Buenas costumbres

Basada en la obra teatral de Noel Coward que llevó al cine Alfred Hitchcock en 1928, que setenta años después se ha vuelto a adaptar, y por lo que recuerdo de la cinta muda del mago del suspense, ésta le supera con creces.

En la década de los años veinte, uno de los hijos de una acomodada familia inglesa, se presenta con una chica americana que escapa de los cánones a los que están acostumbrados, por lo que la estancia de unos días en la mansión familiar, se critica la hipocresía y maneras sociales establecidos en ciertos ambientes elitistas en conjunción con momentos muy divertidos.

El relato está francamente bien llevado, con un buen pulso actoral entre la madre ( KristinScott Thomas) y la chica americana (Jessica Biel) que recibe el apoyo del padre de familia (Colin Firth). Algunas de los momentos cómicos son geniales y la película no pierde el tono de buena comedia.

Debo decir que me esperaba menos de esta comedia, pero me ha sorprendido bastante. Encuentro el guión sugerente, ingenioso y unos personajes y relaciones que dan mucho juego. Todo empieza cuando John, el hijo de una familia británica de clase alta conoce a Larita en Mónaco, una mujer americana independiente cargada de ánimo aventurero. En mi opinión, derrocha vitalidad este personaje y la interpretación de Jessica Biel me ha parecido muy creíble, llegando en momentos a emocionar. Tras la boda viajarán a Inglaterra donde les espera la familia de John en un castillo dónde las paredes convierten a sus huéspedes en seres acartonados en cuanto a emociones se refiere. Exceptuando el personaje del padre, la madre y las hermanas chocan directamente con la personalidad de Larita, y esta se verá envuelta en una serie de situaciones que irán destinadas a perturbarla y acabar con su matrimonio.

Película en la cual la llegada de John Wittaker junto a su esposa Larita a casa de la familia de él provocará una dura batalla entre la madre y la esposa de John.
Éste es el punto de partida de esta peli en la que las cosas van apareciendo poco a poco sin prisa alguna pero sin pausa. En este film nos encontramos con una historia típicamente británica en la que se intenta dar más gracia a los diálogos que no a los efectos. Es una historia sencilla en la que los actores hacen unos papeles muy correctos: encabezados por Jessica Biel en el papel de Larita; no es que sea un papel impresionante pero lo va salvando. En el lado de la familia tenemos a una clásica como Kristin Scott Thomas y al siempre resolutivo Colin Firth, que es quizás el único personaje que junto a Biel logra brillar en este film.
Tambien es de destacar la ambientación, los vestuarios y algunas aportaciones como canciones modernas que suenan al sonido de la época.
El film a pesar de ser bueno, parece como si en llegar al final supieras lo que iba a pasar, el problema es que quizás esperas que las cosas lleguen a suceder de otra manera. aA parte de esto se trata de un film más que correcto, pero sin duda en el que se ha perdido la oportunidad de poder hacer un película que hubiera podido rayar en una calidad mucho más alta.

Interesante comedia que, a pesar de tener unos inicios tópicos, resulta en su conjunto bastante digna de verse. Tirando un poco hacia el viejo "slapstick" (comedias basadas en diálogos rápidos e ingeniosos), la película relata una historia típica del choque cultural entre ingleses (cultos y refinados) y americanos (alegres y dicharacheros).

A medida que avanza la película, se entrevé que la familia a la que Larita ha arribado no es tan perfecta como aparenta. Una madre dominante y ordenancista, un padre amargado por su pasado, unas hijas felices en su ignorancia y un hijo impetuoso y alocado que, en el fondo, sigue siendo un hijo de mamá. A todo esto se suma el mayordomo ingenioso y un perro chihuahua bastante molesto.

El reparto me ha gustado mucho, aunque destaco la actuación de Colin Firth (espléndido en su papel de padre torturado) y la de Kristin Scott Thomas ejerciendo de madre estirada y snob. Jessica Biel también me ha agradado, pues está muy correcta y se la ve cómoda en su papel. El resto del reparto es bastante acertado.

En cuanto a la ambientación, el marco donde se desarrolla la acción nos traslada a la campiña inglesa entre los años 20 y 30, con el recuerdo de la Gran Guerra todavía presente, pero con ansias de vivir los felices años 20. El diseño de vestuario es magnífico, exquisito, lleno de elegancia (destacando el vestuario de Larita, digno de una diva). La fotografía no está nada mal, e incluso destacaría el uso de planos poco corrientes, como el reflejo de un personaje en una cuchara o en una bola de billar. Se le ha achacado cierto anacronismo, quizá por algunas canciones más actuales que han sido versionadas en un estilo que recuerda más al de décadas pasadas, pero creo que no es un mal aporte. Se hizo lo mismo en Moulin Rouge y no he oído a nadie protestar por eso.

El guión es corriente, sin muchas pretensiones. Se deja ver, simplemente. No es el mejor del mundo, pero tampoco merece un suspenso. El desarrollo de la acción acaba discurriendo por unos derroteros que no tienen tanto que ver con la comedia, aunque tampoco deriva hacia el drama absoluto. El final es predecible, pero no por eso resulta desalentador. De hecho, creo que nos hace sentir ganas de saber cómo podría continuar la historia.

Resumiendo, es una película poco pretenciosa pero interesante y entretenida, con momentos cómicos muy buenos y diálogos bastante entretenidos e ingeniosos. La recomiendo, sin duda.

"Una familia con clase" ("Easy Virtue") , dirigida por el australiano Elliott, es un remake de una antigua película homónima de Hitchcock (a su vez basada en una obra de teatro de la época) y por tanto no es original, como tampoco lo es la historia, pero sí supone un divertido y saboreado plato con fundamento, una divertida comedia con tintes de drama y abundantes toques de humor típicamente inglés.

Hacia 1928, John Whittaker, un joven perteneciente a una clásica y adinerada familia inglesa de abolengo, se casa en Francia con Larita, una rompedora viuda estadounidense, y vuelve a casa para presentarla a sus padres y hermanas, con lo que el choque de estilos de vida y de lucha de clases está asegurado; la norteamericana encontrará especial rivalidad con su suegra, típicamente snob. Hostilidades que irán aumentando cuando vaya descubriendo aspectos de la mujer de su hijo.

Los puntos fuertes de la película, aparte de su guión repleto de ironía, humor y comentarios entre amargos y punzantes, son su estupenda ambientación en los años 20, sus escenas de interiores y exteriores, una música que esta vez de aleja de composiciones clásicas y se centra en el charleston, alegre y descocado, y un reparto compensado, donde destaca Kristin Scott Thomas en su odioso papel de madre celosa de sus privilegios, su patrimonio y de la integridad de la familia, Colin Firth como desastrado y comprensivo padre a quien la participación en la Gran Guerra trastocó profundamente su interior, o Kris Marshall como el clásico mayordomo inglés de finos e irónicos comentarios. Ben Barnes resulta más corriente y anodino y Jessica Biel, pese a que sea una actriz limitada encasillada en ciertos papeles, en esta ocasión sobresale y casi borda (tal vez porque en la realidad es algo así) su personaje de sexy yanqui poco femenina para algunas cosas, aficionada a las carreras de coches, a las motos y a cierta literatura, prácticas casi vetadas a las mujeres en la época.

En definitiva, una comedia muy británica y agridulce, que se deja ver y disfrutar, que tiene un interesante trasfondo social, y que además y por fortuna, tiene un final poco "hollywoodiense".