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¿Dónde está mi hija?

Drama La hija de un hombre que vive en un pueblo del Midwest desaparece durante un viaje con su instituto a California. Un detective encuentra una pista que lo lleva al mundillo de las películas porno. A continuación, el padre viajará al lugar para recuperar a la joven. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
29 de setiembre de 2010
41 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo quién ha sido educado bajo ciertos preceptos cristianos en torno a la pureza y a la moral puede entender el horror que encierra el viaje de un americano-holandés de origen calvinista a un mundo que hasta entonces ha decidido creer que no existe. Los cristianos son hombres condenados al antinatural deseo de permanecer en una infancia edénica, preservada de la corrupción -entiéndase el pecado-, lo vil. Carecer de pureza significa la expulsión. El horror en "Hardcore" es exponer a un niño eterno a todo lo que se esconde más allá del decorado del Edén. Obligarle a ver la realidad de la que la fe le mantiene preservado. George C.Scott, como el padre de una adolescente fugada al inimaginable infierno del porno duro, no es tanto un padre como el niño del paraíso que abandona su refugio para encontrarse con la peor de sus pesadillas: la pureza mancillada.

Se despierta por la noche con la conciencia de haber sido manchado por lo que ha visto. Ese es su terror más grande.
Neathara
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11 de mayo de 2010
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siguiendo la estela de mi idolatrado actor George C. Scott, encontré esta película de Paul Schrader (Aflicción, 1998) que navega entre la oscuridad de la noche durante finales de los años 70, en un mar de clubes de prostitución y películas porno de la clasificación hardcore. Hasta ese lúgubre mundo llega precisamente Jake VanDorn (Scott), un afable a la par que imponente empresario de la madera que ve cambiar por completo el rumbo de su vida al desaparecer su hija durante una excursión con el instituto.

Desde entonces, su única prioridad sobre todas las cosas será la de encontrarla, recurriendo así junto a su cuñado a los servicios de Andy Mast (Peter Boyle), un reputado detective que no tardará en hallar indicios sobre la ubicación de la joven. Pero Jake VanDorn no se da por satisfecho con el trabajo del detective y decide involucrarse personalmente en la trama accediendo hasta las mismísimas entrañas del sector de las películas pornográficas en el que al parecer se encuentra su hija. Para poder pasar desapercibido entre un mundillo tan pícaro e inseguro, se verá obligado a cambiar su propio atuendo al ser confundido constantemente con un policía por los serios trajes con los que va tocado. Pero poco a poco, irá comprobando que sus ropas no es lo único que sufrirán una transformación, viendo crecer su ira a medida que se van sucediendo los acontecimientos.

La película es un notable entretenimiento que puede recordar al desarrollo de otras cintas que contienen o se centran en la prostitución y lo que engloba este aspecto, mientras el urbanismo nocturno es uno de los principales protagonistas, como pasó en Taxi Driver (1976). El trabajo de George C. Scott no hace más que afianzar la excelente opinión que un servidor tiene sobre el mismo, no habiendo logrado contemplar uno solo de sus papeles en los que reduzca la calidad que a través de sus gestos, formas y su agresiva voz se expresa. El resto del plantel realiza unas correctas interpretaciones que se ven apoyadas en la nada despreciable aparición de un buen Peter Boyle, con un personaje lleno de ironía y cargado de indiferencia.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sandro Fiorito
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20 de octubre de 2012
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que arranca bien y te conduce de manera interesante a través de ella para llevarte a un desenlace un tanto decepcionante por la forma de rematarlo, abrupto y simplón. Tengo entendido que el final original era otro (*), se nota. Parece ser que el padre de Schrader se sintió retratado en el personaje principal y que se ofendió mucho con su hijo.
En cuanto a los actores: George C. Scoot y Peter Boyle eran muy buenos y eso se nota siempre, y el resto de secundarios están muy bien escogidos.
Bien filmada, se nota que Schrader tiene talento, con toques infantiles en su forma de mostrarnos la supuesta sordidez del mundillo porno. Divertida y genial la escena que van atravesando las paredes de cartón que dividen las distintas facetas del porno. Tampoco se queda manca aquella en la que el sádico cae sobre el espejo. Muy divertido por momentos, el casting que realiza Scott.
En fin que al final (aunque poco más puede decir Schrader) si bien deja claro - de forma escueta pero directa - las motivaciones de la niña y el padre para actuar como lo han hecho, me quedé con la sensación de que faltaba algo.

