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Rey y Patria

Drama Drama antibélico, de argumento similar a "Senderos de Gloria", rodada por Kubrick en 1957. Un soldado británico, acusado de desertar durante la batalla, es juzgado, y sus superiores quieren imponerle un castigo ejemplar. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
25 de febrero de 2010
23 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
068/30(22/02/10) Gran drama antibélico que tiene el pesado lastre de las comparaciones con la Obra Maestra de Kubrick ‘Senderos de gloria’ (1.957), en las que sale perdiendo, pero si nos atenemos al análisis de la cinta sin compararla con esta, el film es de una gran calidad pedagógica en la que nos dan muestras del sinsentido de la guerra donde para insuflar de ánimos a la tropa antes de entrar en combate no se les ocurre otra cosa que fusilar a un pobre soldado, que se le nota no muy bien mentalmente. El argumento se sitúa durante la Gran Guerra, en medio de la peor batalla del conflicto, una masacre sangrienta símbolo de la fatuidad de las guerras, ‘Passchendaele’ en 1.917, una aldea belga, conocida también como la tercera batalla de Ypres, esta contienda se la conoció como ‘El Infierno de Barro’, las condiciones de vida fueron espantosas, no paraba de llover, las trincheras eran desagües naturales por lo que en todo momento estaban inundadas. El agua encharcada, unida a los cadáveres no enterrados, ayudaba a la transmisión de enfermedades. El terreno embarrado se convirtió en un Océano de enfangado, con multitud de trampas en forma de tierras movedizas provocadas por la suma de barro y cráteres de obuses, produciendo en cada avance aliado multitud de engullidos por el terreno, después de más de tres meses de luchas los británicos tomaron la aldea y se encontraron en un lugar fantasma sin ningún valor estratégico, los aliados perdieron 400.000 hombres, los alemanes causaron 65.000 bajas, el shock en la opinión pública inglesa fue brutal, más de 40.000 soldados desaparecidos no fueron hallados jamás, fueron tragados por el lodo, aún hoy en día los agricultores belgas, al arar la tierra encuentran cadáveres de los que no escaparon de ‘El Infierno de Barro de Passchendaele’. Cuento todo esto para enmarcar esta ’Rey y Patria’, que sintamos un poco su padecimiento, el horror que sufrían, como no era difícil que la gente enloqueciera, y de cómo los gerifaltes militares no tienen pudor alguno en fusilar mezquinamente a un soldado claramente afectado por el hostil entorno. La cinta posee una atmósfera teatral, se nota su procedencia,sucede todo de un modo casi minimalista, lo que destaca en ella son unas cuantas escenas magníficas de una gran fuerza dramática, ayudadas por sus excelentes protagonistas Dirk Bogarde y Tom Courtenay que consiguen transmitirnos la emoción de los personajes, destacaría la escena de el juicio al que los soldados someten a una rata, maravillosa alegoría de lo que está sucediendo. Recomendable a los que gusten de buen cine antimilitarista, sin prejuicios por su parecido a la obra de Stanley. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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28 de diciembre de 2006
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva visión sobre la deserción durante la primera guerra mundial. Pese a sus numerosos puntos en común con la magistral "Senderos de Gloria", Rey y Patria es una película con entidad propia que impresiona por su verosimilitud (la humedad, la podredumbre, etc.)
Se encuentra algo lastrada en mi opinión por una estética algo efectista con la mezcla de imágenes fijas de la guerra e imagen en movimiento pero los diálogos (hay auténticas perlas) y las interpretaciones superan cualquier exceso cometido por Losey en éste sentido.
Un poderoso alegato antibelicista en general y en particular, una crítica al despotismo y a la estulticia del estamento militar. Muy recomendable.
lovekraft
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9 de setiembre de 2011
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Rey y patria volvemos a ver al buen Joseph Losey. Un director que parecía en el momento de irrumpir que se iba a convertir en lo que al final se quedó en un buen director a veces, es decir, el gran director que no fue. Hay veces que gusta mucho, otras en que pierde los pales (Modesty Blaise). Sin embargo con Rey y patria la solidez narrativa, el B/N de una Primera Guerra Mundial llena de barro y unas interpretaciones muy british de todo el elenco hacen que volvamos a poner esta película en el haber de Losey.

