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El último héroe americano

Drama Un joven granjero aficionado a las carreras de coches ve cómo su padre es encarcelado por transportar whisky ilegal. Entonces es cuando decide explotar su gran afición para recaudar dinero y así utilizarlo en la defensa de su padre. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
3 de marzo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida película, con un joven pero ya buen actor Jeff Bridges, con una atmósfera muy propia en el cine de comienzos de los años setenta en Los Estados Unidos.
Personajes atribulados por una situación social o familiar de la que quieren escapar o bien desean salir victoriosos, y enfrentándose a un mundo algo corrompido, donde las reglas se subvierten en beneficio del dinero, la fama y las mujeres fáciles.
El idealismo, la dignidad, salen victoriosas, en una cinta no demasiado extensa en anécdotas y situaciones, pero amena.
Vamos, que no es gran cosa en sí misma, pero no sale mal parada del paso del tiempo.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
Constancio
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30 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casualmente el año anterior se estrenó Junior Bonner de Sam Peckinpah —una gran película— que tiene su paralelismo con ésta. En aquella, el hijo, Junior Bonner, se dedicaba al rodeo y también buscaba una especie de reconciliación con su padre que tenía problemas con el alcohol. En este caso el padre de Junior Jackson también tiene problemas con el alcohol pero no por beberlo, sino por destilarlo ilegalmente. Tanto el uno Junior como el otro Junior quieren lograr el reconocimiento de su padre ejerciendo en lo que son expertos. En el último héroe americano, Junior es un temerario piloto de carreras de coches.

La película es un exponente americano total con todo el sabor de los 70, y eso es ya un punto a favor —no faltan las persecuciones policiales al estilo Burt Reynolds—, y habla de la gran afición que tiene ese pueblo por los espectáculos a lo grande, como el del tema de esta película: Las clásicas carreras por pistas de tierra de coches de modelos de todos los gustos; o las competiciones en las que los coches terminan destrozados. El ambiente y el paisaje me ha parecido clavado a los que se ven en el programa Los cazatesoros, el de los dos amiguetes que se dedican a comprar antigüedades por los más recónditos lugares. Supongo que algún día visitarán las naves que por aquí se ven buscando viejas glorias de vehículos y demás cacharros olvidados. Igual encuentran a Junior Jackson, ya mayor, que les hablará de su padre con cariño y, a lo mejor, les vende algún alambique antiguo o algún cartel de aquellos famosos de aceites STP o Wynn's, o algún trofeo de los suyos. Los americanos son muy nostálgicos, bueno, como todos; o casi todos.

Por lo demás, la película no es ninguna obra maestra, mucho mejor la de Peckinpah, con Steve McQueen, pero se puede disfrutar sin más. Está siempre presente Jeff Bridges en sus tiempos mozos; de entrada aparece el genial Ned Beatty, siguiéndole el peligroso Falconetti, continuando con el espabilado Ed Lauter y rondando de continuo el escandaloso Gary Busey. Por tanto, tiene miga para verla tranquilamente.
floïd blue
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17 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
I got a name. Alambique. (Como con la justicia) Consigues lo que pagas. Limpio como un silbato. La leyenda del indomable.
Pues está bien/bonita. Al principio uno teme llanto y crujir de dientes, tedio acerado, vacío guapo, que aquello sea como aquella famosa (Las 24 horas de Le Mans) de Steve MacQueen (no sé si como otra de Paul Newman, ¿500 millas?, igual), solo carreras, o que la trama/trauma/troma, las transiciones, sea/fuera solo una triste excusa para rellenar los agujeros que estas dejan y no, ni mucho menos, es una ricura el resto, tiene ese sabor aire áspero maravilloso de realismo setentero a lo Bob Rafelson (Mi vida es mi vida) o Jerry Schatzberg (El espantapájaros) o Arthur Penn (Bonnie y Clyde de finales de los sesenta) o Robert Aldrich (La banda de los Grissom) o Stuart Rosenberg (La leyenda del indomable de finales de los sesenta o Brubaker del 80) o John Schlesniger (Cowboy de medianoche de finales de los sesenta) o Walter Hill (Driver) o incluso John Byrum (Generación perdida del 80), lo cual se nota especialmente en la creación ruda/cruda/bella de personajes, en no ahorrarse sordideces cuando toca y en la extracción social de los protagonistas, baja, dificultosa, con la ley o cualquier tipo de autoridad como absurda injusta amenaza, la realidad entera cuestionada, grotesca y también lírica hermosa desastrosa. Destacaría en este caso por encima de todo dos cosas o aspectos, los padres, muy claramente él, con esa sobriedad esencial sabia que da la vida dura tamizada filtrada escanciada por la estoica disciplina (como decía el jefe de su padre en Alguien voló sobre el nido del cuco, no conformarse con ser una oveja mansa más dispuesta a ir callada pasiva al matadero, estar dispuesto a pagar el precio con dos cojones, a cargar con todo el dolor del mundo sobre tus anchas viriles espaldas), manifiesto redneck (bueno), la asunción de las cosas tal cual son, sin aspavientos ni quejas ni lloros ni melodramas, sin victimismos ni monsergas, sin miramientos ni mariconadas, a las bravas y a la intemperie, y la historia/papel de la chica Perrine a la que recuerdo, obvio, como la novia de Lex Luthor y que es estupenda/estupendo, lleno de matices y verdades, de tristeza y disfrute ese recorrido breve narrativo, una gozada pequeña, interludio, entremés, entre paréntesis.
La película podría ser una simple fórmula, las aventuras de un titán yanqui ordinario, el título lo dice así con evidente ironía, o una rapaz tremendista tragedia y en cambio optan por tirar por el camino del medio, por ser amables y contar con certeza y tiento a través de una mirada crítica satírica disfrutona, distante a la par que cariñosa, sarcástica y piadosa, seria y bien humorada, en definitiva, no es una/la gran cosa, pero claramente se goza/aprecia, un respeto, viva.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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30 de abril de 2024
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Tercera película que veo del director, después de Los que saben morir (1970) y El gran duelo (1970). No tiene muchas más cintas en pantalla grande, pero sí mucho trabajo para televisión: miniseries y series de televisión.
Es una cinta basada en un relato de Tom Wolfe que narra las peripecias de Junior Johnson, un corredor de las carreras ovales, la Nascar. Al parecer es el ganador de más carreras sin un campeonato estatal, incluyendo algunas de las más grandes, 500 millas en circuitos míticos.
Muy bien Jeff Bridges, muy bien, como siempre, en un papel de juventud, en uno de sus primeros papeles. También están el inexpresivo Ned Beatty y como manager del equipo interviene Gary Busey, gordito simpático que aparece en cientos de películas.
Muy interesante es el papel de Valerie Perrine, tiene un cuajo tremendo y una capacidad impresionante. Me gusta mucho.
Es interesante, tiene ritmo pero me llega lejos el tema y el espíritu de ruralidad que respira la cinta. El medio oeste americano lleno de vulgaridad, falta de recursos y necesidades. Seguro que a los americanos les gusta la cinta. Es más, estoy seguro que se ha convertido en un clásico de la cultura americana. No se me hizo larga pero por momento se acusa una falta de interés
ÁAD
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