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Pasión inmortal

Drama. Romance Desoyendo los consejos de su familia y amigos, Clara Wieck, una prometedora pianista, decide casarse con Robert Schumann, un compositor con muy poco futuro. Tras su matrimonio, Clara deja su carrera como concertista de piano para dedicarse en cuerpo y alma a su marido y a los sietes hijos que ha tenido con él. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
9 de marzo de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuentan los biógrafos del compositor alemán, Johannes Brahms, que la relación de éste con el también compositor, Robert Schumann y su familia, estuvo colmada de generosidad y de inmenso apoyo por parte de Schumann hacia su pupilo. Clara, la esposa de Schumann, también valoró su música... y fue dadivosa –quizás más que una amiga- para el inolvidable compositor de, “Wiegenlied” (Canción de cuna).

De esto trata la película del director, Clarence Brown, <<PASIÓN INMORTAL>>, pero la historia que escribieron los guionistas, Ivan Tors, Allen Vincent y otros, es una versión libre e idealizada de esta aventura, en la cual –como un escultor frente a su madero- se pulieron las asperezas, desavenencias y posibles desajustes de las personalidades de los artistas, y se hilvanó una relación ¡tan atinada! que les deja lo bien parados que uno siempre desearía que fueran –pero no siempre son- los hacedores de arte. Por lo demás, el toque es feminista, pues, el personaje central es, Clara Wieck Schumann, la mujer que, desde antes de casarse, impulsó la música del entonces desconocido y pobre compositor, y de quien terminará enamorándose el trío de artistas que la rodea: Franz Liszt, en silencio; Brahms, viéndola cada día en su propia casa; y Schumann, haciendo las veces de abnegado esposo y con una gran crisis en ciernes.

No es ésta, pues, una obra cinematográfica para buscar objetividades sobre una relación real, pero, si es un decantado ejemplo de compromiso femenino, de lealtad, compañía, afecto y amistad, como debería darse con mayor frecuencia, entre los seres humanos... y, adicionalmente, es pródiga en momentos musicales de enorme calidad. Schumann, Brahms y Liszt, fueron tres de los más grandes románticos de la historia y su legado es imprescindible para cualquier oído que se respete.

Enormemente apreciable la labor desempeñada por, Katharine Hepburn, quien derrocha personalidad, y se preparó tan intensamente con la pianista, Laura Dubman, que cualquiera puede pensar que es ella –y no Laura- quien interpreta las obras al piano. En los acercamientos al teclado, sus movimientos son de una ejecución tan precisa que no deja la menor duda.

<<PASIÓN INMORTAL>>, es un filme muy bien fotografiado; la dirección de, Clarence Brown, logra una efectiva composición de escenas; y en la ambientación no se escatimó en sets del mejor gusto. Algunos momentos resultan encantadores: La decisión de ¿quién mata a la gallina?; el regreso de Bertha en su tropiezo con Brahms; el encuentro de Clara y Brahms en el palco del auditorio… y ese breve pasaje del rey Albert, asumiendo la reclinación que no le permitieron hacer cuando pequeño.

Creo que puedo darle a este filme el calificativo de notable.
Luis Guillermo Cardona
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28 de julio de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Schumann narrada con mucho sentimiento, que a veces carga un poco, pero que se perdona (por lo menos yo así lo hice) porque pesan más en la balanza cosas como las interpretaciones, tanto de Katharine como de Henreid o Walker, que están maravillosos, o como los detalles que tiene, el ritmo, los momentos musicales (una música estupenda y una Hepburn que toca sin tocar pero que llega muy dentro), etc.
Quizás si tuviera que sacarle algún pero, por dar explicación a ese "7", sería que me parece que se infravalora un poco al personaje de Brahms, no me refiero a que que se le dé poca importancia en la película, ya sabemos que no es él el protagonista, pero como que da la sensación de que siempre estuvo un poco a la sombra de Shumann.
Poco más puedo detallar sin desvelar algo de la película para la gente que no la haya visto, así es que sólo voy a recomendarla, lo demás lo detallaré en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Katharine
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20 de noviembre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy bonita película que narra la vida del matrimonio entre los dos compositores y pianistas, Robert Schumann (1810-56) y Clara Schumann (1819-96) –Clara Wieck de soltera-, desde que se enamoran, oponiéndose el padre de ella, también músico, al matrimonio de su hija (que se celebró en 1840, él con 30 y ella con 21), pues en ese momento Robert no era todavía un músico consagrado, pasando por los años felices del matrimonio, (1840-5) -que tuvieron 7 hijos, los regalos de música compuesta por él para ella-, hasta llegar a la depresión (a partir del 1845) y posterior muerte de Robert, -el cual acabó volviéndose loco, muriendo en un manicomio-, momento en el cual ella parece desviar su corazón hacia otro joven compositor, Johannes Brahms, 1833-97, por lo tanto 14 años más joven que Clara, el cual desde hace tiempo vive en la propia casa del matrimonio, pues admira la música de Robert y está enamorado de Clara-.
Esta misma historia se cuenta en una película llamada Clara, también comentada por mí en FA, y que ha tenido muy poca difusión, por desgracia, en España.
En el spoiler, indico las diferencias abismales que existen en como cuentan ambas películas la vida del matrimonio Schumann.
Nota de Pasión inmortal:
9 sobre 10.
P.D. Así que corten esta crítica, enciendan el televisor y música maestro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Piano y yo
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15 de noviembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bonito biopic sobre la vida de Clara Wieck, más conocida como Clara Schumann, una de las grandes concertistas del siglo XIX y esposa del compositor alemán Robert Schumann. Para lo que suelen ser estas edulcoradas adaptaciones hollywoodienses de la vida de grandes artistas y músicos -y pese a que está llena de libertades y algunas licencias imperdonables- el director norteamericano Clarence Brown mantiene con mirada sensible el interés del espectador, sea o no aficionado a la música clásica.