Interesante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
elizabe_th
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29 de setiembre de 2011
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
292/12(23/09/11) La segunda realización del gran guionista Paul Schrader es un intenso drama en el que chocan dos mundos, trata un tema cuasi-autobiográfico el de personas con una fuerte educación religiosa que de tanto apretarte con sus preceptos acabas por explotar y haces todo lo contrario que te han obligado, él pertenecía a una familia de descendientes holandeses y de sólidas convicciones calvinistas, lo mismo que es el protagonista. Schrader en esta obra hace una puesta al día del western de John Ford ‘Centauros del desierto’, una muchacha que desaparece entre las garras de los indios en este caso el submundo del porno duro, ellos la transforman en otra persona, en la del oeste era su tío Ethan Edwards-John Wayne quien la buscaba durante años por las Naciones Indias, aquí es su padre Jake VanDorn-George C. Scott quien se mete de lleno en este perverso universo para hallar a su retoña, Kristen (correcta Ilah Davis) él está viudo y proviene de una comunidad ultrareligiosa calvinista, su hija desaparece durante una excursión con el instituto en Los Ángeles, la policía se preocupa poco, por lo que contrata a un detective, Andy Mast (buen Peter Boyle), que le hace saber que está metida en una red de pornografía, por lo que decide por su cuenta adentrarse en este sórdido mundo haciéndose pasar por un productor de este género. La puesta en escena es uno de los pilares del film, con un comienzo que es el contraste con lo que en mayor metraje vamos a ver, una un lugar donde resalta el color blanco de la pureza, de la inocencia, pero que a la vez es un sitio cerrado y tras la desaparición de Kristen empieza el descenso a las catacumbas de la sociedad, el patio trasero donde guardamos la basura de nuestra conciencia, donde se asientan nuestros más bajos instintos, una ciudad oscura, sucia, turbadora, donde la única luz proviene de las luces de neón, poblado de sex-shops, peep-shows, cines porno, rodajes de hardcore duro, prostitutas y sus chulos, territorios sombríos para representar la bajada a los infiernos por un alma pretendidamente limpia, recuerda en este aspecto a la posterior ‘Taxi Driver’ de Scorsese no en vano además de ser el guión de Schrader el fotógrafo es el mismo, Michael Chapman (‘Toro salvaje’ o ‘El Fugitivo’), urbes sucias, pobladas de personajes deprimentes, pusilánimes, pesimista, donde el ultrareligioso protagonista se alía con una actriz porno, Niky (Fenomenal Season Hubley) y se da cuenta que ella tiene más dignidad que él, con este choque entre estos caracteres nos vemos reflejados en nuestros conceptos moralistas, bastante discutibles y bastante complejos. Este film es una crítica social tan de moda en el cine de los 70, donde se critica a la juventud, a la religión, a la hipocresía ética, al mundo de la pornografía que estaba en auge en esta década, derivando en algunos casos en las abominables snuff-movies. (Continua en spoiler sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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30 de abril de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film muy hermanado con la ya legendaria "Taxi Driver", con el cual comparte director de fotografía, editor, guionista y actor secundario (Peter Boyle), además de una sórdida ambientación urbana y el papel clave de una prostituta en la trama. Libremente inspirada en "Centauros del desierto" (palabras del propio director), pero con los tropos visuales típicos de los 70 (suciedad visual, mental y ambiental) e insistiendo en su temas recurrentes (religión y redención). En ese sentido, me recuerda bastante a "Buscando al Sr. Goodbar", otro olvidado título a la espera de su justa reivindicación. Dos peliculones que de haber sido firmados por Scorsese, Lumet o Coppola, hoy serían venerados. El descenso a los infiernos del protagonista (un acertado George C. Scott) es retratado de forma contundente, obligado por las circunstancias a entrar en los bajos fondos de L.A. y a tratar con la peor calaña posible. El desenlace es uno de esos falsos finales que te dejan descompuesto. Recordatorio para la pequeña aparición del inconfundible Tracey Walter. Repito, infravalorada.
Sirope
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