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Fort Osage

Western Cameron es contratado para llevar una caravana a través de territorio indio, después de que dos hombres blancos sin escrúpulos violen un tratado importante con los pieles rojas. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
12 de agosto de 2016
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante la época de la fiebre del oro, una expedición de futuros mineros y granjeros desean partir en una caravana hacia California a través de territorios plagados de indios hostiles. Mientras, en la sombra, la falta de escrúpulos y la codicia de aquellos que organizan la expedición los está dejando en la miseria. El explorador que debe guiarlos hasta su destino intentará solucionar todos sus problemas.

Aunque simplista y con un final algo apresurado (su metraje es tan solo de 70 m.), estamos ante un entretenido western de serie B bastante bien filmado por el especialista en este tipo de películas –y en este género en particular–, tanto en formato de cine como en series de televisión, Lesley Selander.

Su mayor virtud es la falta de pretensiones y un ritmo narrativo sin demasiadas fisuras. Su mayor defecto, la ingenuidad con la que se resuelven las intrigas parciales y la trama global (pesa mucho la brevedad de su duración) y la inconsistencia psicológica de los personajes, quienes, además, resultan muy inmutables y previsibles.

Con todo, el espectador no se siente defraudado porque, en cada instante, sabe que está viendo una modesta y franca cinta del oeste que consigue su principal propósito: divertir sin complicaciones.
Luis Ángel Lobato
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24 de mayo de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he referido en más de una ocasión a Lesley Selander, aguerrido artesano que despachó 145 títulos en poco más de 30 años. Rápido, certero, eficaz y aplicado en invertir los magros presupuestos, la bondad de Selander siempre depende del guión, como en tantos casos de esos esforzados estajanovistas a sueldo de un estudio. En el caso que nos ocupa, 70 minutos bastan para articular una historia más vista que el TBO, a saber, una caravana que ha de atravesar territorio indio, osage para más señas, a los que malvados blancos codiciosos están tocando lo que no suena. Por suerte, siempre hay un héroe a punto que comprende y estima a los pieles rojas (el granítico Rod Cameron, protagonista de uno de los primeros spaghetti westerns con cara y ojos, Las pistolas no discuten, de Mario Caiano, con banda sonora de Ennio Morricone). Con buen ritmo, música ad hoc de Marlin Skiles, y un guión que da pena, Fort Osage es ideal para amantes poco exigentes del western. Dura poco y entretiene, y está rodado en una cosa que se llamaba Cinecolor, un sistema de colorido limitado que no pasó de 1955. El interés amoroso de la cinta es la sosísima Jane Nigh, quien debutó en un breve papel en Laura. Una serie de secundarios bregados en la serie B (Ankrum, Kennedy) apoyan la función y se dejan matar con discreción y celeridad.
Ideal para tardes lluviosas sin nada mejor que hacer.
Eduardo
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1 de octubre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fort Osage es un pequeño pueblo situado en medio de uno de los itinerarios que llevan del Este hasta California. Allí deben parar todos los que se sienten atraídos por la fiebre del oro o por el afán de establecer y ser propietarios de sus propias granjas, que llegan incluso desde Dinamarca. Es el momento de organizar las caravanas para que partan juntas bajo la dirección de los conductores y sus ayudantes, previo pago, naturalmente, de los derechos correspondientes para los organizadores y para los indios osage como contraprestación al permiso de paso por su territorio.
En la ciudad deben permanecer mientras se ultiman detalles, a veces durante semanas, lo que supone un coste adicional a los menguados bolsillos de los colonos por la especulación de los comerciantes por los productos de primera necesidad. Esto origina un clima enrarecido y es causa de motines violentos, avivados, como es el caso de la cinta, por los escasos escrúpulos de los organizadores de las caravanas: "Los emigrantes sacaban lo peor de Fort Osage, y Fort Osage lo peor de los emigrantes".
