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Lo que el día debe a la noche

Romance. Drama Argelia, años 30. Younes solo tiene nueve años cuando su padre lo pierde todo. Agobiado, resuelve confiar el niño a su hermano, un farmacéutico integrado en la comunidad occidental de Orán. El niño crece entre jóvenes colonos de los que se hace amigo inseparable. Una existencia privilegiada que ni la Segunda Guerra Mundial ni las convulsiones de un nacionalismo árabe en plena expansión pueden perturbar. Hasta el día en que llega a la ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
29 de julio de 2013
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una de esas películas magnas, que dura 2 horas y cuarenta minutos pero que lleva al espectador desde el principio hasta el clímax con un ritmo perfectamente medido, y una belleza formal insólita, que capta perfectamente el ambiente exótigo de la Argelia donde se desarrolla.

Es de esas películas que te meten la mano en las entreñas, aprieta el puño, y las remueve, produciendo una fuerte reflexión sobre la vida y lo que hacemos con ella, y lo imbéciles que son algunos. No obstante, es una película intensa, igual de "cabreante" que Esplendor en la Hierba.

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tespissss
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1 de agosto de 2013
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que el día debe a la noche me recuerda enormemente a Hijos de la medianoche por dos razones muy concretas. La primera no es otra que el hecho de que los dos trabajos comparten un formato argumental muy determinado. Para concretar, digamos que me refiero a tres aspectos muy llamativos presentes en ambas películas y que ya han sido utilizados en incontables ocasiones. El primero es que los dos trabajos plantean una historia de amor contextualizada en una delicada época de transición en donde la violencia y el choque racial hirieron profundamente las vidas de una generación. El segundo es que tanto el trabajo de Deppa Mehta como el de Alexandre Arkady centran toda su atención en el transcurrir del tiempo en lugar de centrarse en un momento determinado para desarrollar una anécdota concreta. Es decir, los dos filmes buscan transmitir de algún modo esta visión del tiempo como una apisonadora intangible que pasa por encima de nuestras experiencias, dejando tras de sí un camino aplanado en donde quedan petrificados nuestros recuerdos, al que solemos llamar nostalgia. Algo que nos conduce irremediablemente al tercer aspecto: hablamos de películas de larga durada.

La segunda razón por la que Lo que el día debe a la noche me recuerda enormemente a Hijos de la media noche es que, al mismo tiempo que ambas piezas son películas de formatos muy similares, estas también comparten sus defectos, solo que de forma invertida. Me explico. Si en el caso de Hijos de la medianoche nos encontramos ante una película cuya genialidad se desplegaba con admirable elegancia en su inicio pero que iba decayendo en el transcurrir del metraje, en Lo que el día debe a la noche descubrimos un film que al principio parece artificioso (sobretodo por el abusivo uso de la música) pero que poco a poco cobra una solida forma de película profunda y que termina siendo un excelente retratado de una muy característica sociedad provista de personajes tan complejos como creíbles. Y todo sigue en esta línea. Si en la película canadiense el estilo inicial que hábilmente mezclaba crítica y humor acababa cediendo el lugar a una película de buenos y malos, en la francesa tenemos un modesto arranque (que a algunos parecerá incluso reduccionista) que guarda sus mejores cartas para desembocar en un imparcial desenlace en donde el bien y el mal quedan tan diluidos como los valores morales de los personajes.

Todavía en la linea de las “odiosas comparaciones”, si en el trabajo de Deppa Mehta la simpatía hacia los personajes acababa siendo sustituida por el aborrecimiento de los mismos, en la película de Alexandre Arkady es sorprendente cómo uno no puede evitar encariñarse con ellos a pesar de desaprobar sus acciones. Y del mismo modo, si Saleem Sinay (protagonista de Hijos de la medianoche) caía simpático al principio pero se diluía en el argumento al carecer en realidad de profundidad, Younés / Jonás (protagonista de Lo que el día debe a la noche) gana interés y credibilidad cuanto más descubrimos sobre él. Pues en realidad (y perdonen mi insistencia, al contrario de lo que pasa con Hijos de la media noche) son los personajes los que dirigen el rumbo de los acontecimientos de Lo que el día la debe a la noche: ellos construyen los pilares del argumento y asumen la dura responsabilidad de cargar con todo el interés del relato.

