She, la diosa del fuego

¿Cuándo se perdió el sentido de la maravilla en el cine? ¿Fue el cine el que lo perdió o fuimos nosotros al hacernos mayores? ¿Porqué "Los Goonies" sigue transportándonos a largas tardes de tele y nocilla mientras que olvidamos "Transformers" en el mismo momento que empezamos a verla?

Para empezar a buscar las respuestas, primero hay que diferenciar los términos de "aventura" y "espectáculo". A veces, una aventura es espectacular, pero difícilmente un simple espectáculo puede llevar consigo la esencia de la aventura. Con el tiempo y la tecnología, las historias han ido cediendo paso a parafernalias más complejas y costosas que con la excusa de materializar nuestros sueños de la forma más realista posible, nos condenan a abandonar nuestra imaginación en los áridos territorios de los efectos especiales. Pero sigue sin poder explicarse porqué esas maquetas de la Guerra de las Galaxias, por ejemplo, nos conmueven mil veces más que el más perfecto de los dragones digitales.

Algo se ha perdido, pero no irremediablemente: a tiempos desesperados, volver la mirada atrás puede revelar grandes sorpresas. Como esta adaptación de uno de los más apasionantes libros de aventuras que existen, la "Ella" de Henri Rider Haggard. Es la historia de una desesperada expedición a una ciudad secreta y fabulosa para encontrar el misterio de la llama de la vida eterna. Expedición que por supuesto tendrá todos los peligros y dificultades que puedan anhelarse en una película de verdaderas aventuras. Desde el comienzo -impecable y británico- hasta el final, "She, la diosa de fuego" es una lección ejemplar de cómo hacer cine de género entretenido, con buena base literaria y con personajes, como el de Ella, llenos de sugestión y misterio.

Por ponernos detallistas, los diálogos y los caracteres de los aventureros rozan lo penoso (la tal Tania parece borderline) lo cual aleja a la película de poder convertirse en un clasicazo, pero sigue siendo una delicia total. Simplemente, cine de aventuras de verdad. De los que te provocan unas ganas tremendas de ser británico, pillar el salacot y el rifle e ir a, yo que sé, África, a buscar civilizaciones perdidas...

Hay furor y llamas dentro de un soberbio catalogo de frases trascendentes y literarias escupidas por… Ella, interpretada excelentemente por Helen Gahagan, del tipo: «Soy el ayer, el hoy y el mañana. Soy la tristeza, el ansia y la esperanza incumplida. Soy Has-a-mo-tep. Ella, la que debe ser obedecida. Yo… Soy yo.» o «Los sueños son sólo recuerdos en el fluir sin fin del tiempo.»
“She, la diosa del fuego” entra por los oídos aparte de por su factura técnica. Retoma los que ya habíamos visto en “Lost World” y “King Kong”, con sus lugares comunes, como ese otro mundo o esa gran puerta que inicia el viaje.

Está basada en la novela de Rider Haggard, el autor de las minas del Rey Salomon, y escrita en 1887. Ahí queda eso, aunque es perfectamente comprensible los lazos que la unen con el género de aventuras. Se ha adaptado en numerosísimas ocasiones aunque la mejor es esta o al menos debe serlo porque es la que más ha transcendido. Ha sido hasta editada recientemente en DVD y remasterizada en color. Cosas del fuego, la pasión y ser Yo y Ella.

Soy escritor y un amante del fantástico, en especial del cine de Ciencia Ficción. Nací el año que estrenaron la primera "Guerra de los mundos", así que no me dejo llevar por los juicios rápidos e insensatos; y al igual que Harryhausen o Bradbury sigo siendo un joven lleno de sueños y con mucha imaginación; aunque algo más listo. Me he decidido a realizar una revisión de todos los títulos del género, y comprobar a fecha de hoy su frescura. Ésta merece el calificativo de: BUENA.
De nuevo, los creadores de King Kong acometen una interesante cinta, basada en una de las novelas de H. Ridder Haggard. Visto lo visto, es una de las pocas cintas donde los matte painting lucen de maravilla, y donde la onerosa carga de los efectos especiales de la época lucen por su ausencia. Dentro del Fantástico es un título notable, y bien hecho. Aquí los actores es lo de menos, a pesar de contar con el siempre dinámico Nigel Bruce, el Watson, de las series de Sherlock Holmes con Basil Rathbone. Pero aquí hay algo más. El tema del blanco y negro versus color. Para los fundamentalistas cinéfilos, colorear un filme en blanco y negro es un sacrilegio. Y tienen su razón. Pero veamos que en esta película en con concreto, sus creadores trabajaron en una fastuosa ambientación para rodarla en color; pero el presupuesto les obligó a dejar de lado dicha opción. Años más tarde, el mago de los efectos de la época, Ray Harryhausen, amigo personal de Merian C. Cooper, coloreó por iniciativa propia la película con la ayuda de la productora Legend Films. Así quedaba tal y como Cooper la deseó. Y lo más curioso es que la película luce asombrosamente magnífica; mucho mejor que sin color. Así que, el dilema está servido.

Sorprendido que con este titulon mi critica entre Top10, no esta mal para no ser un jurasico aficionado del cine retro. Ambientada en unos parajes Siberios Articos en el presente encontramos una civilizacion ermitaña que se mantiene oculta gobernado con el poder de la eterna juventud a travez de una llama de fuego nuestros exploradores daran con ella tras fallecer un viejo pariente que resguarda un secreto familiar por mas de 500 años un mapa a esta ciudad, las panoramicas aunque artificiales mas bien murales exaltan la imaginacion una notable persecucion en la cueva y esos exquisitos bailes exoticos complazcan al mismo faraon dan a la pelicula ese podio insuperable incluso ante sus secuelas muchas decadas despues, emocion asegurada con Randolph Scott y unas bellas actricez conforman un trio apasionado y fantastico, la he visionado en su version actual remasterizada a todo color una Joya del cine Aventura.

Una cinta que supone un gran ejemplo de la esencia misma del cine de aventuras, en la que un grupo de personas se adentran en lo desconocido para descubrir los misterios que les aguardan más allá.

Visualmente ha envejecido de forma magnífica y para ser de 1935 se ve espectacularmente bien, todos los recursos que utilizaron en su momento siguen funcionando igual de bien.

Sin encontrarse entre las grandes del género, se nota su influencia en obras posteriores, en un género que en los últimos tiempos lleva a cabo espectáculos asombrosos y con un nivel de efectos especiales realista y prodigioso pero que en comparación carecen de alma, algo necesario para la implicación del espectador.

Aquí la búsqueda es de inmortalidad, con el debate que supondría la posible pérdida de humanidad para alguien desconectado de sus semejantes, condenado a la soledad. Aventuras al estilo clásico basadas en una de las novelas de H. Rider Haggard, para una obra imperecedera.