Y será Tom Clay (Cameron), avezado en las lides de la frontera, el encargado de destapar los manejos del organizador Pecker (Ankum) y de sus malvados colaboradores que, en lugar de cumplir lo pactado con los indios, los masacran sin piedad y los lanzan a la guerra contra los colonos. En medio la bella hija de Pecker (Nigh) de la que, naturalmente, se enamora el grandote Clay.
La cinta parte de un guión corriente desarrollado con profesionalidad, tanto por la dirección como por los intérpretes. Sin grandes pretensiones hace pasar un rato entretenido. No son malos los tiroteos ni la ambientación. Sin embargo, para nosotros, el mayor mérito estriba en darnos a conocer a esta interesante y poco conocida tribu india, que sufrió durante la conquista del Oeste diversos desplazamientos de un lado a otro hasta que fueron "convencidos" para instalarse en una pedregosa y seca región de Oklahoma. Y, lo que son las cosas, con una enorme reserva de petróleo en su suelo.
De esta forma a comienzos de los años 20 del pasado siglo, los Osage eran el pueblo indígena con mayor renta per cápita del mundo. Hasta tal punto eran ricos, que no era raro verlos retratados en los periódicos con sus plumas y atuendos tradicionales conduciendo los mejores automóviles del momento. Desgraciadamente pronto llamaron la atención de un puñado de asesinos sin escrúpulos que, con la connivencia de las autoridades y las fuerzas del orden, llevaron a cabo un lenta e implacable conspiración para exterminarlos y hacerse así con sus pozos petrolíferos.
Ya sabemos que nada de esto se dice en la película pero, al menos, nos ha servido para conocerlo y para darlo aquí a conocer.
Lafuente Estefanía
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15 de marzo de 2024
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es vigorosa, enérgica, vitalista, optimista, vitamina.
Hecha a brochazos, llena de tópicos y con la típica fórmula en estos casos, héroe, villano, hombre dividido malo bueno*, gente al muere, masa amorfa/pobre gente de honestos sentimientos pero tan manipulable, linda y terne muchacha al dente, boda en ciernes, hondas preocupaciones, dimes y diretes, indios con sus debidas justificaciones más majos que todas las cosas, blancos que en verdad los quieren salvo por unas pocas excepciones, manzanas podridas, y ale y lerele.
El esquema es básico y está bien explicado y revuelto y toca todos los palos, pero se imponen la modorra intelectual y argumentativa y el falso buenismo y la componenda.
El mal nunca es lo extraño o marginal, lo que confirma la regla de la bondad general, al contrario, el mal es la norma, el sistema, a los indios nativos norteamericanos no los exterminaron accidentalmente por culpa de unos pobres desgraciados hijos de puta miserables asesinos, gajos, nada que ver, fue a causa de la suma de poderes y muchedumbres con las cosas claras, lo suyo es nuestro o quítate tú para que me ponga yo, lo demás, cuento, lavado de cara (y de cerebro), intentar cargar el mochuelo a unos pocos para intentar anular la responsabilidad general (o tan especialmente la de unos cuantos mandamases con nombres y apellidos y las de sus adláteres, lacayos, sicarios, bandas, partidos o lo que sea), siempre se hace eso cuando sucede algo terrible, que se cargan las tintas con unos pocos, chivos expiatorios, o con un grupo concreto para que el resto de elementos en juego, de pirañas al retortero, se vayan de rositas y así estos puedan seguir con lo suyo, el expolio y la acumulación de poder y capitales, la mirada siempre es segada e interesada para que trague el pueblo que gusta tanto de maniqueísmos y simplezas, de buenos y malos, de reduccionismos y encontrar enemigos que lo resuelvan y expliquen todo y con los que poder descargar toda la frustración y la rabia que suelen provocar casualmente los mismos que les cantan la nana para que se duerman como niños, el mal como pastilla, y de que se lo den todo masticado, de creer que la realidad es tal y cómo se la cuentan, de no hacer ningún esfuerzo ni cuestionar nada, la papilla, propaganda, basura, los nazis, ETA, Anglés, los del 11 M, los chinos, los rusos, Franco, los árbitros son muy malos, los hombres blancos heteros, los gitanos, los moros todos, diferentes perros, mismos collares, ¿conspiranoia?
Él es un poco como Randolph Scott, maduro, seco, duro, bravo, con esa sonrisa irónica, ella es una rubia pimpolla pochola pistonuda, el maloso lo mismo, casi que el Robert Ryan en feo, y bruto, y el resto, majos.
Película como de serie b, con poco dinero y mucha convencional honradez.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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