Zombieland: Tiro de gracia

Zombieland:Mata y remata no deja de ser una secuela oportunista que ha tenido luz verde dada la popularidad creciente de su reparto (con incluso una ganadora del Oscar a mejor actriz por La La Land, obviamente hablo de la estupenda Emma Stone) y de que la marca es atractiva dada su personalidad y cierta chispa propia de la original que quedó con potencial por explorar.

Así, con el reparto original volvemos para una película infinitamente más divertida, bastante más alocada, pero que no trabaja tanto los detalles argumentales sino el acabo audiovisual y los ritmos de un metraje que logra dar un espectáculo muy atractivo, excepto por un acto final que se deshincha por una decisión argumental muy desacertada (que es directamente hacerse un autosabotaje) de la que hablaré en la zona con spoilers.

Puntos a favor:
-El inicio es de 10, maravillosa la escena del logo de columbia matando zombies, excelente la secuencia introductoria con un espectacular apartado audiovisual y gran ritmo inicial para tenernos atentos desde un inicio a lo que nos pueda ofrecer el metraje.
-Es tremendamente divertida y el humor funciona.
-Las escenas más alocadas y creativas son las que mejor funcionan, algunas son secuencias de acción con un plano secuencia majestuosamente perfecto y otras son gags o conversaciones que nos dan muchas alegrías como espectadores.
-Las interpretaciones del reparto, destacando a Emma Stone, Jesse Eissenberg y Rosario Dawson como quienes dan más fuerza a sus papeles. También hay dos personajes que funcionan de forma fantástica generando dinámicas muy atractivas, aunque no aparecen ni un cuarto de hora de metraje.
-El conjunto es de calidad muy elevada en los actos primero y segundo de la película.
-La cinta parece bien dirigida y la fotografía está bien.
-Aunque la trama no sea del todo sólida, la película logra que de lo divertida que es nos importen un carajo algunas posibles lagunas que de hecho son llevadas como chistes.

Puntos en contra:
-La decisión de autosabotaje que toman narrativamente para el acto final. Esto hace que el tercer acto se quede bastante flojo.
-2 personajes muy cargantes y estúpidos, tenemos a un personaje femenino que solo chilla gilipolleces y a un personaje masculino que es un cliché de hippie fumado que solo dice tonterías igualmente.

¿La recomiendo?
Sí, es muy divertida y esa es la finalidad última del cine.

