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De Mayerling a Sarajevo

Drama Julio de 1914, atentado de Sarajevo. Francisco Fernando de Austria, heredero del imperio austrohúngaro, se enamoró de Sophie Chotek, una condesa checa. Las ideas políticas del Archiduque ya resultaban bastante problemáticas para la familia real, pero este romance con una joven que no pertenecía a la realeza era inadmisible. La Corona, sin embargo, accedió a la unión matrimonial, pero despojando al heredero de sus poderes, que se ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
23 de febrero de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El aspecto humano y las inquietudes personales frente a la razón de estado proporcionan a M. Ophüls la oportunidad de filmar una película correcta y entretenida en la que revisa a vista de pájaro el periplo de la casa de Habsburgo durante el periodo de tiempo a que el título alude.
No se trata de un largometraje histórico ni de acción sino, más bien, de una descripción sucinta de vicisitudes íntimas de personajes de gran influencia política.

La labor de dirección resulta adecuada y su desarrollo discurre por los cánones de lo comedido y de lo cotidiano, con las obligadas referencias al relevante contexto en que tienen lugar.
Propuesta con clara vocación de refrescar la historia pero sin la pretensión de convertirse en sesudo objeto de reflexión.
ABSENTA
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20 de octubre de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El año de producción de la película es 1940, año de la invasión y ocupación de Francia (y de una parte de Europa) por la Alemania nazi. Las vicisitudes de ese año infausto hicieron que se añadieran a la cinta, tras la derrota del nazismo en mayo de 1945, un prólogo donde se relacionan los horrores de la I Guerra Mundial, desencadenados por el atentado de Sarajevo, con los horrores de la II Guerra Mundial, y un añadido de circunstancias al final de la película que resume el tránsito entre las dos guerra, el ascenso del nazismo, y la liberación de Europa por las tropas aliadas.

En medio este film sobre Francisco Fernando, heredero de la corona austro-húngara, y sobre Sophie Chotek, mujer de la pequeña nobleza checa. Ambos enamorados y que mantienen su relación a pesar de la oposición del emperador Francisco José (el padre del heredero), y del aparato político del Imperio, que desaprueba y torpedea una relación y un matrimonio contrario a los intereses del Estado.

Hay que reconocerle a Max Ophüls el talento como coguionista y como director para construir una galería de personajes identificables, con psicología, y perfectamente imbricados en la trama de la cinta. Nos interesan los protagonistas, pero el papel del emperador, de su mujer desterrada, de los cortesanos, entre los que destaca Montenuovo, (una especie de primer ministro), o alguno de los criados, es fundamental en el desarrollo de la trama.

Las vicisitudes, por tanto, de la Historia de Europa, del Imperio Austro-Húngaro, de la dinastía de los Habsburgo, de las circunstancias que provocaron el atentado de Sarajevo y la Gran Guerra, son descritas con suficiente rigor histórico y narrativo, sin pretender el guion ser una clase de Historia ni constituirse en el núcleo principal de la cinta: el aborrecimiento del emperador Francisco José a su hijo y heredero por su "rebeldía", tanto en aspectos de su vida personal, como ante todo, por su ideas políticas sobre el futuro constitucional de Austria-Hungría, que concebía (parece ser) como unos Estados Unidos de Austria, con estructura federal.

Pero la película no quiere contarnos esto, el director no quiere darnos una lección de Historia: quiere contarnos una historia de amor entre dos personajes, uno de ellos heredero de un Imperio, y condicionado por esta circunstancia y el desprecio de su padre y emperador.