Y sale Dick Bogarde. Hace poco dije en una crítica que se trataba de uno de los grandes actores europeos menos valorados. Aquí vuelve a demostrar solidez, presencia y esa dicción que sólo tienen los actores de la Gran Bretaña si antes han estado sobre las tablas de un teatro. Grande Bogarde, repito. Los secundarios, en especial Tom Courtenay, magníficos. La historia, negra y antibelicista, gira en torno a un reo acusado de deserción del ejército inglés y su correspondiente juicio. Juicio feo, desarrollado en tiendas de campaña, trincheras y no muy allá en cuanto a garantías procesales. Guerra habemus. La primera, la gran guerra.

Y barro, y barro, y más barro.

A ver, recapitulo: Primera Guerra mundial, blanco y negro, juicios, trincheras… eso me suena. Claro, desde el primer minuto suena, algo te viene a la cabeza en seguida. La trama de Rey y patria te lleva impepinablemente a… Kubrick y a Senderos de gloria. Vaya por Dios. Aun así, no se trata, creemos, de una mala copia o remedo de aquélla. Más bien se parece en el tono, en el rigor histórico, pero al final Rey y patria acaba por tener una identidad propia. Aunque a veces te remita al Kubrick de Senderos.

En definitiva, buena película, buenísimos actores, buena dirección, buen pulso narrativo y buen final (sí señor, y simbólico, al fin y al cabo).
cassavetes
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24 de mayo de 2014
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me cansaré de decir que la guerra es muy perra y que en cuanto a lo que se refiere únicamente a cine, y tratado de forma adecuada, es uno de los temas que mejores frutos puede dar. Envuelto en los acontecimientos bélicos, el ser humano se enfrenta a situaciones límite en los que la vida y la muerte semezclan en el día a día, en cada instante. De forma gratuita y sin sentido la tragedia se desencadena inevitablemente y por supuesto, "Rey y patria" responde perfectamente al reto de ofrecer el drama de vivir la guerra desde el punto de vista del soldado raso. Ellos fueron números, sólo números para los que mandaban y daban órdenes, como ese ordinal antes de las palabras "guerra mundial", en este caso estamos hablando de la primera y en concreto del ejército británico. Joseph Losey cuenta con una historia con similitudes respecto a " Senderos de gloria", pero este es el lugar para hablar de un desertor que no quiere morir en el barro y sencillamente deserta, con o sin justificación, con la locura transitoria interviniendo o no, por cobardía o lo que sea, eso ya es lo de menos, el caso es que se le juzga porque su instinto de supervivencia le echa atrás.

¿Quiénes son ellos para juzgar y condenar? Él es un número y las órdenes son las que son para mantener la moral de la tropa, qué triste, qué lamentable. Joseph Losey plasma en la cara del pobre condenado el drama de una persona con no muchas luces que de repente se da cuenta que puede ser llevado al paredón por desertor. Es como una rata, tanto él como sus compañeros. De hecho, el juicio paralelo a una rata que llevan a cabo sus compañeros y que va más allá de la ironía es ejemplar, es brutal. Ellos mismos saben que al día siguiente más de uno morirá en el campo de batalla, de manera que, ¿qué más dará morir ejecutado que por una bomba enemiga? No son nada en la guerra...

El mensaje de la película de Joseph Losey es el esperado, la guerra es muy perra, pero no por ello es una más. Destaca por las imágenes de esas trincheras embarradas e inundadas, apestadas de ratas, por el lamentable juicio, por el bigote de Dirk Bogarde... Y por la cara del acusado que poco a poco se da cuenta de lo que le viene encima.
Luisito
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18 de enero de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
King and Country (Rey y Patria, 1964) es una película fuertemente antimilitarista. Se trata de una producción británica que dirigió el prestigioso director Joseph Losey, justo un año después de rodar la que se acostumbra a citar como su obra maestra, The Servant (El Sirviente, 1963), lo que demuestra que el cineasta estaba en la década de los sesenta en estado de forma brillante. Rey y Patria ganó algunos premios como el de Mejor película para la Academia Británica y el premio al mejor actor para Tom Courtenay en el Festival de Venecia. La película adapta una obra de teatro que escribió John Wilson, quien realmente era más un hombre de leyes ( se encontraron con que había un punto de vista técnico jurídico extenso en la obra) que no un escritor, por lo que Losey, junto con Evan Wilson, tuvo que realizar una importante tarea de depuración en el guión.

