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Presencias del mal

Terror. Thriller Una joven institutriz es contratada por un hombre que se ha convertido en el tutor de sus sobrinos tras las muerte de sus padres. Pronto descubrirá que tanto los niños como la casa esconden oscuros secretos y las cosas no son lo que aparentan. Adaptación moderna de la obra de Henry James, "The Turn of the Screw". (FILMAFFINITY)
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
25 de enero de 2020
30 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una nueva adaptación del clásico de Henry James, “Otra vuelta de tuerca”, que ha dado una obra maestra como ‘The Innocents’ de Jack Clayton entre muchas adaptaciones, y que ha ejercido fuerte influencia en películas como ‘Los otros’ de Alejandro Amenábar, no suena interesante en el papel.

Desafortunadamente en los hechos tampoco lo es, ya que la versión que ha filmado la realizadora Floria Sigismondi parecía tener todos los elementos para lograr una película atractiva, tales como un elenco llamativo liderado por Mackenzie Davis y una locación que parece perfecta para esta historia, pero la adaptación ha quedado bastante fallida.

El gran problema de esta adaptación realizada por Chad Hayes y Carey Hayes radica en el guion que han escrito, y la plana ejecución que hace Sigismondi, que da forma a una película ordinaria que no consigue generar una adecuada atmósfera y desaprovecha le gran ambientación con la que se contaba.

La historia es la de una institutriz, Kate (Mackenzie Davis) que es contratada para ponerse a cargo de la pequeña Flora (Brooklynn Prince), quien vive en una vieja e imponente casona solo con la ama de llaves y su hermano Miles (Finn Wolfhard) cuando está de vacaciones de su escuela, quien de pronto aparece tras ser echado del plantel por un problema de conducta. Pronto Kate empieza a percibir cosas extrañas que suceden en la casa, y todo va tomando forma cuando conoce la historia de una anterior institutriz y de un hombre que murieron en la casa y que parece tienen cierta influencia en el comportamiento de los chicos.

La película es un interminable conjunción de lugares comunes del género, haciendo uso y abuso de cualquier cantidad de jumpscares o sustos subiendo el volumen o apareciendo personas sorpresivamente, pero sin lograr crear una verdadera tensión, y desaprovechando la esencia de la historia y su ambigüedad, resultando un relato tedioso y que se vuelve pesado, a pesar de lo corto del metraje.

Pero lo peor viene al final, la directora pretende dejar un desenlace abierto y aplica al mismo tiempo una vuelta de tuerca que lo único que consigue es dejar al espectador en total perplejidad ante una película que además de aburrida es inentendible.

https://tantocine.com/presencias-del-mal-de-floria-sigismondi/
Quique Mex
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15 de abril de 2020
23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es ejemplo proverbial de cómo NO interpretar una novela.
Hace falta ser manazas, para no traer nada nuevo a la palestra con una historia adaptada miles de veces, alguna de cuyas adaptaciones se cuentan entre los clásicos del género.
Pero, pues aquí estamos.

'Otra Vuelta de Tuerca' no es solo mala, sino aburrida. Chapucera en su mayor parte.
No sabes a qué juega, y consigue hacer deliberadamente confuso un relato que tiene en su simpleza esquiva su mayor virtud.
A saber, niñera primeriza llega al casoplón de turno para cuidar de dos niños y empieza a descubrir que hay mucho fantasma espectral o carnal que no ha abandonado sus muros.

Mackenzie Davis lo intenta, desde luego, no hacerlo en el primer protagonista que depende de sus hombros habría sido de mala educación.
Pero no hay intriga, no hay terror, no hay suspense, los minutos se consumen en confusas ideas que mueren antes de tomar forma y, o bien me equivoco, o esto tiene pinta de páramo tras haberle metido tijera, tal vez porque la directora Floria Sigismondi quería darle la vuelta de tuerca exigida y los productores querían la repetición tenebrosita de siempre.
Hay interesantes ideas sobre la luz de gas, sobre la indefensión cuando a tu entorno le apetece no creerte, pero son elementos heredados, nunca desarrollados, y en última instancia estériles.

Aparte, algo de inutilidad se acusa cuando tienes una mansión grande como pecado y solo vemos las mismas cuatro habitaciones, repetidas hasta el hastío, cuando el inicio presagiaba ambientes más interesantes (¿hasta dónde llegan los límites de la finca? ¿qué se esconde en el invernadero de blancura sangrada que recibe a la niñera?).

