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Born to Be Blue: La historia de Chet Baker

Drama. Musical Biopic sobre el legendario trompetista de jazz Chet Baker en los años 60. La historia se centra en la época en la que Baker comienza a rodar una película sobre sí mismo y se enamora de su compañera de rodaje, la enigmática Jane (Carmen Ejogo). El conflictivo pasado del músico vuelve para atormentarlo, hasta el punto de que parece que nunca volverá a poder ser capaz de componer, pero Jane lo reta a volver a la escena musical en contra de ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
17 de setiembre de 2016
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que resulta complicado reseñar una película sobre uno de los mayores mitos del jazz cuando una no es, precisamente, especialista en el tema. Mientras que, por otro lado, es de alabar la función que ejerce el cine muchas veces: ofrecer múltiples visiones artísticas expuestas a través de figuras legendarias, permitiendo así el descubrimiento de corrientes y estilos no tan conocidos por el público más generalista. Es mi caso, pues la primera que escuché el nombre de Chet Baker fue con apenas 18 años gracias a un profesor melómano como pocos. De eso han pasado ocho años, y desde entonces debo admitir que apenas me había vuelto a acordar de él. Ya puestos, prefiero ir con la honestidad por delante. Que me perdonen sus más acérrimos seguidores: de ahora en adelante intentaré escuchar su música, pues una vez lo haces es imposible olvidarla. ¿Cómo lo he descubierto? O más bien, ¿qué me ha permitido acercarme a su legado musical? La respuesta es sencilla, el nada usual biopic de Robert Budreau.

Y como apunto, no resulta muy convencional lo que nos narra el director, tanto por la forma elegida como por el retrato que decide mostrar del trompetista de Yale. Si bien la mayoría de los biopc tienden a abarcar grandes períodos de la vida del personaje en cuestión, Budreau se centra en una etapa muy concreta de Chet Baker. La peculiar y minimalista puesta en escena se torna en un sutil ejercicio de estilo que contribuye a matizar el íntimo universo del músico. A ello contribuye la gran labor de contención del actor que lo encarna, Ethan Hawke, siendo máxime la importancia de dicha capacidad en las escenas musicales, donde sería sencillo caer en una representación superficial. Tampoco pasa desapercibida la compenetración que comparte el actor con su compañera Carmen Ejogo, que desprende sensualidad y una química perfecta con Hawke a través de su personaje, Jane, una mujer que resultó clave como motor catalizador en el resurgimiento del artista. Ambos son quiénes sustentan la película, entrelazándose pequeñas historias de filias y fobias del músico con productores y músicos de talla universal (Miles Davis y Dizzy Gillespie) con su encrucijada personal y profesional.

Lo mejor: el distanciamiento estilístico del género y la interpretación tan rica de matices y claroscuros de Ethan Hawke. El actor, que recibirá hoy el Premio Donostia del Festival de San Sebastián en reconocimiento a su carrera, logra aquéllo que en su día criticó Tarantino de los biopic, luciéndose y dotando a su personaje de una sensibilidad humana y artística quebradizas difícilmente olvidable.

Lo peor: algunos saltos narrativos que alteran el ritmo del metraje y pueden llegar a provocar confusión en algunos momentos y tal vez, lo austero y redundante del guión, que podía haber jugado más con el contexto musical de la época confiriendo más protagonismo a otras figuras claves y al pasado del protagonista.

Un bello y devastador reflejo de superación y autodestrucción, pero sobretodo una carta de amor al arte a pesar de adversidades. Es la historia de Chettie Baker. ¡Un hombre que nació para ser leyenda!
Sirah Wiedemann
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24 de julio de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena versión de Chet Baker, tal vez resalta demasiado lo romántico en cuanto a la mirada, pero no deja de ser interesante.El relato sobre el mundo del jazz, las escenas y las actuaciones te pegan un lindo viaje a lo que pudo haber sido esa gran familia altamente destructiva como creadora, de personajes únicos que dejan una huella eterna. Para los amantes de la buena música.Una gran actuación de Ethan Hawke, sorprendente.
gabriel 79
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15 de mayo de 2017
13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ethan Hawke realiza una brillante interpretación, como Chet Baker. La historia se esfuerza por alejarse de los tópicos tan típicos en los biopic, pero lo consigue solo a medias.

La intensa narrativa no logra salir en ningún momento de la simple exposición de acontecimientos; bien es cierto que rodeada de escenas visualmente impactantes, no empatiza con un espectador, al que según mi criterio, se le debe ofrecer algo más, para que su interés no decaiga.
MIRADA MILENARIA
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12 de marzo de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy una enamorada de Chet Baker, de su música y su voz, de su forma de hacer jazz. El personaje y su vida me interesan y he leído todo lo que he encontrado sobre él, incluida su autobiografía.
Esta película no está mal si no conoces nada de la realidad de Chet Baker. El guión pretende centrarse en un momento de su vida en el que supuestamente pudo decidir entre una vida nueva, limpio y enamorado o seguir con la heroína como buenamente pudiera. No creo que hubiera un momento así especialmente en su vida, más allá de lo que pudiera pensar cotidianamente. Según cuentan y él mismo dice en varias ocasiones, "me gusta colocarme, nadie tiene la culpa". Toda la peli suena, pues, a dramatización libre que no tiene nada que ver con la vida del personaje que supuestamente cuenta.
Buena interpretación de Ethan Hawke, pero no es Chet en ningún momento. Ni sus gestos, ni su forma de hablar ni de tocar o de coger la trompeta, ni su mirada, nada. Parece que él también ha compuesto un personaje que no es el que representa. Y ya cuando canta My funny Valentine es de vergüenza ajena. Oiganla cantada por Chet Baker, a ver en qué se parece...
Me parece una falta de respeto a Chet Baker el guión y la interpretación. Mil veces, me quedo con Let's get lost de Bruce Weber. Sin punto de comparación.
Clarice
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31 de julio de 2016
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La chica o la música, no se puede tener todo.

