Lauren Bacall, Robert Stack, Dorothy Malone, una adaptación literaria que pinta interesante... Y no obstante algo falla.
Me temo que se debe a que entra en la categoría de las películas que envejecen sólo aceptablemente, y a que tengo ya tan mascado y trillado el dichoso sueño americano de hace varias décadas que si encima me lo ofrecen con un melodrama de ricachos alcohólicos repelentes (ya me ha quedado más que claro que en EEUU lo que debe de salir del grifo es whisky, seguro que es más barato que el agua) cuyos problemas psicológicos, la verdad sea dicha, me importan un bledo, entonces lo único a lo que me agarro es a las actuaciones, a la calidad de algunos diálogos (Bacall ahí a veces destaca) y a la belleza clásica de la fotografía de esa época.
Hay detalles que son los que anclan la película irremediablemente a su tiempo, y aunque eso es inevitable, lo malo es cuando lastran más de lo que resultan positivos. Quizá lo único positivo que tienen es que aprendemos ciertas cosas de aquellas generaciones pasadas. Por ejemplo, que una mujer hecha y derecha no podía echar una cana al aire cuando quisiera, que toda la comunidad se autoproclamaba la protectora de su virtud y hasta la policía hacía de carabina, como si la señora no fuese ya mayor de edad. Vamos, que no le bastaba con el padre guardián ni con los hermanos que se daban de tortas con los moscones. Así no es de extrañar que alguna estuviese más salida que los palos de un churrero. En el otro extremo estaba la mujer superdecente, extremo que encarna Bacall. Tanto que da grima el tópico del que es abanderada, "chica buena se pirra por chico tarambana y se cree capaz de reformarlo."
También es muy ilustrativo el comentario sobre que las mujeres no podían declarar contra sus maridos en los juicios. Sé que hoy día por ejemplo en España la esposa está en su derecho de no declarar contra su esposo (e imagino que al marido le asiste el mismo derecho), pero en la película se cita claramente que en aquellos años no es que tuviera la opción de hacerlo, es que no la tenía. No podía echarle mierda encima ni aunque el tío se lo mereciera. Lo que ya no sé es si la misma prohibición regía en la otra dirección. Lo cual dudo porque ya conocemos el doble rasero moral machista de nuestra avanzada civilización.
Ahí tenemos el país de la libertad. En los cincuenta no es que hubiera una libertad cojonuda para las mujeres.
Al mismo tiempo, todo eso es lo que añade un poco de polvo que cubre los saturados colores. No tendrá mejores cosas que hacer la policía que ejercer de niñera de una señorona de más de treinta tacos con los cascos ligeros porque el gachón que le hace tilín desde siempre no le hace maldito caso. Pero claro, es que el viejo magnate Hadley está tan podrido de pasta que tiene a una legión de aspirantes a chuchos lamiéndole el culo, incluida la poli de la ciudad. Si hasta creo que tiene su propia poli.
Y mira tú qué pena me da el hijo del viejo, el chuloplaya forrado, cuando se derrumba como un chiquillo caprichoso y llorica porque su virilidad queda en entredicho al creerse que no puede engendrar hijos. O ser machote a toda costa o morir. Si no tenías un churumbel que heredara todo lo tuyo y a quien amargaras la existencia como tu padre te la amargó a ti y tu abuelo a tu padre y así sucesivamente, mejor que te arrojaras por el viaducto.
Aunque siendo estadounidense se estilaba suicidarse bebiendo, claro.
Si es que la vida era un asco cuando no te decidías entre irte en el avión privado a emborracharte a Las Vegas o llevarte a tu futura conquista a tomar el sol a Florida.
No, tonto del culo, el río de tu infancia hace mucho que se quedó atrás, y no creciste porque no te dio la gana.
El sueño americano era muy duro si estabas forrado, ya te digo.
Y si eras pobre ya ni te cuento.
Vivoleyendo
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28 de enero de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco ya que comentar --o añadir-- sobre esta obra mayor de la Hª del Cine.

Memorable melodrama, con tremendas interpretaciones, sobre el amor y el desamor, la lealtad, las diferencias sociales, las relaciones familiares, la insatisfacción sentimental y vital, los complejos y las frustraciones; y, especialmente, sobre los sueños rotos y la soledad.

E impresionante el color y la iluminación, sobre todo en espacios fílmicos interiores, con tonos dorados y azules, que definen, difuminan o ensombrecen a los personajes; como en la mayoría de las demás películas de los años 50 del gran Douglas Sirk.

Para disfrutar, admirar y aprender.
Luis Ángel Lobato
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25 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Hadley, ricos, poderosos, seductores, dados a todas las pasiones cuantas la vida les pone a los pies porque pueden y quieren, llenos de juventud y sueños, aunque el tiempo poco a poco vaya erosionando todo cuanto sueñan al no poder ser conseguido con todo el dinero de su familia...mayor desgracia e impotencia para ambos.

Para Kyle ( Robert Stack) , la ceguera, la falta de visión en cuanto a cómo consigue todo aquello que anhela, ya sea negocios, alcohol, vida social, esposa, etc: por su dinero.

Para Marylee (Dorothy Malone) el orgullo, el no querer aceptar cómo su amigo de toda la vida, y el de Kyle, su hermano, Mitch Wayne (Rock Hudson), no la ama como ella quiere que lo haga.

La manzana más sana de la película es la de Mitch, interpretado para gloria de Rock Hudson con una gran sensibilidad.
Personaje de alto perfil, muy diferente a los del resto de la filmografía de Rock Hudson de los años 50, su heroísmo va con él, se nace, no se hace, y lo hacen emerger el comportamiento degradante y miserable de los hermanos ricachones, Kyle y Marylee con su comportamiento ruin, alcoholizados y ciegos de arrogancia.

El padre de ambos, el señor Jasper Hadley (Robert Keith) será el testigo que verá como sus hijos son unos perdidos llenos de dinero, sin escrúpulos, capaces de todo por lo que quieren de manera poco ética, sobre todo Marylee.
Dorothy Malone, ganadora del Óscar a la mejor actriz de reparto por esta película, comparte toda la decadencia de una sociedad ya casi en declive de América que dejaba más sitio a las clases media en cuanto a popularidad y victorias.

Los escandalosos hermanos contarán con la presencia de Lauren Bacall, casualmente muy débil en esta película, quien aceptaría tal papel para no encasillarse, para otorgar a su interpretación algo más de vulnerabilidad femenina aunque sin perder su mirada de mantis, será la esposa del hermano.

Y es que todos palidecen frente a un Rock Hudson que encarna las cualidades del honor, de la valentía, de la verdad y la humildad, siendo el cuidador de los dos hermanos y enamorado de una Lauren Bacall poco cómoda en mi opinión.

"Escrito sobre el viento" es un gran peliculón, de esos que no puedes parar de ver en una tarde solitaria, lleno de más realidad de la que quisiéramos aceptar.

El dinero y cómo son sus afortunados o desgraciados poseedores, y cómo son el resto.

El género humano, expuesto, en todo su esplendor.
barbara12
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