Resumiendo, lo mejor de las novelas inmortales, es que seguirán siendo reinterpretadas.
Lo peor, que el paso de los años y las generaciones deja versiones inanes como esta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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8 de abril de 2020
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva adaptación contemporánea de la novela clásica de Henry James "The Turn of the Screw" escrita en 1898, un thriller claustrofóbico del que han optado los guionistas por destrozar convirtiéndolo una película realmente mala para adolescentes, que se mantiene con continuos sustos y pesadillas recurrentes.

Para nada se puede comparar con la obra maestra de Jack Clayton de 1961 "The Inocents", titulada en España "Suspense". Los guionistas Chad Hayes y Carey W. Hayes ("The Conjuring") eliminan totalmente el ambiente gótico del siglo XVIII y trasladan la acción a mediados de los años 90,  encargándole de la dirección Floria Sigismondi, una realizadora de videos musicales y algunos episodios de series como "Daredevil" o "El cuento de la criada", que desaprovecha totalmente una casa fantasmagórica ideal para crear una buena atmósfera, ciñéndose a sobresaltar al espectador con escenas pobres y faltas de suspense. Todo ello resuelto en un final apresurado y carente de interés.

Una joven institutriz llamada Kate encuentra un trabajo cuidando a un par de huérfanos aristocráticos (Miles y Flora) que viven en una gran mansión junto a una enigmática ama de llaves. Sin embargo, pronto descubre que los espíritus de dos empleados anteriores que fallecieron en extrañas circunstancias, un violento maestro y la última institutriz, la señorita Jessel pululan por la casa...

Produce Amblin, la compañía de Spielberg y en su reparto nos encontramos a Mackenzie Davis como la profesora interna,  Flora Fairchild (Brooklynn Prince) como la pequeña niña, la señora Grose (Barbara Marten) y el enigmatico hermano Miles es Finn Wolfhard muy reconocido por participar en "Stranger Things" y las dos películas de "It".

Continuos saltos narrativos que no conducen a nada y trucos realmente desgastados con los típicos estándares de este genero completan esta película bastante aborrecible.
videorecord
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28 de enero de 2020
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
The turning es quizá una de las grandes decepciones del genero de terror 2020 ya que desperdicia mucho de la historia en que es basada porque aunque mantiene toda la oscuridad y atmósfera se pierde la forma en que es contada.
Los sustos son jumpscares típicos de cualquier película de terror normal sin nada nuevo que ofrecer ademas acompañados con una música horrible.
Las actuaciones en si son bastante buenas especialmente las de Broklynn Price y Finn Wolfhard ya que logran generarle al publico misterio y suspenso.
El final de esta película demuestra que tan mala directora es porque no sabe como hace un buen final abierto algo que si se hace bien puede ser maravilloso pero si se hace mal como en esta cinta se convierte en una pesadilla porque se siente abrupto e incongruente sin duda es uno de los peores finales del cine..
angel21
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14 de mayo de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En oír la expresión “Otra vuelta de tuerca”, es posible que más de uno haya pensado en el tradicional método de ejecución empleado en España, por el que mediante una argolla ajustada al cuello del reo, fijada a un poste, el verdugo iba estrangulando progresivamente a la víctima, dando vueltas a un tornillo. El condenado fallecía por asfixia o por las lesiones causadas por rotura de cervicales. ¿cruel, verdad? Pues así uno se puede imaginar el proceso que sufre gradual e inexorablemente nuestra protagonista, Kate (una despampanante rubia Mackenzie Davis), en el papel de la institutriz que acude a la lúgubre mansión donde se tiene que hacer cargo de la educación de los hermanos, Miles (Finn Wolfhard) y Flora (Brooklynn Prince), cuyos padres representa que han fenecido en un accidente automovilístico, del que la pequeña de ambos fue testigo.

La película viene a poder verse como la lenta y agónica muerte en el instrumento de suplicio: un progresivo camino hacia la enajenación mental, en un entorno de degradación psíquica y ambiental constante.

