El doctor se casa

La "screewall comedy" disfrutó durante el final de los años treinta y el principio de los cuarenta de excelentes exponentes ,"La fiera de mi niña", "La picara puritana" y "Vive como quieras" podrían ser solo algunos ejemplos de aquel cine fresco y chispeante, que inundó las pantallas de una sociedad necesitada de esbozar una sonrisa. Al amparo de esas comedias siguieron otras que no tuvieron tanta repercusión, pero que atesoran valores dignos de tener en cuenta como es el caso de la que nos ocupa. Lleva la firma de Alexander Hall un artesano de la comedia que tuvo en "El difunto protesta" su obra más conocida.
La obra promete con un arranque bastante arrollador que luego no termina de cuajar del todo. Hay escenas muy logradas en contraposición con otras donde el guión flojea, sin que por ello el interés decaiga. La cinta resulta ingeniosa y entretenida de todas formas.
Los secundarios y Loretta Young hacen una correcta labor, pero a Ray Milland, no le veo en la comedia con ese rostro marmóreo y misterioso más propio de papeles de calado dramático.
En conclusión, merece un visionado la obra de Alexander Hall, especialmente para los entusiastas de la comedia de enredo entre los que un servidor se cuenta.

Una muy gratificante comedia de la edad de oro de la comedia americana que se encuentra injustamente olvidada, pero que sigue siendo capaz, a día de hoy, de proporcionar un buen rato de solaz y expansión, cumpliendo el objetivo para la cual habían sido diseñadas.
Siguiendo escrupulosamente los cánones de su género, la screwball comedy, Alexander Hall, artesano especialista del mismo, cumple sobradamente con ellos y nos ofrece un enredo rápido y divertido con guerra de sexos, réplicas ingeniosas, trama liosa y escenas cómicas que nos garantizan una buena velada sin más propósito que pasarlo bien, que no es poco.
Cierto que no estamos hablando de las grandes de este género. Al guion le falta un poco de pulido y mordacidad y todo se resuelve de manera excesivamente precipitada y previsible.
Pero eso no quiere decir que esta comedia merezca el ignominioso olvido a que está reducida. Estos 85 votos en el momento en que un servidor escribe esto, me parecen un desatino.
Como esta película no pertenece a ningún canon de las grandes películas de la historia, las desechamos sin más ni más, dejándolas enterradas en nuestra memoria.
Pues yo soy un admirador del cine clásico y me encanta descubrir películas olvidadas que sé que no van a estar en ninguna insigne lista, pero que me van a proporcionar un grato placer.
Para los que piensen como yo, ahí va esta encantadora comedia. Y para los que no piensen como yo, que se atrevan. Quizá se lleven una grata sorpresa. ¿Quién sabe?.

Comedia de enredo en la que una pareja se ve abocada, por intereses profesionales de ambos, a mantener el infundio de que están casados lo que ocasionará numerosos equívocos, escenas muy divertidas, diálogos ágiles y situaciones jocosas, a veces un poco ridículas, en una comedia de muy buen tono con un guion de apariencia feminista del futuro director George Seaton y dirigida por el especialista Alexander Hall. Ray Milland y Loretta Young, como pareja protagonista, son la verdadera clave que sustenta esta simpática comedia con su alocada interpretación y algunas de cuyas escenas y diálogos llenos de pullas son convincentemente hilarantes. No es Hawks, no es Cukor, no es Capra, no es Leisen pero se deja ver.

Alexander Hall, uno de los especialistas en la comedia de enredo a finales de los 30 y principios de los 40, propone aquí un tema que nunca pasará de moda. Un escritora, ferviente seguidora de la soltería conoce a un profesor en un hotel. Por un malentendido, todo el mundo cree que están casados, lo cual conviene a ambos; ella para hacer publicidad y él por un ascenso en la Universidad. Ésto dará lugar a disputas entre los dos y a escenas disparatadas dignas de este tipo de comedias. Buena interpretación de L. Young, muy metida en su papel, no así R. Milland, que resulta poco creíble. Quizá con Fred MacMurray, la película hubiese estado entre las grandes comedias de la época, y amos se hubiesen compenetrado a las mil maravillas. No obstante, la película resulta efectiva y agrada.