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El judío Suss

Drama Durante el Siglo XVII, Joseph Süss Oppenheimer, un siniestro y avaro judío promueve la inmigración judía en la ciudad de Württemburg. Es una de las más importantes películas de propaganda antisemita del III Reich. Extras judíos fueron "contratados" en Praga y las escenas que muestra la entrada de los judíos en Württemberg y el culto en una sinagoga fueron filmadas ahí. No confundir con la película británica "Jew Süss" de 1934, también ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
8 de agosto de 2011
27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de esta película es sumamente complejo. Tiene momentos de calidad innegable, así como una brillante interpretación de Ferdinand Marian que lo catapultó a la fama. Obviamente adolece de momentos demasiado panfletarios que empañan los otros méritos de esta obra y que no están presentes en muchos otros filmes de la misma época. Aunque a veces no se crea, el 90% de las películas nazis - como las de la URSS o China, etc - eran de temática no conflictiva, simples historias de amor o de risa, tanto que una sociedad tan susceptible como la alemana ha seguido emitiendo la mayoría de esas películas sin ningún problema salvo su casposidad o su obsolescencia, como sucede con los largometrajes exhibidos por Cine de Barrio y rodados en época de Franco. El judío Süss constituyó una gran excepción y por eso fue una de las perlas preferidas del señor Goebbels.

En esta obra asistimos a la condenación total del judío corruptor de la nación alemana - en este caso del duque Württemberg y su territorio por medio de las tretas que utiliza para dominarlo. Lo interesante es que se refiere a un personaje histórico cuya historia ya fue repetidamente versionada tanto por escritores judíos como antisemitas para dignificar o denigrar la primera persona de ascendencia de judía que tuvo verdadero poder en una corte europea. En el filme se exageran los hechos y los aproxima a la actualidad nazi y, pese a los demanes políticos que perpetra, vemos que, curiosamente, es atacado principalmente por un tema con claros ecos hitlerianos: la Blutschande (la infamia de sangre, el mestizaje) que justifica la expulsión de todos los judíos del país y que "legitiman" apelando a ciertas palabras de Lutero.

Me gustaría recalcar que en esta película podemos hallar ciertas curiosidades imposibles de no destacar. Me gustaría señalar dos:
La primera es que Suss es el demonio judío y, aunque hay otros como él, vemos que no todos los judíos son tan malos como él y que algunos incluso lo critican acremente. ¿Acaso se plantea la posibilidad de que el judío pueda ser bueno como podría llegar a serlo el personaje del astrólogo?

La segunda es que Suss levanta la ira del pueblo por obligar al duque a ir en contra de la Constitución e incluso es atacado por ser un Verfassungpfeindlich (enemigo de la Constitución). ¿Acaso no lo fueron también los nazis, que rápidamente suspendieron la Constitución de Weimar? ¿Cómo recibirían esto los alemanes? ¿Puede ser que incluso Harlan hiciera, aunque no lo creo, un velado ataque a Hitler?

Simplemente recomendar esta película ante todo por la influencia política que tuvo y el uso que se le dio a la industria del cine, algo que puede servir para ver ciertas películas actuales de otra manera. Obviamente el mensaje transmitido es horrible, así que si lográis olvidar su ideología y lo que provocó podréis hallar un notable filme.
Antoniocasal
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15 de abril de 2010
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El judío Suss (1940) fue encargado por Joseph Goebbels como una respuesta al film inglés del mismo nombre filmado en 1934. El Judío Suss inglés era un film antinazista, que mostraba a Süss Oppenheimer como victima de un duque despiadado. La versión alemana, por su parte, muestra la perversión de un judío ambicioso y dañino que logra desbaratar un principado.

Este film fue presentado como una advertencia a los ciudadanos de los peligros de la raza hebrea dentro de los pueblos. Su sub-título fue conocido informalmente como "El peligro de un judío".

Este film sigue estando censurado en Alemania para la distribución comercial.

Estéticamente no es de gran categoría, pero sin dudas la actuación de Ferdinand Marian es notable. Kristine Söderbaum, por su parte, presenta un trabajo deficiente lleno de exageraciones. Sin dudas la elección de esta actriz se debió a que fue considerada por los nazis como la alegoría de la mujer aria.

