Hombres al borde de un ataque de nervios

Tras tan curioso título que, además, es el original (sorprendentemente, porque sonaba totalmente a uno de esos títulos "graciosillos" y oportunistas que a veces se les ocurren a los traductores españoles), Audrey Dana dirige una comedia dramática bastante convencional que, además, no es ni especialmente divertida ni tampoco muy emotiva. Lo que sí es es larga, muchísimo, teniendo en cuenta lo simple que es la idea y el desarrollo: un grupo de hombres con depresión, muy diferentes entre sí, acuden a una terapia de grupo en plena naturaleza, y allí conocen no sólo a su peculiar terapeuta, sino por supuesto también el verdadero sentido de la amistad y de la vida.
Se queda un poco a medias de todo y no destaca demasiado en nada, pero se deja ver y el trabajo de los intérpretes es bastante bueno (atención al gran Thierry Lhermitte).

Al estilo de un par de series recientes, 'White Lotus' o 'Nine Perfect Strangers' (las comparaciones son odiosas, sí), pero en este caso a la francesa, como la tortilla, y lamentablemente con muy poca gracia, que era su intención, amabilidad, y buenas intenciones aparte.

Personajes mal definidos, con demasiada prisa al comienzo, que no pasaría nada porque hay rato para arreglarlo, pero luego se pierde el tiempo en patochadas, más bien infantiles y ridículas, y aunque en la recta final lo intentan enmendar, no se consigue. Es una comedia muy típica del cine francés, pero en esta ocasión apenas lograron sacarme un par de sonrisas, y eso que la idea daba para bastante descojone, 8 o 9 hombres de diferentes edades, todos ellos inútiles, lloricas y penosos en el terreno personal, cada uno con sus traumas, manías o problemas, en un campamento casi perdido en la montaña, y con una monitora un poco inusual.

Muy floja. Quizás a espectadores que se partieron de risa con las de Asterix y Obelix les pueda agradar un poco más que a mí (es ese tipo de humor, pero sin el deleite de dichos personajes míticos), o si te molan las comedias españolas de Julián López o José Mota.., quizás la disfrutes más que yo.

Wolf.