...Y con el diablo somos tres

Así fue como se llamó esta película en España y cuando la ponían ( atentas las nuevas generaciones) un sábado por la noche en horario de máxima audiencia.

Buena película en la que en realidad hay tres protagonistas: un Gene Kelly que demuestra que es un buen actor sin cantar ni bailar, una hermosa por dulce Pier Angeli, y una Alemania destrozada por fuera por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial e internamente por la maldad nazi. No son decorados, sino que está rodada en Munich ( más de un 70% de la ciudad fue destruída tras sufrir 66 bombardeos), Salzburgo, ( apenas afectada, la verdad) y el Bergoff o refugio favorito de Hitler en los Alpes ( unos años después el Gobierno alemán lo destruyó para evitar que fuese un santuario neonazi).

En la historia hay amores, traiciones, intrigas políticas, todo en el ambiente tan alemán de los cabarets.

Recomendable para recuperar esta pequeña joya que, creo que ha pasado desapercibida porque tuvo la mala suerte de ser rodada el mismo año que Kelly hizo "Cantando bajo la lluvia" y tres años después que la magistral "Berlín Occidente" del genio Billy Wilder.

Los mayores atractivos de esta menor intriga de postguerra son resumidamente tres: las atractivas localizaciones en el Munich aún en reconstrucción de 1952 (aunque la película trascurra en 1947) y en las ruinas de la residencia de Hitler en Berghof, cerca de Berchtesgaden, muy bien rodadas gracias a la fotografía del checo Václav Vich; la originalidad no muy frecuente de ver a Gene Kelly –por cierto, una de mis mayores debilidades- sin que de dos pasos de baile y, en último lugar, disfrutar de uno de los contados papeles que rodó la bellísima y tristemente malograda Pier Angeli. Lo demás, la trama de nazis dispuesta reeditar ridículamente el III Reich, base argumental de la película, no tiene el mayor interés y es el desquiciado pegamento argumental con el que disfrutar de los elementos antes destacados.