Quién diría que ya han pasado diez años desde que pisamos Zombieland por primera vez. Por entonces Emma Stone aún no había conquistado Hollywood y el nombre de Jesse Eisenberg tan solo empezaba a sonar en el cine independiente gracias a “Adventureland”. Fue una sorpresa en toda regla, otra película de zombies en un momento en el que el género ya estaba bastante sobrecargado que por arte de magia funcionó a las mil maravillas. Su falta de pretensiones heredada de la mejor serie B, la palpable química del excelente reparto y su oportuna mezcla de mala leche, contagiosa irreverencia y accesible corazoncito conquistó a más espectadores de los que desencantó. Se trataba de un placer culpable muy bien planteado y ejecutado, con una fantástica coreografía que derrochaba estilo mientras equilibraba las dosis de comedia con la carnicería “romeresca”. Fue, sencilla y llanamente, un gratificante soplo de aire fresco. También fue la ópera prima de Ruben Fleischer, encargado de perpetrar la peor comedia romántico-sadomasoquista del año pasado (“Venom”). Es más, no ha hecho ninguna buena película desde aquel apocalipsis zombie, y tal vez por eso regresa con esta secuela tardía. Un “double tap” que llega con el género más agotado y moribundo que nunca. Y lamento decirles que no es un regreso en plena forma.
Era de esperar que el efecto sorpresa se desvaneciera por razones obvias, especialmente si tenemos en cuenta que el género se ha diversificado mucho desde 2009, por instinto de supervivencia. Desde las películas que mantienen un carácter más clásico, cercano al cine de Romero, como “Train to Busan”, hasta melodramas indie con Schwarzenegger llorando (“Maggie”) pasando por propuestas más existenciales (“La nuit a dévoré le monde”), pedagógicas (“The Girl with All the Gifts”) y “jarmuschianas” (“The Dead Don't Die”). Ante este panorama zombificado en busca de una identidad propia y distintiva que logre atraer al público, decepciona enormemente la absoluta carencia de frescura de esta secuela, que prácticamente comienza dando las gracias por habernos dejado el dinero en un zombi innecesario de segunda fila. El guion, muy previsible y poco original, tan solo ofrece una repetición perezosa de lo que vimos en la primera parte, con la diferencia de que todo luce menos. No negaré que se puede disfrutar de lo que vuelve a ofrecernos “Zombieland”, con el piloto automático y un nivel de resignación digno del fin del mundo, pero aún así la comedia es cómoda y poco inspirada, mientras que la acción nunca logra funcionar, no digamos ya compararse con la eufórica brillantez de sus grandes éxitos. Otro problema es el intento del guion de introducir unos conflictos dramáticos que en última instancia quedan desaprovechados, dejando el libreto anclado cómodamente en los homenajes torpes y un uso del recurso de plantar y recoger (planting/pay off) que parece de principiantes. Tampoco convencen los nuevos personajes.
Queda por lo tanto disfrutar de un cuarteto de grandes actores que se divierte parodiándose sin esfuerzo alguno por levantar la cinta de su agonizante condición; y también una escena post-créditos que es de largo lo mejor de la película. Es una pena que se esté hablando ya de una posible tercera entrega, de crossovers con Deadpool y otras ideas descabelladas que mantengan la sangre fluyendo por un organismo que ya no funciona, empeñado en repetir una fórmula agotada. No hay nada de malo en dejar morir una franquicia incapaz de adaptarse a su entorno, ni tampoco en obligar a Ruben Fleischer a tomar una necesaria jornada de meditación. Esta secuela es como un chicle que se ha quedado sin sabor, y que empieza a asemejarse más a un plástico artificial que a la apetecible golosina que una vez nos encandiló.

Y esta sigue con la regla. Aburrida, sin gracia, sin zombies, con personajes paródicos, repitiendo los mismos chistes pero ahora sin gracia. Solo merecen la pena los cinco primeros minutos, pero porque vuelves a ver a los personajes que ya conocías, lo demás es prescindible. Una pena.

Lo primero que me llamó la atención al acceder al cine, es que más de la mitad de su aforo estaba compuesto por criaturas de menos de catorce años, atestados de chuches y que no pararon de jugar con el móvil; si, sí; EL MÓVIL, durante toda la proyección de la película, por cierto, catalogada para mayores de dieciséis años. Lo segundo que me llamó la atención es que el actor protagonista JESSE EISENBERG, a sus treinta y seis años, tiene la misma cara de universitario de veintipocos que tenía en la primera parte de Zombieland rodada en dos mil nueve, osea, hace diez años, un auténtico milagro de la cirugía y el photoshop, intuyo.

Mata y remata, es una gamberrada total, pensada para el ocio y el entretenimiento de los zombiadictos más canallas y aquellas personas a quienes el Gore les produce rechazo si no va aderezado de un toque de humor disparatado y la película es eso justamente lo que da, retazos de situaciones inverosímiles y chistes plagados de los clichés típicos del cine norteamericano, aunque con menos sangre de la habitual en éste género.

Hay momentos realmente divertidos más otros puramente de relleno, si bien es cierto que la sensación de estar viendo algo bastante anodino o de poco fuste no se separó de mí hasta el final, la película cumple la función de entretener y es una opción recomendable tal día como hoy de Halloween, antiguamente día de todos los santos y las santas.

Vamos a ver hombre, vamos a ver mujer..

Leo al típico empalmao decir: “las críticas que machacan esta peli son de quienes no disfrutan con este tipo de cine”.
Mire usted señor o señora, NO, NO ES ASÍ.

Personalmente disfruté viendo la primera entrega, fue algo ligero pero divertido. Bien, un rato agradable, que tampoco estábamos con una de Bergman.
Pero esto es infumable. INFUMABLE Y ABURRIDISIMA.
No es que le falte la frescura de su predecesora, es que es soberanamente aburrida desde los títulos de crédito.

Haced del favor de no picar e ignorar a estos fans empalmaos.