Como muchos sabemos, la propaganda nazi funcionaba como un sistema en sí mismo, que mediante la repetición de primicias, conseguían la aceptación del público. Dentro de este film, encontramos los típicos elementos de un film nazi, que muestran los valores que estos poseían:

1) La glorificación del Volk o pueblo.
2) La presentación de una mujer aria, bondadosa, sacrificada y bella.
3) El antisemitismo
4) La importancia de la mantención de un juramento (la palabra es la herramienta de los nazis)
5) El rechazo a la acumulación de capital y la valoración de la humildad y la no-ostentación.

Sin dudas, un film que este año 2010 volverá a ser revisado y visto, seguro, con otros ojos.
Cata
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29 de agosto de 2020
6 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
277/37(21/08/20) Cinta compleja a la hora de calificarla (con sentido parecido a la famosa “El Nacimiento de una Nación”), pues por un lado están sus valores cinematográficos, pero por otro lado está su hedionda vertiente de propaganda racista que lo empaña todo con su ponzoñoso antisemitismo, donde la sutilidad ni está, ni se le espera. Fue un encargo del Ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels como respuesta al film inglés del mismo nombre filmado en 1934, pero mientras la versión anglo era un film contra la opresión a los hebreos (mostraba a Süss Oppenheimer como víctima de un duque despiadado), la versión teutona muestra la perversión de un judío (Suss) ambicioso y dañino que logra manipular a un gran mandatario, en contraposición nos encontramos con el pueblo germano (aunque aún no existía Alemania como tal), puro y bondadoso, el más cercano a villano es el Duque Karl Alexander, pero se muestra como un débil influenciado vilmente por el perverso judío. Siendo este epítome de todos los judíos, de como si confías en ellos, siempre será en beneficio de sus espurios intereses (puaj!).

Dirigida por Veit Harlan, escribió el guión con Eberhard Wolfgang Möller y Ludwig Metzger, los papeles principales fueron interpretados por Ferdinand Marian y la esposa de Harlan, Kristina Söderbaum. Fue gran éxito en Alemania, vista por 20 millones de personas. Aunque su presupuesto de 2 millones de Reichsmarks se consideró alto para las películas de esa época, los ingresos de taquilla de 6,5 millones la convirtieron en un éxito financiero. Heinrich Himmler instó a los miembros de las SS y la policía a que lo vieran. Tras la restauración de los derechos de autor en virtud de la Ley de Acuerdos de la Ronda Uruguay, la película está actualmente en manos de la Fundación FW Murnau. La Fundación solo permite proyecciones de la película cuando van acompañadas de una introducción que explique el contexto histórico y el impacto pretendido. La infame cinta “El judío Süß” de Veit Harlan, tiene el dudoso honor de pertenecer a la llamada “Trilogía antisemita nazi”, al lado del falso documental “El judío eterno” de Fritz Hippler, y “Los Rothschild” de Erich Waschneck.

El filme se basa supuestamente en episodios históricos reales, tergiversándolos para cuadren con el pensamiento nazi. La película se ambienta en el siglo XVIII, en lo que por aquel entonces era el ducado de Wurtemberg (Alemania aún no era una nación única) bajo el gobierno de Carlos Alejandro (1684-1737). Este gobernante decidió contar en su época con Sus Openheimer, un judío, como ministro de finanzas. Sin embargo este no consiguió granjearse el apoyo popular y cuando murió su protector, Carlos Alejandro, fue ajusticiado por una revuelta popular.

Es curioso como presentan al voluble Duque de Württemberg Karl Alexander, en los fastos con el pueblo vemos la algarabía general de vítores, y entre ellos a dos mujeres peleándose por estar en primera fila, lo turbador es que en la refriega dejan ver sus pechos, y con la sonrisa pícara del Duque ante tal visión, elemento que ya dice mucho del carácter gratuito de la película en muchos de sus aspectos.

