Monsters

Todo Monsters puede resumirse desde lo que acontece en sus periferias, hasta el mensaje final, que lejos de los trasfondos apocalípticos que estamos habituados a ver de pronto encuentra una luz de esperanza. Luz, por cierto, que jamás tuvo otro tinte, tan solo el tinte engañoso y fatalista que este bendito género nos condenó a presenciar.

Lejos de La guerra de los mundos y más cercana al Distrito 9, aunque conceptualmente más básica, Monsters vive de sus contextos realistas, cuasi mundanos. Aprovecha el factor paranoico nacionalista para, literalmente, darlo vuelta, como si lo despreciara. Pero su razón de ser acaba demasiado rápido, como si de ese contexto no pudiera extraer mucho más que un montón de imágenes cual cámara fotográfica hipnotizada ante tanto paisaje. Entonces puede resultar tediosa y repetitiva, puesto que su belleza es instantánea y efímera; toma y explota todo lo concerniente a las artes plásticas pero desaprovecha al aspecto narrativo, o bien sencillamente no le interesa.

Como ópera prima es curiosa, y hasta se podría decir que a Edwards habría que darle más chances. Aunque se resiente en aspectos en los que el cine no puede dormirse.

Vale que como fotógrafo eres un puto crack, de eso no hay duda. Basta echar un vistazo al acabado visual de esta modesta aunque pretenciosa en grado sumo Monsters. El fondo, la idea original, la intencion -que la llaman- subyacente en la película es muy interesante, de acuerdo, pero de nuevo nuestro amigo Gareth, no sabemos si por falta de medios o por prepotencia suya (apostemos por lo primero, para no pensar mal del pobre hombre) se las da también de guionista, resultando lo que surge de su prosa bastante mundano, bastante poca cosa, bastante soso para lo que, en realidad, pretende: ser un fresco de relaciones humanas, dibujar un amor nacido en la adversidad, arrojar dudas en torno a la condición del hombre y una crítica no demasiado camuflada a su maldad y peligrosidad presupuestas (ya lo decía Hobbes), y, en fin, dotar de un lirismo y un peso a la trama que en ningún momento llega, por mucho que los silencios, los planos alargados y la ya mentada fotografía del todoterreno Edwards sugieran lo contrario. Poco más que decir. Curiosa, aunque fallida. Y sí, he pillado el bucle final y no, no he visto la cinta engañado por el trailer con el pensamiento de que sería otra más de monstruitos. No vean trailers, se ahorrarán tontos disgustos.

Que le pasa a la gente? Acabo de pasarme una hora leyendo criticas con 9's y 10's de películas de las que su único mérito es haber costado miles de millones de dolares y son verdaderas basuras. Hemos perdido el gusto por la correcta sencillez? Estoy seguro de que si esta película tuviera 50 años sería una obra icónica del cine de ciencia ficción. No he visto nada malo, ni siquiera pasable. Todo en este film es de correcto para arriba, incluso bueno diría yo. Y ahí está, con un vergonzoso 5.
Señores, vean esta película olvidándose de su nada acertado título.

Quizá lo que menos me haya gustado de esta película sea su lentísimo ritmo, que me ha hecho sentir que después de hora y media de película no había cambiado nada (más sobre esto en el spoiler).

La acción de la película se desarrolla en la tierra, años después de que comenzara la infección de las criaturas extraterrestres. No obstante parece que nadie se ha dado cuenta de ello, de hecho es sorprendente que teniendo tan cerca una amenaza tan poderosa tanto los protagonistas como los demás personajes que aparecen en la película no tienen ni la menor idea sobre sus "vecinos" y tampoco les preocupa lo más mínimo. Al margen del desconocimiento de los extraterrestres, también es curioso cómo no dejas de encontrarte hombrecillos que no dudan en enfrentarse a criaturas del tamaño de un edificio con armas de mano; en esos momentos sólo les falta girarse a la cámara para decir algo así como: "es que como somos extras ya sabemos que vamos a morir".