No es extraño que se haya relacionado el filme de Losey con Paths of Glory (Senderos de Gloria, 1957) de Stanley Kubrick, pues ambas películas tienen fuertes nexos de unión en común. Básicamente, ambas película se ambientan en la Primera Guerra Mundial y nos presentan un juicio militar sobre un soldado del propio ejército (En Senderos de Gloria era el ejército francés, y en el de Losey obviamente el británico) . El Objetivo tanto de Kubrick como el de Losey es evidenciar la poca humanidad de estos juicios militares, que tienen más un trasfondo político que no moral. La película tiene un trasfondo histórico totalmente real, pues se estima que aproximadamente 350 soldados británicos fueron ejecutados por intentar desertar del ejército o insubordinarse ante sus oficiales[1].

Rey y Patria empieza colocando algunos fragmentos sobre imágenes de la Inglaterra Real. Joseph Losey nos muestra diversos monumentos de la metrópolis Londinense, como el homenaje a los soldados muertos durante la Primera guerra mundial. Posteriormente, el filme arranca y nos sitúa en la ambientación real, mostrando un primer plano de un cadáver de la guerra, atrapado en el mugriento barro. La película a lo largo del metraje alterna de hecho varios planos e imágenes con la historia real que transcurre.

Tom Courtenay interpreta a un joven soldado que es detenido cuando pretendía desertar. El Oficial que interpreta Dirk Bogarde será su abogado durante el juicio militar. Durante esta primera parte de la película, el soldado le relata su historia a su oficial, mientras este prepara el terreno para defenderlo ante el tribunal militar. La película no recorre a ningún Flashback (sólo a algunas imágenes intercaladas), sino que se sirve del potencial de los diálogos y de la interpretación de los dos actores para desarrollar esta parte (que quizá acusa de un tono más teatral). El filme nos presenta un personaje totalmente normal, como podría ser el espectador mismo, y que simplemente desertó por el hastío de la guerra. Courtenay realiza una solemne interpretación (superando a Bogarde) de un muchacho inocente que incluso desconoce el tremendo error que ha cometido al ser capturado. Losey se sirve de primeros planos y de la utilización de una luz expresiva para describir un ambiente opresivo.

En la segunda Parte del filme se realiza el juicio militar. El personaje de Bogarde defiende valerosamente a nuestro soldado, pero todo parece pactado con anterioridad para que nuestro personaje acabe siendo fusilado. Dos secuencias se quedan para siempre en la retina: Una, la del propio regimiento, que al igual que en Senderos de Gloria, lejos de compadecerse de su propio compañero al que le aguarda un destino fatal, le tratan con crueldad, incluso realizando una parodia de fusilamiento. La segunda es durante el fusilamiento propiamente dicho en la que es el propio Bogarde quien tiene que realizar el acto mísero del disparo para acabar con el sufrimiento de su recluta, dejándonos una terrible imagen para el recuerdo.

A diferencia de Senderos de Gloria, y aquí es donde podemos decir que la película de Losey aventaja a la de Kubrick, la guerra de trincheras es presentada con una crueldad y asco realmente tangibles. Resulta casi imposible describir con palabras la cantidad de Hediondez con la que se recrea el director. La Práctica inhumana de la guerra aparece en todo su esplendor, y lo mejor de todo el filme es la ambientación con la que Losey dota al regimiento y el entorno donde se ubica. Desde el barro que pisan durante cada segundo del filme, a la lluvia que constantemente cae durante el juicio. Pero sobre todo las escenas que nos muestran a los soldados de la compañía convivir con las ratas y la mugre. Antológica es la secuencia en la que , estos mismos, muertos de hambre deciden comerse un caballo muerto y estampado en el barro que a su vez está siendo devorado por las ratas. Hay que decir que la película utiliza un montaje en paralelo, y las secuencias del juicio a nuestro protagonista principal se intercalan con las del regimiento de soldados.

Como se puede comprobar, Rey y Patria no recurre a Flashbacks que nos muestran cómo era la vida anterior a nuestro protagonista. Lo que se ve es lo que hay. Si a eso le añadimos la realidad tan apabullante que construye (o mejor dicho, reconstruye) nos damos cuenta de que el filme pretende bajar la guerra de los altares (por eso las imágenes tan irónicas del principio) y situarla en el lugar que merece: El Barro. En Rey y Patria no encontramos explicaciones bélicas. Ningún oficial da planes sobre que colina hay que tomar o la ubicación del enemigo. Ningún soldado se pregunta porque están o dejan de estar en la guerra. La propia Guerra se ha materializado en Rey y Patria, que ya desde su propio título, nos avisa de lo irónica que es esta.

[1] James Palmer, Michael Riley, The films of Joseph Losey, Ed. Cambridge University Press, Cambridge 1993, pp. 17

https://neokunst.wordpress.com/2015/01/18/rey-y-patria-1964/
Kyrios
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