A Ophüls le interesa esta parte: el resto es circunstancial. Y es esta parte la que interesa, también, al espectador: desde el momento que Francisco Fernando conoce a Sophie, joven checa y "contestataria" que se atreve a contradecir al heredero y de belleza contrastada, evidentemente. Las conversaciones, el inicio del amor, las rebeldías de ambos contra los deberes de la Corte son rodados con la maestría y la delicadeza del cineasta para estas secuencias, a la vez que nos cuenta las circunstancia que las rodean, como hemos comentado.
Ver esta historia de amor es una delicia, aunque no tiene la misma intensidad de, por ejemplo, esa maravilla que es "Suprema decisión (Sans lendemain)", de 1939. La propia historia en una ambiente aristocrático lo impide, aunque el director subraya cada elemento de humillación a la pareja, que resiste en su amor y en su relación: el ofrecimiento o chantaje para que Sophie sea solo la amante del heredero, el matrimonio morganático (los hijos del matrimonio quedan desheredados), el alejamiento del heredero de su palacio con cargos inútiles que le exigen viajar…
Una película de interés, de un maestro de la puesta en escena y que nos cuenta un melodrama bien urdido, con actores que no son carismáticos pero sí solventes, aunque falte a esta historia la intensidad de otras de sus historias.
GonzaloyGracias
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28 de enero de 2024
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En sus películas Ophüls atrapa a sus protagonistas en el amor, en su ilusión de amor, y les obliga a sentir el peso de amar, fue un maestro de los detalles y de la planificación, del uso de los espacios y de la cámara, en definitiva, un maestro de un tipo de cine ahora igual de inexistente que el momento recreado en la pantalla, una muestra más de esto de lo que os estoy hablando es la estupenda película que hoy nos ocupa, “De Mayerling a Sarajevo”, consciente de su intención, la de ir más allá de la realidad y crear un espacio melodramático y romántico, el director advierte antes de iniciarla que no tiene la pretensión de mostrar la realidad histórica tal como podría impartirse en un aula académica, aunque no por ello deje de indagar en el período que muestra en la pantalla.

La denominada “Tragedia de Mayerling”, el pacto de suicidio con el que en 1889 habían resuelto su amor desgraciado Rodolfo de Habsburgo, heredero del Imperio austrohúngaro, y la baronesa de Vetsera, ya había sido llevado al cine cuatro años antes en otra producción francesa, “Sueños de príncipe”, la historia se recuperará por cierto en 1949 en “El secreto de Mayerling” y en otra versión de 1968 con Omar Shariff, Catherine Deneuve, James Mason y Ava Gardner. En “De Mayerling a Sarajevo”, Max Ophüls toma esta referencia inicial para abundar en los dramas románticos de la corte austrohúngara, esta vez a partir de la figura de otro heredero, Francisco Fernando y su matrimonio con la condesa checa Sofía Chotek, desaprobado por la monarquía imperial y destrozado finalmente por el magnicidio de Sarajevo que serviría de pistoletazo de salida para la Primera Guerra Mundial.

Nos encontramos con una reconstrucción de época, tan querida siempre por Ophüls, que combina en su premisa argumental, un inicio de alta comedia, derivando poco a poco en una reconstrucción histórica de sombrío perfil, sobre el que se insertará una inesperada e intensa historia de amor, que en todo momento aparecerá como elemento de sentida oposición, a cuanto de artificio, insincero y fútil, define ese mundo de opereta que rodea la dinastía de los Habsburgo. Hay una idealización romántica de los protagonistas, modernos, hermosos y en pugna no solo por su amor, sino también por el de todos sus súbditos, por oposición, Ophüls dibuja un ácido retrato de la vida cortesana, casi caricaturesco, de la mano de personajes como el cínico príncipe de Montenuovo, muchas veces envuelto en sombras, o el de por sí achacoso emperador Francisco José, éstos son los principales artífices de un sistema de tradiciones, protocolos e imposiciones que convierte en prisioneros y niegan la felicidad a los protagonistas.

Una de las películas menos comentadas en la filmografía de un cineasta hoy en día demasiado orillado, una película magnífica, reveladora de las mejores cualidades de su artífice, una obra de obligada reivindicación dentro de la filmografía de uno de los grandes románticos del Séptimo Arte; Max Ophuls.
Juan Marey
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