Y en este clímax de imprudencias y falta de apego a la vida destacan con luz propia los protagonistas; estamos hablando de una invasión alienígena que los ejércitos humanos no logran controlar, y aún así nos encontramos a la hija de un pez gordo de las telecomunicaciones de vacaciones justo al lado del campo de batalla... Raro, ¿no? Pues no contentos con esto cuando decide que no era mala idea volver a la "seguridad" de los Estados Unidos parece buscar la vía más complicada para hacerlo. De acuerdo que si volviera en avión no habría película, pero por lo menos podrían verse forzados a elegir ese camino de penurias y riesgo, porque que se metan tan alegremente en la boca del lobo resulta demasiado incoherente para que luego te los tomes en serio. Otra cosa que también es digna de estudio es el plano afectivo de los protagonistas, son personajes sacados de la típica novela romántica que se saben tan bien el papel arquetípico, que aunque nada los empuja a ello están avocados a alcanzar el final de cuento de hadas.

Por último y con respecto a los monstruos, puede pasarse que sean mediocres y oscuros, porque posiblemente hacer unos monstruos que dieran más el pego estaría fuera del presupuesto, pero por lo menos podría pedirse cierta “personalidad”; el resultado son unos pulpos alienígenas que vagan entre las sombras sin ningún otra motivación que aparecer cuando lo exige el guión para interpretar en cada momento el papel que se les pida: ya sea el de depredador omnipotente y sanguinario o por el contrario un inofensivo “herbívoro” que se limita a “pasar por allí”.

La sci-fi cinematográfica o literaria ha sido empleada tradicionalmente para recados políticos (macartismo, ecologismo... 'The Day the Earth Stood Still', 'Naves misteriosas'…). Y en 'Monsters' hay fronteras, muros, contaminaciones, “keep out!”,” beware of dog”, etc.

Me “apetece” –aprovechando ahora que el turismo internacional anda desatado por El Cairo– cierta responsabilidad ética del cineasta a la hora de no usar tangencialmente recursos sobre nuestra particular desigualdad “alienígena” (deuda de países periféricos, presión para la apertura de mercados, etc.), sus efectos en la grey ciudadana de tercera y el parcelamiento del planeta en virtud de cleptocracias avaladas por los salones de té primermundistas.

Y es que 'Monsters' no incorpora una visión crítica, no insiste en el eufemismo geopolítico de pandemia inmigracional y cambios climáticos. Únicamente se lo echa por encima como chal o atrezzo. La ubicación en Centroamérica obedece a motivos prosaicos, no a poética de corazón y tinieblas. Traduciendo: podría haber sido una parábola política. Pero no quiere, o no sabe, o no puede.

Una vez aceptado que por ahí no acaban de ir los tiros, encontramos una languidez “formal” ('Code 46' y demás) improcedente en la factura o clima (el tiempo muerto no es positivo “per se”, exige un sentido ético o estético) y un romance perfilado con demoras narrativas que pretenden una naturalidad que ni llega, ni sirve a la reflexión, el desarrollo dramático de caracteres, su ficción o su relación. Pero es un problema de escritura de guion o ejecución, no de intención. La intención de cefalópodo cósmico y de fronteras y culpabilidades tecnocráticas del desastre… apuntan maneras. A priori.

Y es que esto de las “intenciones” me indica la existencia mayoritaria, grosso modo, de cineastas recipiendarios del estilo canónico-hollywoodiense o la opción “aparentemente” contraria, aquellos con síndrome Winterbottom de cámara al hombro e ínfulas de mini-pro. Ambas soluciones parecen igualmente uniformizantes. Al menos, planteadas como principios apriorísticos. Pareciera que la independencia surge (y por “surge” quiero decir que ahí la detectan los demás) del digital y el primer plano, no el digital de una autonomía de fondo o temática. Lo observo en películas como 'Distrito 9' donde, bajo la pretensión de transgresión y originalidad de la sinopsis o el cartelón publicitario, se da homenaje indie a las taras del cine comercial más reiterativo. De esa manera percibo también 'Monsters': intenciones con nulo trabajo de base más allá de los aspectos superficiales o programáticos de la idea original.

En fin, corteza terrestre, quedan muchos desechos alienígenas, radiactivos y especulativos del FMI que tragar. Corre Forrest, corre. Ya llegará algún cineasta interesado por algo más que la autocomplacencia pueril.

Crucemos los dedos por que ruede en celuloide.

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“Me pareció muy interesante: un tipo de mundo donde algo muy bizarro, como una criatura gigante, pueda llegar a formar parte del día a día”. Gareth Edwards.

Y forma parte, Gareth. Lo dicen los periódicos.