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Solos en la madrugada

Drama José, periodista y locutor de radio, realiza un programa diario bajo el título 'Solos en la madrugada', que ha conseguido una enorme audiencia nacional. Casado y separado de Elena, José tiene dos hijos, a los que casi no ve. Entonces conoce a Maite, más joven que él, extrovertida y de mentalidad más liberal de lo que él quisiera. El choque emocional de su relación con estas dos mujeres hará cambiar a José, cuya visión pesimista de la ... [+]
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
14 de mayo de 2022
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Comenzando por la perorata radiofónica que suelta Sacristán para decirnos que su programa está dirigido al español medio y todo el rollo de la operación Semana Santa, "Solos en la madrugada" se convierte en un mero título testimonial sobre la legalización del Partido Comunista y las vivencias personales de ese locutor. Nada nuevo bajo el sol, como cualquier otra película nostálgica.
Luis Miguel
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27 de noviembre de 2022
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Vuelta al lirismo peculiar del director Asturiano.
Un gran elenco (José Sacristán, Fiorella Faltoyano, Emma Cohen, y María Casanova) para contar una historia muy personal alrededor de la radio y sus personajes.
Es el cine de la nostalgia para toda una generación, por eso es un director prácticamente olvidado por las nuevas generaciones, que gustan de otro tipo de cine.
No es exactamente que me recuerden una vida que viví, porque no es cierto. No tenía edad para ello, pero sí viví los años posteriores y lo que aquí se narra sí lo recuerdo perfectamente.
No es sentimentalismo, es otra cosa. Una forma peculiar de apreciar el pasado, de recordar lo que fue.
La época que narra es exactamente cuando se legalizó el partido comunista en esta país, semana santa de 1977. Una época clave, absolutamente clave de la historia de esta país.
El personaje principal se ve sometido a las tensiones que provocan dos mujeres a las que quiere. Su mujer, la madre de sus hijos, que ahora sale con otro hombre (todavía no había divorcio), y una nueva chica, más joven, mucho más liberal, más abierta en todos los sentidos, incluido el sexo y las relaciones prematrimoniales.
Y el programa que dirige cada vez va tomando un giro distinto, menos grave, y todo parece que el programa ya no es lo que era. La narración de la vida vulgar y corriente de las gentes normales puede tener su encanto como sustento de una historia, la de amor del protagonista. La vida absolutamente corriente del héroe de la radio, triste, sola y desapacible es el motor de la historia que cuenta. Con una casa sin orden alguno, propenso a la bebida, separado, sin ver a sus dos hijos lo que debería. Una vida como la de tantos y tantos.
Me ha gustado, pero no es de lo mejor de Garci. O por decirlo de otra manera, Garci tiene cosas mejores.
ÁAD
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23 de agosto de 2023
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Un año después de la entrañable película Asignatura Pendiente, también de José Luis Garci, éste repite otra bonita historia, en éste caso haciendo un homenaje a los locutores de radio, con los mismos actores protagonistas, José Sacristán, Fiorella Faltoyano y una gran Enma Cohén. Repite también época, la transición de la dictadura a la democracia en España.
En éste caso José Sacristán tiene su propio programa de radio, “Solos en la madrugada “ , en el cuál hace gala de un humor inteligente, socarrón y sobre todo muy pesimista. Éste se encuentra separado de su mujer (Fiorella Faltoyano) varios años, y tienen 2 hijos, pero parece que él no ha superado la ruptura y sigue enamorado de ella... Por otro lado un día conoce al personaje de Enma Cohen y se queda prendado de su belleza y exotismo, pero parece ser que es una chica demasiado liberal.. Ahí estriba lo complicado de esos tiempos, donde acaba de lograrse la “ libertad “ con la democracia, pero todavía la losa de la dictadura pesa mucho, lo cuál conlleva mucha frustración al no poder adaptarse tan fácilmente a tanto cambio tan acelerado.
En fin, queridos inútiles, cómo diría Sacristán en su programa de radio, me ha parecido una película muy bonita y entrañable, en la línea de Asignatura Pendiente, con unos diálogos muy profundos, que te hacen emocionar cómo sólo sabe hacer Garci, y además está la banda sonora, con una música muy especial, destacando a Ray Peterson, ( Raimundo Pedro, cómo diría el personaje de Sacristán), con su canción Tell Laura I Love Her…
Sonycrockett73
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19 de febrero de 2022
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucha teta y ni una triste polla o un miserable coño, me temo que ni siquiera un culete asoma, qué vergüenza de sábana puritana castradora, tan pudorosa y conservadora, ya puestos, queríamos verlo todo, nos dejaron a medias, qué mierda de libertad es esa de solo cintura para arriba, partida, quedó incompleta la lección de anatomía, que me devuelvan la entrada, los amantes también charlan desnudos cuando se tercia, mientras se tocan incluso sus cosas, ay madre mía, a veces.
