La venganza

Cumple con entretener este thriller con un guion tremendamente fantástico. Aquí encontramos a un asesino que por una venganza una cirujana lo convierte en mujer, bueno en realidad es original esto, lo que carece de sentido es lo rápido el paciente se cura de una operación de transformación de sexo (con todo lo que eso lleva). En medio de todo esto el sicario/a tratara de averiguar y vengarse de quienes cambiaron su vida ¿o no ?. Hay acción con una Michelle Rodriguez que mata sin piedad, también encontramos a Sigourney Weaver en un papel caricaturesco. En fin, es para pasar el rato y ni por asomo intentar razonar el guion.

Adios, Muchachos. Un tío frío. Buen rey, gran rey y un rey nada bueno, más o menos.
Shakespeare, Poe y Mengele se alían fraternal y civilizadamente para sacar de una vez por todas de su prisión machista a la mujer barbuda Michelle Rodíguez operación estética mediante perpetrada por una loca cirujana en sótano ominoso hasta arriba de malhechores sin nombre.
Aberrante estropicio o popurrí psicotrónico que coge el patrón clásico narrativo del asesino/héroe solitario y lo remoza torpe, obscenamente con delirantes alusiones actuales referentes al género, el sexo, la identidad y la madre que nos parió a todos con los pobres perros que solo quieren ser nuestros amigos.
Una mezcla espeluznante del Hanibal de El silencio de los corderos con el cine más cochambroso de la serie z mamporrero asesino vengativa.
Aliñado todo con unas ínfulas o pretensiones dignas de mejor causa que acaban de hundir en la miseria esta pantagruélica chorrada que termina resultando profundamente deprimente hasta como espectáculo esperpéntico que ni siquiera te puedes tomar a broma por mucho que lo intentes o te pongas a ello.
El guion, por llamarlo de alguna manera, es una suma infinita de dislates, incoherencias, enormidades, inverosimilitudes, disparates y horrores metidos a presión en una trama enfermiza, idiota, morbosa, violenta, grotesca y ridícula.
La fachada es limpia y funcional, pero televisiva en el peor sentido, llena de efectismo trepanador de cerebros, y todo lo demás es incalificable. Sigourney y Michelle parece que se toman en serio sus papeles, dios las perdone que yo no puedo, y te las imaginas leyendo el guion sin reírse a carcajada limpia, pensando seguramente que hacían incluso algo valioso, que merecía la pena, que tocaban temas de gran calado y mucha enjundia, acordes a los tiempos tan revolucionarios y libertarios en los que tenemos la suerte de vivir, que además citaban grandes autores, que tenían personajes ricos y transgresores, en fin, que te apiadas de ellas bañado en lágrimas de mucha misericordia llenas, como deberían sentir los santos antiguos en sus reclusiones y ayunos más fuertes, hablamos en todos los casos de accesis místicos, de grandes visiones y mucha espiritualidad, de una relación íntima con Dios, lo que remata este espanto con paladas de majadería severa y mucho hermoso recogimiento.

Como mucho algún plano aislado o movimiento de cámara, nada más. Ninguna seña de identidad / personalidad del responsable de títulos míticos como "El Luchador", "Driver", "The Warriors", "Forajidos de Leyenda", "Límite: 48 horas", "Calles de Fuego" o incluso la muy reivindicable "Traición sin límites" (remake inconfeso del "Grupo Salvaje" del bueno de Sam, y que después de 30 años justos, sigue teniendo los tiroteos más violentos, mejor montados y coreografiados que haya visto nunca).
Los aberraciones de la película son varias, la primera el guión, tienes que entrar en su estúpido argumento (que va de comic, para hacer más digerible la idea argumental, pero que fracasa y aburre estrepitósamente). La segunda es la elección de Michelle Rodríguez para el papel protagonista, una muy mala actriz que no rechina tanto cuando es secundaria y aparece en pantalla con más personajes, pero a la que le queda muy grande un principal como éste. Lo tercero son los secundarios, desaprovechados todos,las conversaciones entre Weaver y Shalhoub son siempre iguales, o casi, en lugar de hacer avanzar la acción, la estanca. LaPlagia bastante ridículo, y el resto desconocidos que tampoco brillan lo más mínimo. Por último, para una película de estas características, y dirigiéndola quien la dirige, es imperdonable que las escenas de acción / tiroteos sean una auténtica mierda, las sep-pieces están mal planificadas, mal montadas y pasan rápido, sin tensión, sin nada. Me remito a "Traición sin Límites", la escena en la que Nick Nolte se protege detrás de un par de camionetas, en un mugriento bar de carretera de una zona desértica, después de que acribillen a tiros a su compañero.
Lo mejor: nada.
Lo peor: básicamente que este subproducto forme parte de la filmografía de Hill, no se lo merece.

No entiendo cómo el director de "Calles de fuego", "Drive" o "Forajidos de leyenda", es capaz de hacer una peli como ésta, y no es un halago.
"La asignación" es una cinta de escaparate (de pastel) que en nada ayuda a fomentar el acercamiento al género de acción. No hay por donde cogerla. La trama se trasmuta negando cualquier posibilidad de aceptación a partir de que el asesino es convertido en asesina. La horrible transformación del prota en tía y la nefasta interpretación de la Rodriguez ayuda en gran medida a levantarse del sofá antes de los 15 primeros minutos de visionado...

Amalgama de ideas faltas de buenos propósitos con una negligente dirección que sólo pretende embaucar al espectador con un único atractivo en la bandeja; el supuesto encanto de la protagonista.
la peli renuncia desde el principio a un producto digno y aceptable

Los cambios de sexo no son algo muy cinematográfico. Si no, que se lo digan al Almodóvar de La piel que habito.
Sin embargo, Dulce venganza, pese a su cuestionable calidad y sus curiosas decisiones artísticas, no engaña a nadie: es serie B pura y dura servida por Walter Hill, todo un especialista. Por tanto, no hay que pedir peras al olmo ni rasgarse las vestiduras porque sea mala. Lo es, pero es que tampoco pretende ser buena.
Por tanto, es mejor deleitarse con lo bien que se lo pasa Sigourney Weaver, una todoterreno que se atreve con todo, y con Michelle Rodríguez en una vuelta de tuerca más a su clásico rol de tipa dura con mandíbulas apretadas y más testosterona que Vin Diesel, su compañero de The Fast and The Furious.
Es lo que es y ya está.