La furia de Becky

En esta secuela, igual de desquiciada, exagerada y repleta de acción, Becky intenta buscarse la vida, acompañada de su perro Diego. Como no, pronto se acaba la tranquilidad, y se cruza unos tarados fascistas (spoiler), y tenemos un momento Baby Wick, a partir del cual se desarrolla la típica venganza.

Mucha acción desde su comienzo, pero también momentos ilógicos y carentes de sentido, pero aún así es un producto entretenido, donde podremos ver algunas muertes bastante conseguidas pero sin pasarse. No hace falta haber visto la primera película, con solo leer su sinopsis y con el breve y rápido recordatorio que incluyen al comienzo de esta, ya vale.

Si te agradó 'Becky', su secuela posiblemente también, sobre todo si no te importa que una chica adolescente le de caña a un grupo de descerebrados (entre ellos un ex-militar, Seann W. Scott). Tiene algunos recordatorios, como el gorro de lana rojo, y la misteriosa llave que tenía su padre, que posiblemente sea para dejar una puerta abierta a una tercera parte.

Resumiendo, bien ritmo, sangre y muerte, todo en un tono carente de seriedad, donde nada brilla pero al menos te hará pasar un rato ameno.

Wolf.

Todo lo bueno que tenía Becky (2020) se va al garete en esa insulsa secuela que amenaza con franquicia. Ya con 16 años, Becky consigue cierto equilibrio en su vida hasta que unos fascistas irrumpen y le quitan todo lo que tiene. Toca de nuevo venganza.

Ningún aspecto hay que mejore a su antecesora, y todo lo que la recuerda se empeora. Ahora Becky no solo es una psicópata en ciernes sino que también una hábil estratega a la que todo le sale bien. El poso de ira adolescente que daba sentido a la primera película desaparece y nos pintan a nuestra heroína como alguien con simple mal genio. El dinamismo desaparece y las caidas de ritmo crean valles casi insuperables. No hay muertes gráficas ni reseñables, hay poco gore y alguno es por CGI con su consiguiente falta de realismo

Ni siquiera tenemos villanos carismáticos como en la primera parte, siendo Sean William Scott un arquetipo al que se le da un final precipitado y anticlimático. Tanto da que los malos sean fascistas supremacistas como camíbales del desierto, el guión es plano como una baldosa y solo puntuales golpes de efecto y mayor frescura narrativa lo hubieran salvado, pero no hay ni lo uno ni lo otro. Si la primera tenía un relativo bajo presupuesto aquí han debido contar con aún menos. Y esto amenaza con ir más para abajo.

Vuelve Becky en una secuela correcta con un mordaz sentido del humor, pero es más de lo mismo. Becky, ya adolescente asesinando a múltiples hombres malos cargados de discursos patriarcales. Las ejecuciones no están mal, aunque la broma no soporta otra historia más. Tendrían que darle una vuelta de tuerca porque esta segunda parte no tiene ningún tipo de contenido que ofrecer.
Mantiene un aire de telefilm y en ningún momento aborda interés por lo que ocurre en pantalla.

*Becky y su intento de vida ordinaria

Hay continuaciones que uno no saben muy bien porque se realizan, este es uno de esos casos, independientemente si al final resulta reconfortante o no. The wrath of Becky, nos narra dos años después la vida de Becky, y su intento de olvidar su pasado, y labrarse un futuro. Pero el destino le tiene preparado otra prueba y villano, al que tendrá que parar los pies. Esta secuela se vuelve incluso más violenta que la anterior, siendo un festival de acción bañada en sangre.

*Repasando un poco al elenco actoral

The wrath of Becky, coge los mecanismos de la anterior, y los lleva un paso más allá. No en cuanto al thriller, pero si en su decisión de ser más corrosiva y visceral. Lulu Wilson (Quija, el origen del mal 2016, Annabell: creation 2017, Becky 2020), se está labrando una pequeña e interesante carrera dentro del género. Aquí está aún más suelta que en la primera parte, se muestra más decidida y psicópata. No le tiembla el pulso, y se divierte incluso diría yo, quitándose a los enemigos de encima con todas las armas que se encuentra en su camino.

La otra cara popular es el actor Seann William Scott, que ya por el año 1997 pudimos ver en el video musical Hole in my soul, del disco Nine Lives de Aerosmith. Luego ya saltó a la fama con franquicias como Ameran Pie y Destino final. Otra cara conocida, pero menos popular es la del actor Courtney Gains (que yo siempre lo recuerdo por el chico raro de No matarás al vecino 1989), y también por su papel en Los chicos del maíz (1984).

*Más de lo mismo, pero con más sangre y humor

Esta continuación era del todo innecesaria, la trama ya queda resuelta en la anterior, pero viendo que poco a poco la cinta fue cogiendo fama, la decisión de hacer una secuela, pues ya era de esperar. The wrath of Becky, no es mejor que la anterior, pero sus directores (que ya venían trabajando juntos desde hacía tiempo, como en el film Hipnótico 2021), llevan esta continuación a terrenos más sangrientos. Sin duda el guion es más pobre, nada está justificado, y solo hay escenas para el impacto, para el que disfruta de estos films sangrientos, pero con un punto de comedia. Hay mucha acción, tenemos a una joven de armas tomar, al más puro estilo heroínas de acción (ya sabemos cuales son). La factura técnica está muy lograda, y vemos escenas muy bien ejecutadas.

*Conclusión

En definitiva, The wrath of Becky, es una cinta de terror y acción con una base de comedia. Mejor lograda en el aspecto técnico y visual que la anterior, pero con un guion mas simple y plano. Una película para el disfrute, dejarse llevar y no pensar en nada. Con una joven actriz que se lo pasa de fábula en su papel. Por desgracia creo, que hilar escenas por que sí, y rellenarla de acción y sangre, puede hacer que pese al poco metraje de su duración, sea insuficiente para pasar de un simple aprobado. Si uno espera más, desde luego se ha equivocado de proyección. Pero si ya sabes lo que vas a ver, te dará un tiempo de evasión.

Escrito por Víctor Vega Cuervo

Secuela de la divertida y gamberra Becky (Jonathan Milott y Cary Murnion, 2020), que cambia sus directores por la dupla responsable de títulos como Puertas Abiertas (2018), y que cuenta en su reparto con nombres como Lulu Wilson (Annabelle: Creation, 2017), repitiendo en su papel de Becky, y Seann William Scott (American Pie, 1999).

Becky ha estado viviendo fuera de la red durante dos años. Luego se encuentra enfrentándose cara a cara con Darryl (Scott), el líder de una organización fascista, en vísperas de un ataque organizado.(FilmAffinity)

Está secuela abraza su papel continuista y pierde su factor sorpresa, dando exactamente más de lo mismo. La trama tiene como único cambio relevante, que en este caso Becky no defiende la casa sino que la ataca, por lo demás es una película cargada de acción gamberra, con afinidad por la sangre fácil y con una inverosimilitud que el espectador comprará en pro del disfrute. Las interpretaciones cumplen, con una Lulu Wilson disfrutando, que hace también labor de productora ejecutiva, y un intimidante Seann William Scott capaz de hacer que nos olvidemos de su rol como Stifler. Su metraje de tan solo 83 minutos es muy correcto y colabora con el tono desenfadado y la trama simplona para hacer una propuesta divertida.

La Ira de Becky es una película ligeramente inferior a su predecesora, aún así, cumple con creces con lo que pretende, que no es otra cosa que ofrecer una buena dosis de sangre y acción al espectador.

Nota personal 6/10