La película se inicia con una larga secuencia de un concierto en Dresde en 1839 cuando Robert y Clara desean casarse pese a la oposición del padre de Clara. Diez años después de su boda, ya en Leipzig y con 7 hijos, la vida de Clara se dedica al sacrificado cuidado familiar, mientras Robert trata de obtener éxito y reconocimiento. Es el momento de la llegada de Johannes Brahms para estudiar con Robert.

La película es evidentemente simplificadora, pero sería un error verla como un documental: los retratos de Brahms y del propio Schumann son bastante reductores –vana labor hercúlea poder resumir en un par de horas la compleja personalidad de ambos compositores, dos de los más grandes de la historia- del mismo modo que la fugaz visión del ególatra pero generoso Liszt está dibujada con rasgos de caricatura. Tampoco esperamos que nos explique la verdadera causa de la enfermedad mental de Schumann -uno de los efectos de la sífilis contraída en su juerguista juventud- y, sin embargo, a pesar de todo, no deja de ser una atractiva película que conserva algunas de las líneas fundamentales de la vida de Clara, centrada su insobornable amor por su marido Robert, así como el gran afecto –y puede que algo más- por el joven Brahms.

El trío protagonista actúa a un gran nivel: tanto Robert Walker como Paul Henreid –especialmente el primero, uno de los actores más dotados y sensibles de su generación, trágicamente fallecido a los 32 años- dan bien el pego como Brahms y Schumann respectivamente, aunque la labor del león aquí se la lleva Katharine Hepburn en una intensa y matizadísima actuación, sin sus habituales muecas ni gestitos, verdaderamente transida, en su interpretación de Clara Schumann, con una contención y expresividad maravillosas -la escena en el manicomio de Bonn cuando se encuentra con su marido es una de las razones por las que siempre será a pesar de todos sus excesos una de las grandes-.

Hermosa y romántica, con algunos elementos de comedia y sobre todo de melodrama, las interpretaciones al piano de los actores son bastante creibles y suenan de maravilla, no en vano fueron dobladas por el mítico Artur Rubinstein.

"Dos corazones que se hablan sin palabras el uno al otro
Al amor sincero tal cual es
Sin falsas ilusiones ni tempestades
Sin pecados ni resplandor
Sin crujido de sedas ni brillo de joyas
Sólo el amor sin adornos”
Gould
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31 de marzo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En cuanto comienza la proyección se advierte que la música va a ser una de las estrellas de la velada porque las notas se escapan con generosidad del pentagrama y la pantalla se llena de compases, de fusas y de bellos arpegios.
La dirección de C. Brown sabe imprimirle pulso firme pero, al mismo tiempo, posee suavidad narrativa, contundencia y un notable sentido estético.
La intervención de los tres protagonistas principales resulta muy convincente y, una vez más, K. Hepburn demuestra esa inabarcable capacidad para seducir al público.
Pero también el resto del reparto cumple su cometido a la perfección.
La película es emotiva, intensa, no le faltan detalles de humor y sus hechuras cinematográficas están a la altura de las mejores producciones.
ABSENTA
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