Las dos Españas, la de Almodóvar (Pepi, Luci, Bom) y la de Garci, este sermón o montón. La tercera vía, la mejor, qué duda cabe, sería la de Colomo con sus tigres de papel (aquí, en la radiofónica, de hecho, y está fechada un poco después, hay una escena muy parecida a la de Fernando, la del reencuentro amatorio con la ex). Pedro con los años se volvería más pacato, se iría acomodando, se le esfumaría todo el sentido del humor y huiría despavorida la tímida transgresión, suele pasar, a la vejez, con la alforja llena, viruelas, y ahora es ya un santurrón, otro pelma de cuidado, de aúpa, más oficial que el boletín del estado, ese dato, un papa, solo le falta la fumata blanca, todo se andará, a no tardar. José Luis casi lo contrario, aunque en verdad volvió por sus fueros, dejó atrás veleidades oportunistas/aperturistas y se refugió en la/su exquisita nada. Colomo, el más atrabiliario, majo, simpático y chapucero, dando tumbos, entre Pinto y Valdemoro, una de cal y muchas de arena o al revés y viceversa, sin ideológica coartada ni monserga lerda, el más verdaderamente independiente porque tampoco lo pretende y el más valioso o digno por lo tanto, el menos, lógicamente, así funcionan las cosas, laureado o premiado o querido/reconocido/apreciado, lo normal en estos casos artístico pericolosos.
Sacristán es una muy mala persona, a los hechos me remito, además de nunca enterarse de nada, o solo a un tipo o ser muy vil y degradado, qué repelús, qué asco, se le puede ocurrir tirar a la basura una ristra de porras o churros así por las buenas, como si tal cosa, peor que talar un millón de árboles del Amazonas, ay, qué ricos, sin probar ni siquiera un bocado, ni una mijita, pecado de lesa gravedad moral gastronómica y humana espiritual, que dios nunca le perdone, que lo pague con sangre, al potro de tortura, dale garrote, un espanto ese ignominioso gesto, casi que estoy a un tris de cagarme en todos sus muertos, por la boca ya echo espuma y muere el pez, se me salen los ojos de las órbitas y me explota el cerebelo junto al bulbo raquídeo.
Nunca come, solo bebe y fuma, así de bien se conserva ahora a sus casi cien años de poca soledad, de tanta animada compañía, y lo que te rondaré morena, por ahí vamos o andamos, caminito de Jerez. En salmuera.
¿María Casanova la pobre, qué cruz, no repite aquí declaración de amor/papel, muy similar al que perpetró con todo el corazón y su buen hacer en Viva la clase media o el recuerdo me pervierte/confunde y no doy nunca una ni, yo también o tampoco, pie con bola?
Acaba con una perorata o sermón de la montaña que ni el cura más atorrante/sádico se atrevería, qué desgracia de España la nuestra, así no levantaremos jamás del suelo la cabeza.
La película podría titularse más bien Las insólitas confesiones de un clérigo de capital que se nos pierde en un malhadado cruce de caminos, esa encrucijada intrincada o El púlpito, la emocionante, apasionante y oscura historia de un prelado salvaje por el lado bestia de la vida.
En verdad, es la historia de un tipo que odia el presente, no digamos nada de lo que amenaza o viene, el retrato de un reaccionario, lo cual per se no tiene por qué ser, valga el redundar, malo necesariamente, depende de todo, del qué y el cómo, que cuando tiene sexo con alguna andova o jamona, como si fuera una delicada damisela que ha perdido la honra, cree que eso implica algo, significa o equivale a una especie de afectivo o moral contrato, que supone una gran lealtad y un real compromiso, que no solo es un juego placentero de cuerpos o pieles, apenas un contumaz ejercicio gimnástico, un intercambio saleroso de fluidos, chacras o sales minerales, justo lo contrario, que no se da cuenta de que los tiempos han cambiado y ya son otras las reglas del juego, en la superficie por lo menos, y de que está o se ha quedado en permanente e irrisorio fuera de juego, para el arrastre, da mucha pena. Duda, a un clavo ardiendo se agarra a ver si cuela, estira el chicle, se deja caer, da palos de ciego, clama al cielo.
La película no puede ser más artificial y forzada ni más verborreicamente exagerada, tiene el síndrome de Tourette, esa diarrea llena de sílabas, mucha disentería palabrera junta, los silencios están infravalorados cuando son los que en realidad dan sentido a la cháchara, si hay solo de esta, se convierte en una abstrusa e informe masa, infinita y huera, pierde todo su posible sentido o fuerza, se vuelve (más si cabe) cansina y tonta, el monólogo autocomplaciente y vanidoso de un pedante al que la gusta mucho oírse, se corre solo, se masturba compulsivamente como un mono con un diccionario nuevo, venga.
Ese puñetero afán por querer parecer civilizados y estudiados, leídos y entendidos, cultos y sofisticados, nuevos ricos, es ridículo cuando se hace ley, religión, secta, cuando deviene exaltación del propio mundo viciado y endogámico, cuando se quiere dar a entender que uno, a pesar de todo, sabe/vale un huevo, es la hostia, se le salen las pistonudas ocurrencias por las orejas, el magín le echa humo, ese solipsismo poco enmascarado (habla siempre de sí mismo aunque sea en tercera persona) es de mal gusto, causa en el que lo ve anonadado un incómodo apuro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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20 de junio de 2014
18 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es, de primeras, una charla de una hora por la cara. Hala. Un rollo entre Emma Cohen y José Sacristán que no se lo cree nadie ni aún con buena voluntad. Mucha foto de Madrid y mucha musiquita que ya dijo el otro día José Luis Garci en la tele, ante su ex, que ahora no hubiera puesto tanta música a sus películas.

Hay que situarse en la época. Franco, muerto. Incipiente democracia. Cambio de chaqueta a mansalva y el primero este pedante y aburrido de José Sacristán que como sus correligionarios (famosa Concha Velasco) vivieron de puta madre con Franco y luego socialistas de toda la vida. José Sacristán, uno de los actores más sosos que puedas encontrarte, más plomizo que un grifo goteando, con un tono de voz que ni un cura.
No le pega nada la exquisita Emma a su lado. Ya quisiera.

El programa de radio una mierda, para hacerle una espera a salida y pitarlo de malo, que rollo.
Con Pumares, José María García y Frasier Crane este tío no iba a ningún lado. Eso sí, fumar, fumaba.
floïd blue
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