La directora a cargo del proyecto, Floria Sigismondi (¿casualidad que su nombre de pila sea tan parecido al de la niña?), parece captar el doble fondo, tanto argumental como temático que propone la novela de Henry James, “The Turn of the Screw”, escrita en 1898, en plena Era Victoriana, con todo lo que ello conlleva en cuanto a la realidad psicosocial de aquella época. Sin embargo, una propuesta más o menos fiel a la original escrita, y a algunas de sus precedentes exportaciones a la pantalla; compuesta de elementos creativos en su adaptación del set temporal a las coordenadas de una relativa época actual; atrevida en algunas interpretaciones referentes a las relaciones entre los personajes; que toma partido en cuanto a la doble lectura de la historia creada en su día por el escritor estadounidense; así como descarada en la omisión de piezas que eran claves para una cinta eficaz;… una buena candidata a modelo de horror y suspense termina en algo precipitado, chapucero, demasiado rizado para su clara comprensión, disputado entre los intereses artísticos y los económicos, y con cierre de maleta por la que salen las mangas de las camisas mal plegadas, las puntas de los calcetines, y, lo que es peor, las gomas de los calzoncillos.

Cabe reflexionar seriamente si semejante frangollo es responsabilidad de una cineasta que no sabía hacer ni la “o” con un canuto, o se trata de otra obra malbaratada por las exigencias de los “jefes” entre los que vemos asomar la sombra de Steven Spielberg. De hecho, más que eso, ya que en carne y hueso el hombre se presentaba regularmente, en calidad de productor ejecutivo, en el mismísimo set de rodaje. Ninguna de las dos opciones podría ser descartable, puesto que, por una parte tenemos a un poderoso hombre de negocios, más allá de que en sus momentos detrás de la cámara haya hecho grandes trabajos; y, del otro lado, tenemos a una tipa cuya especialidad precedente son los vídeos musicales, y alguna que otra serie de renombrada popularidad, como “El Cuento de la Criada” (2017), “Daredevil” (2015) o “Hemlock Grove” (2013), las dos últimas de terror, que si bién en ellas ya había demostrado cierto talento en sus habilidades plásticas, lo estético y lo visual, poco dicen de su maña o soltura en el desarrollo de guiones.

Una de las cualidades que no se le puede negar a “The Turning”, es la habilidosa capacidad de trasladar la acción, por mor de facilitar los procesos de identificación de los espectadores, sin perder ese aire gótico y fantasmagórico, en una época más o menos reciente (eso para los que ya, teniendo una edad, vemos los años noventa como si fuese ayer), ni más ni menos que un siglo después de que James escribiera la novela. Con lo cual queda probada su policontextualidad en las coordenadas espacio-tiempo.

De la doble lectura que se puede desprender del libro, de su ambigua interpretación, “The Turning” toma claramente partido, sin dejar ningún equívoco en cuanto a la realidad que viven los personajes en el desenlace de la película. Ello contrasta con las aparentes intenciones del guión al principio, sobretodo en la escena inicial del intento de fuga de la institutriz antecesora de Kate, que se funde en el reflejo del cristalino ocular de ésta, oculto súbitamente por la bajada de telón del párpado, dando paso inmediatamente a la escena de la conversación con su amiga. Queda bajo elipsis, todo el proceso narrativo en el que se come ya de entrada el proceso de contacto y contratación de la “canguro-mamá-profesora” a cargo del tío de los chicos. La relación entre éste y el personaje de Kate es uno de los principales elementos estructurales de “The Turn of the Screw”. Una tan desvergonzada como desafortunada omisión, que le quita muchos enteros a la cinta, y que demuestra que la intencionalidad final no es tanto la de plasmar la idea de James, como la de crear una historia de fantasmas al estilo de “Los Otros” (2001), de Alejandro Amenábar, con ingredientes lo más efectistas posible, y un amago de falsa ambigüedad narrativa para fingir que la cosa tiene relieve propio.

Es evidente que la sagacidad de Sigismondi en la dirección, y el cuidado de los guionistas (Chad y Carey Hayes) es nulo en mantener el balance entre la dimensión de lo fantasmagórico, y la de la psicosis de la protagonista (si es que la pretensión de tal equilibrio, repito, existió jamás). Con lo cual, el camino al desenlace está trazado casi desde el principio, y el destino final de Kate será algo totalmente previsible. Como mínimo, eso sí, “The Turning” logra mantener un nivel de tensión básica al saber confrontar al espectador, sumiéndole entre horror e impotencia, con la paulatina degeneración y descomposición espiritual de los cuatro habitantes de la enorme mansión.

Una de las críticas que ha recibido el planteamiento del set de la película, es que no aprovecha la infinidad de posibilidades que ofrecía.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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