Y es que hay algo realmente paradójico en el formato de la película que nos ocupa: cuanto más incomprensibles son las acciones de sus protagonistas (acciones cuya imprevisibilidad también logra una sorprendente harmonía con la verosimilitud) más coherente resulta la película; cuanto más compleja se torna la trama más interés gana la misma, y cuantos más elementos se suman al argumento mayor es el interés que siente el espectador hacia el mismo... En fin, tal vez se una lástima que a una película de tan alto nivel (sobre todo por su tramo final) se le escurra de las manos la perfección por culpa de un mal arranque; pero en cualquier caso es innegable que estamos ante un gran acontecimiento cinematográfico que aún empezando con mal pié logra (y con enorme éxito) gravar su tesis en el corazón del espectador.
Martí
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4 de agosto de 2013
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de su larga duración, atraviesa la independencia de Argelia con un suave vuelo de aeroplano, si exacatamente pequeños planos o escenas de la expulsión del invasor. También pequeños son los planos del exterior, todas se concentran en una sola calle, ambiente de decorado. Mirar a los protagonistas hace daño a la vista por su belleza deslumbrante, los ojos de Jonás pequeño se asemejan al óceano , te atraen y no los puedes dejar de mirar.
Así y todo le he puesto un siete porqué es deliciosa la historia entre los amigos. Todos franceses y uno árabe, el cual parece que no sabe de donde és y se excusa con unos y con otros. Igual que una amiga argelina que vivió la guerra y tuvo que huir a Francia , si estoy con unos defiendo a los otros, ¿ Porqué no se podran querer a dos países a la vez ?.
Ahorra las escenas cruentas y violentas que se vivieron, y se centra en el amor entre una pareja la fuerza del honor y las promesas hechas al viento. Muestra que los argelinos eran simple criados en su propio país. Quizás los críticos tienen razón y abusa de tópicos, pero veánla.
elomiro
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15 de agosto de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película dramática francesa sobre la vida de un grupo de amigos, desde su inicio a edad temprana hasta su desarrollo como adultos y su posterior incorporación a la sociedad con todo lo que ello implica; todo ello con el fondo del enfrentamiento entre argelinos y franceses por el mismo territorio. Exageradamente larga -también comprensible por todo lo que intenta narrar- tiene momentos para todos los gustos; desde las más tiernas alegrías, las más profundas penas, desgracias a raudales, amistades puesta a prueba de forma intensa y cruel... hasta momentos muy bajos, de poco interés y bastante aburrimiento. Las historias de cada uno de ellos son bastante clásicas, nada novedoso que no encuentres en cualquier culebrón; pierdes momentáneamente el interés en ellos pues, aunque quieres seguir su trayectoria y observar hacia donde se desarrolla, la duración de la misma puede llegar a producirte abandono e indiferencia. Como suele ocurrir en este tipo de film, tiene una excelente fotografía, con actuaciones naturales y cercanas que ayudan mucho a evitar o soportar la desgana mencionada anteriormente. Una pretendida gran novela romántica llevada a la gran pantalla, de mucho bulto, contenido muy común y bastante redundante que llevarás mejor o peor según el interés que los personajes despierten en ti pues, todo lo demás -dirección, caracterización, diálogos, vestuarios...- es muy preciso y apropiado. De mi parte, el interés es medio para la extensa duración de la misma.
lourdes lulu lou
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23 de octubre de 2013
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver esta película completamente a ciegas. No sabía de qué iba, ni de qué país era, ni quiénes eran sus actores... ni su duración.

Me he encontrado con una película en la cual su peor defecto es, sin duda, su duración. La historia no da para estirarla durante 2 horas 40 minutos. Es lenta, aburrida en ocasiones y le sobra más de una escena.

También peca de típica: el marco histórico no tiene la suficientemente presencia como para hacer desaparecer la multitud de topicazos que desfilan por la película como si su director no se hubiera dado cuenta.

Si tuviera que definir Lo que el día debe a la noche con una sola palabra sería "culebrón". Sigue su misma fórmula pero en vez de robarme 20 minutos de mi tiempo, como un capítulo de uno, han sido dos eternas horas y cuarenta minutos. Otro punto que reafirma que una película de esta categoría habría estado más distraída de ver si hubiera durado mucho menos.

¿Lo mejor? La escena final. Transmite más que toda la película.
Kitty Holmes
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