Perdona nuestras ofensas (C)

Entre los seis millones de judíos y los cientos de miles de polacos, soviéticos, gitanos, testigos de Jehová, homosexuales, eslovenos, serbios o republicanos españoles, normalmente se olvida a otras víctimas de los crímenes nazis: las personas con discapacidad. El programa Aktion T4 asesinó sin piedad a unos 300000 seres humanos simplemente por tener alguna discapacidad. Muchos fueron niños.
Perdona nuestras ofensas nos cuenta está terrible historia, y al contrario que muchas películas, que por exceso de metraje deberían haber sido cortometrajes, en esta ocasión queda la sensación de que le hubieran hecho faltan más minutos. En vez de un corto, debería haber sido por lo menos un mediometraje, porque las cosas suceden demasiado deprisa y no hay apenas tiempo para presentar a los personajes y poder quedar verdaderamente impactados con su espantosa odisea.
Aun así, buen ejercicio de cine, elegante, con una excelente producción y comprometido, que pone el foco en unos crímenes atroces y muchas veces olvidados de los peores asesinos de la historia.

‘Perdona nuestras ofensas (Forgive Us Our Trespasses)’ es el nuevo corto de Netflix, con una premisa que conviene no desvelar (hay algunos planos sorpresa) y que nos presenta una historia tan interesante como apasionante. Lamentablemente, ese es su mayor problema, ya que una trama semejante demandaba una duración más extensa, estando ante un corto de apenas diez minutos que sabe a poco, y siendo uno de esos casos excepcionales en los que no habría pasado nada si llega a ser una película (o mediometraje de media hora, como se prefiera).

En cuanto a la dirección, es sorprendente el esmero y buen hacer que se plasma en el corto, con una factura técnica prácticamente impecable. Y lo mismo se puede decir del reparto, totalmente inspirado y aprovechando los pocos minutos que tienen para su lucimiento. Dicho todo esto, recomiendo este fascinante corto, aunque deje con ganas de más, pero eso quiere decir que se han hecho las cosas bien. No obstante, una historia como la que nos ocupa merecía una duración mayor, con un mensaje final que hiela la sangre y confirma que aquí hay material de sobra para un film. Y hasta aquí puedo leer.

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