Hideaways

Lo que empieza siendo un cuento fantástico de salerosa narración, se convierte de repente, ante el pasmo de quien lo mira, en un pastelazo sacaroso de romance adolescente, con una cursilería entre zafia y grotesca.

Los 80 y pocos minutos del metraje se estiran inexorablemente, mientras expones tu sufrido cerebro a este percal, que asegura que el amor todo lo cura, y si padeces una enfermedad maligna e intimas con un zarrapastroso de pelos imposibles que has conocido el día anterior en una cabaña del bosque, lo mismo empieza a crecer la hierba y los pajaritos cantan.

Que ningún fan de Crepúsculo se pierda este invento. Los demás, mejor ni se arrimen.

Cinta interesante por su planteamiento peculiar que da por hecho varias situaciones fantásticas sin profundizarlas demasiado y manejándolas de forma casi natural, situación que puede molestar pero que no debe tomársele mucha importancia si es que se quiere disfrutar. Lo francamente negativo es lo forzado en general de la trama, con algunas situaciones algo mal realizadas, especialmente el final que se da de una forma algo burda en cierto momento. La historia en general es sencilla, sin muchas aristas ni gran profundidad, más como una especie de cuento fantástico que al menos no es muy infantilizado y tiene toques un poco fuertes que al menos le ponen emoción y la hacen entretenida y efectiva. Recomendable sin muchas expectativas.

El argumento no puede ser más prometedor: un cuento de amor actualizado, con componentes sobrenaturales y tratado de llevar con realismo. Sabíamos que Crepúsculo abriría invariablemente moda, para qué engañarnos. Sólo que es de esperar que las nuevas historias tuvieran mejor afinadas las bases. Y Hideaways es uno de esos ejemplos.
Los primeros 20 minutos no puedes despegar la mirada, sin saber muy bien qué ritmo va a presentar aún la película. De inicio, me hizo recordar a Powder, la película de Victor Silva de 1995. El protagonista es un chaval que proviene de un curioso y "peligroso" linaje: todos los varones vienen al mundo con alguna capacidad extraordinaria. Pero no tiene porqué ser buena. El abuelo Furlong se quedaba ciego cuando pensaba en sexo. El padre del protagonista anula toda la señal eléctrica que tenga a su alrededor si se altera, y James, nuestro adolescente atormentado, mata. Mata todo cuanto toca, sea de la especie que sea. A este argumento sumadle que está rodada en Irlanda íntegramente, lo que para mí le sumaba puntos.
El peso femenino de la película cae sobre Rachel Hurd-Wood, y Harry Treadaway interpreta a James Furlong.
A ella le encuentro un pelín inexpresiva y poco intensa, pero les doy un 8/10 en la química mutua.

Buen y apropiado acompañamiento musical de Eric Neveux.

En conclusión: película que se deja ver, cuenta con una moraleja bonita, clásica y aceptable, pese a que algunas imágenes pueden y son duras, pero me ha fallado el guión de Nick Murphy. Demasiado forzado y escenas mal realizadas y representadas, con un potencial que no han sabido, o querido, explotar.

Este tipo de películas llega a ser bastante prometedor, con su altura puesta en la originalidad, la creatividad, un guión que parece una pieza non plus ultra... y, ¡zas!, qué fiasco tan grande. No habría mucho que comentar de este amasijo de ingredientes que funcionan mejor cuando no tratan de endulzarse con una aparente originalidad. ¿Ciencia ficción?, ¿fantasía? ¿realismo mágico? ¡Qué es esto! Échale un vistazo bajo las advertencias de los que aquí somos tu filmaffinity amigos.