Quedas fascinada, hipnotizada por Ethan Hawke, desde ese primer instante en que aparece con su inseparable trompeta y su amada música, con esa bella melodía, de alma agónica y esencia devastada, que invade todo el espacio y tiempo de un largometraje arrebatador en su embrujo y exquisito en su herida.
Magnífica interpretación la del actor tejano, profunda, sensible, serena, desgarradora en su composición, devoradora en su persona, absorbente en su estela, tentadora en su corazón, obsesiva en su meta, apasionada en su huella, consistente y plena en conjunto..., el resurgir de un trompetista caído a los infiernos por cuya desmadrada ruta hallará el amor y el valor del respeto y cariño hacia uno mismo; reconstrucción de un mito de la música, que deslumbró en terreno dominado por negros y que desbordó y arrasó, tanto en el escenario, como cuando se manejaba en su vida privada e íntima.
Robert Budreau dirige un embriagador filme donde se conoce la actualidad, pasado y futuro de una derrumbada estrella, que halla alas nuevas para volver a la gloria del cielo: una cinta, dentro de otra, que recobra vida sobre esas añoradas tablas de las que fue violentamente desalojado.
Biopic emocional, sobrio, quebradizo y de calmada e inquietante respiración sobre Chet Baker, persona maltrecha, desahuciada y moribunda que nunca hirió a nadie excepto a si mismo, su peor enemigo a solas/su ausente compañero en compañía, que gusta de ser un desastre pues le aporta la felicidad extasiada del eminente momento; un insólito talento que florece de sus cenizas, las notas llevan su nombre, le llaman con insistencia, le impacientan hasta volverlo loco por esa vuelta donde lo dará todo por demostrar que es, que sigue siendo y que puede ser, a pesar de vender su confianza y perder todo lo apostado con serenidad y cordura.
Agudo y perspicaz enfoque de un escritor-director, ya referido, que se toma licencias en la invención de sus personajes, para centralizar la mirada en ese conmocionado drama que cuenta la historia de este artista del jazz, a través de escogidos emotivos y traumáticos momentos que le permiten elaborar un loable y meritorio retrato de su carcomido y superviviente espíritu; expositiva y dolorosa humanidad de un drogadicto, cuya ansia y exigencia por la música está lleno de grandes éxitos y tropiezos, fotogramas en blanco y negro y en color combinados con maestría, para mostrar el icono de un doble personaje que lucha consigo mismo; desmorone y dependencia se entrelazan, con orgullo y sacrificio, para realizar una combinación armoniosa de una existencia, peculiar y única, que inunda la pantalla y hechiza tus oídos, al tiempo que le sigues con el atento cuidado de quien se preocupa por su ángel caído.
Más que una biografía musical es un enérgico romance, donde la química de Hawke y Carmen Egojo es espontánea, cálida y de una complicidad vivaz y adorable para disfrute de la audiencia; la tragedia relatada no vibra tanto como la actuación de Ethan, quien mantiene al público pendiente de sus pasos, por exclusivo mérito suyo.
Una buena realización para unos años 50 y 60 que terminaron abruptamente en los 80, cayendo por la ventana de un hotel en Amsterdam, notoria leyenda que dijo “hola al miedo, hola a la muerte, ¡vete al carajo!”, como fiel mandamiento que cumplió a rajatabla toda su escabrosa vida; se le ofrece una segunda oportunidad, pero añejos fantasmas insisten en hacer peligrar su futuro expectante..., “Born to be blue”, nacido para estar triste y representar ese desquiciado papel de dependiente necesitado, cuyo don y talento son un regalo endemoniado.
Te involucras conforme rueda y te lleva por ese esfuerzo de limpieza y regresión que tanto anhela, al son de esa creencia en su persona y en el amor que manifiesta, para llegar a ese momento decisivo de levantarse justo donde había caído y perpetuar para siempre su destino.
No es fidedigna ni convencional, privilegios narrativos se intercalan para lograr un consumido beneplácito que saca partido a ese periodo concreto en el que se centra, suficiente para hacerte una idea de la figura y que Ethan Hawke -¡ya se que me repito!- haga gala de su sobrada inteligencia actoral y quedes prendada de él, de su personaje y de la tragedia romántica narrada, todo en torno a esa asfixiante devoción por un ritmo vocal y sonoro que lo son todo, hasta hacer desaparecer al individuo y que, por breves pero inmensos minutos, viva el genio de la trompeta.
Empieza echado en el suelo, maloliente/finaliza de pie, inspirado, enamorando a la concurrencia con su voz y trompeta..., ¡el destronado rey ha vuelto!

Lo mejor; Ethan Hawke, ¡última vez que lo digo!
Lo peor; para quienes conozcan del trompetista, sus alteraciones biográficas pueden ser un fraude.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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