Pero cuando entra en acción el judío Suss, ataviado al modo ortodoxo hebreo, todo cobra sentido racista nauseabundo, vemos este tiene una caja de caudales rebosante de joyas para engatusar al Duque, y con esto comienza a manipularlo, pensando en financiarlo para poder manejarlo, como le remarca el ‘secretario’ de Suss, "Deberías darle, darle, darle, para que podamos tomar, tomar, tomar". Vemos uno de los mantras nazis, como los judíos intentan camuflarse entre ‘gente de bien’, y tras convencer al Duque para entrar en la ciudad (lo tiene prohibido los judíos), lo vemos ya ataviado de gentil, aun así los buenos arios lo distinguen (Faber lo detecta por su sexto sentido), junto al Duque se muestra como corruptor, llega a empujar al mandamás a convertirse en ‘jerarca’ absolutista, se atacan las intenciones de Suss como Verfassungpfeindlich (enemigo de la Constitución), vamos, un Dictador, lo mismo que era Hitler. Siendo Ministro de Finanzas explota a base de ingentes impuestos al pueblo (se dice de Suss:“juega con el dinero que suda la gente pobre financia la guerra del duque contra su propio pueblo”). Pero es, con mucho, el más comprensible, organiza fiestas para seleccionar jovencitas púberes para su superior, él también intenta hacerse con una joven bella (aria por supuesto). También hay tiempo para decirnos a través de Suss que los judíos no tienen patria (esto cuando la joven que lo lleva a la ciudad le pregunta que de donde es) y le responde que su hogar es el mundo, en consonancia con el estereotipo de vagabundos desarraigados. También se comentan las fiestas de Purim, fiesta de la victoria, los judíos celebran la venganza contra los goyim, los cristianos.

Se apoyan para su odio al ‘judío’ en palabras del teólogo Martin Lutero, de hecho se dice por exégetas que los escritos del reformista católico del SXVI son el preludio a la SHOAH, de hecho fueron nombrados como excusa por acusados en los Juicios de Núremberg. En su “Von den Juden und ihren Lügen” (Sobre los judíos y sus mentiras), publicado en 1543, escribió que debían realizarse contra los judíos acciones como quemar las sinagogas, destruir sus libros de oración, prohibir predicar a los rabinos, «aplastar y destruir» sus casas, incautarse de sus propiedades, confiscar su dinero y obligar a esos "gusanos venenosos" a realizar trabajos forzados o expulsarlos «para siempre».

El actor Werner Krauss interpreta en el film a varios personajes (él llegó a decir que catorce, aunque reconocibles a cuatro), todas caricaturizaciones de judíos, en lo que se convierte en una des-individualización de los judíos, todos son el mismo, todos tiene los mismos malévolos planes cual pétrea secta maligna.
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TOM REGAN
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14 de febrero de 2016
5 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más célebres del régimen nazi fue Jud Sus (El Judío Sus, 1940), precisamente porque dicha película encarnaba todo el discurso ideológico del partido nazi sobre la cuestión judía. No en vano, fue una de las películas favoritas del ministro de propaganda, Joseph Goebbels, quien fue además uno de los hombres más importantes dentro de la industria cinematográfica alemana. Películas como el Judío Sus no eran las más habituales en el régimen, puesto que en general se optaba más por el entretenimiento evasivo (y creadoras de un mundo pensado a molde de la nueva sociedad), pero esta película en concreto fue presentada como una película de “Calidad” (o de interés nacional, como proclamaba el ministerio de propaganda) consiguiendo además un amplio éxito de público (más de 20 millones de espectadores). De hecho, fue uno de los pocos filmes declaradamente antisemitas que consiguió el respaldo del público alemán. La película está dirigida por Veit Harlan, quien compartía los mismos preceptos ideológicos de Goebbels y compañía.

La película es en realidad una recopilación del decálogo nazi y la actitud de los pensadores del partido como Goebbels, Alfred Rosenberg o el propio Hitler sobre la comunidad judía. El Actor principal de la película es Ferdinand Marian (quien por cierto al igual que el Führer, era de origen austríaco) quien encarna al personaje principal, el judío Sus Oppenheimer. La película se dedicará a describir, con pelos y señales, sus sucias tácticas para ir escalando posiciones, llegando a convertirse en la mano derecha del duque. En realidad, su retrato es desfigurado para que su figura se equipare con la clásica figura antisemita del judío: Traicionero, incluso con su propia comunidad (otros judíos le llegan a avisar de que está caminando por un camino equivocado, sin embargo hará oídos sordos), camaleónico (llega a desprenderse de su cultura con tal de hacerse pasar como alemán auténtico, a pesar de que nunca lo conseguirá, porque siguiendo el pensamiento racista, los demás personajes alemanes son capaces de “Olerle” a kilómetros) e internacionalista (para el nacionalsocialismo, algo impensable, de hecho en la figura de Sus se pueden ver la figura de banqueros judíos internacionales coetáneos).


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Kyrios
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