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The Limping Man

Intriga. Cine negro El estadounidense Frank Pryor (Lloyd Bridges) llega a Londres para reanudar su romance interrumpido con Pauline French (Moira Lister), a la que hace seis años que no ve. En el aeropuerto, un hombre cae muerto de un disparo a su lado, y le detienen para interrogarle. Pero ese hombre mantenía una relación íntima con Pauline, y ambos son vigilados por Scotland Yard. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
23 de mayo de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me estoy aficionando a Lloyd Bridges sea en trabajos americanos o ingleses. The Limping Man transcurre con una intriga sugestiva que usa la misma fuerza que el ex piloto americano tiene por ver a ese amor que dejó en Londres, al acabar la guerra. Un reencuentro que le hará caer en una red de conspiraciones a muy buen nivel.

Un atractivo añadido es contemplar el estilo tan diferente entre la policía neoyorquina, por ejemplo, a ese par de inspectores de Scotland Yard. Siempre es un placer ver trabajar a la policía con esa flema que acerca tanto al humor irónico inglés. Variados escenarios integrados en ambientes adecuados. La película merece la pena desde el sugerente inicio hasta el final, llevándonos con interés sin que decaiga un ápice el misterio en el que nos envuelve.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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15 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El arte de cautivar al espectador es una de las facetas que hacen grande al cine y esta producción dirigida por C. Endfield une al magnetismo de su narración una enrome capacidad de crear intriga.
La emoción está asegurada en cada escena porque la trama se enreda en implicaciones complejas de las que sólo es posible salir airoso gracias a un magnífico guión que ajusta siempre el paso, con escrupulosa precisión, al ritmo que más conviene al argumento.

Reseñar que alguna ingenuidad imprevista no anula el estupendo tono general de una obra importante.
Aunque le resta brillantez.
ABSENTA
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21 de enero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con cierta cercanía a “El Tercer Hombre” de Graham Greene y a la película del mismo título que realizara Carol Reed cuatro años atrás, “THE LIMPING MAN” (traducible como El Cojo), fue el primer filme que consiguió dirigir en Inglaterra, Cy Endfield… uno más de los cineastas estadounidenses que debieron huir de su país luego de que, los cazadores de brujas de la HUAC, los pusieran en su lista negra.

Como era común entonces, los productores que sabían de su gran talento, los apoyaban para que volvieran a dirigir, pero, para evitar roces con la potencia “amiga”, acordaban con los directores utilizar a un testaferro; éste, firmaba por ellos el contrato y se le hacía figurar en los créditos de la película… y así todos tan contentos: El productor contrataba a un buen director a bajo precio… Un desconocido se hacía a un nombre como “director” apareciendo en posters, en revistas y en enciclopedias… y un director desempleado conseguía hacer otra película con la que podía obtener un salario que le facilitaba, al menos, mantenerse en el exilio.

Curiosamente, “THE LIMPING MAN”, parte de una novela titulada, “Death on the Tideway”, cuyo autor se dice que fue Anthony Verney… pero, ni del autor ni de la obra existe la menor referencia, excepto en la transcripción de los créditos que aparece en muchísimas partes. ¿Una novela no publicada de un autor que no trascendiera... o alguna otra explicación?

La historia comienza en un avión que ha partido de New York, en el cual viaja como pasajero el expiloto estadounidense, Franklyn Prior, quien, terminada la guerra, ha decidido volver a Inglaterra para reencontrarse con la mujer que aún guarda en su corazón. Pero, al descender de la nave, un hombre al que pide fuego para encender un cigarrillo, es asesinado por un francotirador y, entonces, Frank, al igual que su novia Pauline French -sobre todo ella-, se van a ver envueltos en la atinada investigación que adelantarán el inspector Braddock y su coqueto asistente Cameron.

Se trata de un film-noir bien interesante, el cual nos mantiene atrapados con situaciones intrigantes e impensables sorpresas, y con unos personajes que cargan, cada uno, con un buen motivo como para considerarlos perfectos sospechosos. Con una eficaz edición que no deja puntos apagados y una ambientación bastante ajustada -no obstante que se nota la austeridad presupuestal-, la trama se mantiene a punto… y uno siente el grato sabor de un plato fuerte que ha sido bien, pero bien condimentado.

Los personajes del inspector y su asistente (interpretados por Alan Wheatley y Leslie Phillips), resultan encantadores, y su sagacidad se prueba en cada diálogo donde siempre atinan, demostrando que, Sherlock Holmes y su colega Watson, no andaban solos entre los detectives de poderoso olfato.

También Lloyd Bridges -otro exiliado que venía de trabajar con Endfield en la brillante “The Sound of Fury”- logra una muy buena interpretación como el hombre que trata de estar un paso adelante de la gente de Scotland Yard. A su lado, Moira Lister es Pauline, la actriz que comienza a ver su carrera al borde del abismo como consecuencia de una acción improcedente en el pasado.

Uno o dos cabos quedan sueltos para que los amarremos a nuestro amaño, pero no impiden pasarla muy gratamente con este drama donde, de nuevo, hay un triste individuo que se las da de inteligente jugando a su capricho con la integridad de las mujeres.

Título para Latinoamérica: HUELLAS FATALES
Luis Guillermo Cardona
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5 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frank Prior vuelve a Londres tras la guerra a reencontrarse con un antiguo amor. En el aeropuerto un pasajero del vuelo es asesinado. Una coincidencia une a ambos personajes y ella parece esconder un secreto inconfesable.

Modesta intriga policial protagonizada por Lloyd Bridges y Moira Lister, dirigida por Cy Endfield bajo el seudónimo Charles de Lautour. La película, salvando las distancias, guarda ciertas concomitancias con la sublime obra maestra “El tercer hombre” (1949) dirigida por Carol Reed, sin dejar de ser una película menor, pero de desarrollo agradable, conseguida intriga, pero deplorable final claramente impuesto por la productora.

Con sus luces y a pesar de todas sus sombras acaba por suscitar nuestro interés y simpatía y sirve para completar la irregular pero interesante carrera del exiliado Endfield.
Gould
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