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La Traviata

Musical. Drama Adaptación al cine de la ópera homónima de Giuseppe Verdi, que se basa en la novela "La dama de las camelias" (1848) de Alejandro Dumas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
21 de noviembre de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el cine pasa un poco como con la ópera. Están las grandes obras épicas, protagonizadas por dioses, príncipes, reyes y toda clase de gente magnífica y que exigen poderosas gargantas capaz de hacer temblar la platea con la mera sugestión de su tono imperial. Y por otro lado, obviando pasos intermedios, están las óperas que representan un drama humano. Este tipo de óperas obligan a los artistas a reducir las dimensiones de su voz, someterla a unos dictados mucho más sutiles e infinitamente más complicados: es más fácil caminar a zancadas que andar de puntillas. Y lo cierto es que Wagner nos impresiona más, pero nunca dejará el mismo poso de emoción que nos deja una ópera de Verdi. ¿Porqué?. Porque quizás admiremos a Sigfrido, pero nunca lloraremos por él.

Resulta un bello privilegio presenciar esta Traviata, un recital de humanidad y talento que para nuestra suerte, Zeffirelli ha atrapado en el ámbar del celuloide, conservando así el prodigio de un Plácido Domingo en plenitud de sus facultades y una Teresa Strata que a pesar de su corpulencia, logra transmitir la turbuleta fragilidad de Violetta. Como suele ser en el caso del director italiano, la puesta en escena es de lo más clásica y elegante, con un gran cuidado en lo que respecta al vestuario y a los lujosísimos decorados, de modo que el placer para el oído se complementa estupendamente con el placer para la vista. La calidad de sonido es más que aceptable, para la época en que se rodó el filme y creo que no decepcionará a menos que uno se espere que suene como en la primera fila de la Scala, sitio en el que por cierto nunca he estado, pero que me imagino que tendrá una acústica de caerse de espaldas.

Y por último añadir que, retomando un poco lo que se mencionaba en el primer párrafo, no sólo tenemos la ocasión de devorar un banquete artístico que nutrirá nuestro cuerpo y sobre todo, nuestra alma, además, volvemos a tomar conciencia, por medio de la eterna historia de la hermosa puta tísica y su rico amante, que la humanidad, esto es, la herida imperfección de los seres pequeños, es tan difícil de plasmar en una voz como en una pantalla y sin embargo, cuando se consigue...uff. No existe nada igual.
Neathara
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23 de octubre de 2008
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una soprano griega que no tiene la figura adecuada para el personaje, y sin embargo convence, seduce y te lleva adonde quieras en esta historia que Dumas escribió como La dama de las Camelias y el genial Giuseppe Verdi convirtió en ópera intimista y crítica contra su propio público burgués que en el estreno abandonó la sala, heridos en su amor propio porque el canto desdichado es el de una traviata, una perdida, una mujer que vive de los hombres y que se pierde doblemente en la siniestra sociedad de su tiempo: la doble moral de los ricos.

Plácido Domingo lo hace muy bien. El británico Cornell MacNeil está inmenso en su larga y magnífica escena. Teresa Stratas logra con maestría todas las facetas del personaje.

Zeffirelli director teatral, diez puntos. Como hombre de cine le saca menos partido. Pero también participa en toda la producción activamente como si fuera uno de sus estrenos teatrales, y lo hace con notable talento. Aporta un prólogo muy de su interés: un joven hermoso abre la puerta de un testimonio de una hermosa mujer, dando paso al intenso poema musical en el que los seres humanos se degradan a lo largo del tiempo y de las miserias sociales. Esa melancolía propia del bell canto ante lo imposible...
horacio
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22 de abril de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las óperas más famosas de la historia, llevada al cine e interpretada por 2 de los mejores cantantes de ópera de todos los tiempos: Plácido Domingo, irreconocible tan joven, y una tremendísima Teresa Stratas, que lleva el peso de la película de una forma majestuosa.

Una película donde no solo hay que tener en cuenta el apartado musical, que ya es puro arte en sí, ya que lo visual también es totalmente disfrutable, con esos decorados, ese vestuario tan majestuoso, todos esos detalles coloridos, esas escenas con montones de extras, todo en su conjunto, hacen de esta película algo realmente hermoso.

Nunca he tenido la oportunidad de ver esta ópera en directo, pero al menos en su versión cinematográfica, me parece de 10.
TANOMUERTO
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24 de abril de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me enamoré de la Ópera viendo esta Traviata de Zefirelli.
Después de ver muchas otras versiones, creo que sigue siendo la mejor con diferencia.
Aunque debe tener alguna "licencia" con relación a la obra original.
Las voces maravillosas, al igual que los coros. Los ballets espectaculares. La puesta en escena preciosista hasta el "súmun", lo mismo que el vestuario. La introducción para la Obertura emocionante hasta las lágrimas. La plasmación de sentimientos insuperable. Etc, etc, etc...
En fin, la exquisitez con mayúsculas hecha ópera.
Un hito, un antes y un después.
Sabido esto, perdérsela es dejar coja tu vida.

Por ponerle algún pero, en la fotografía se resiente algo su calidad técnica (que no plástica), con relación a la alta definición de la fotografía actual.
Otro punto a su favor fué, que su edición para la venta (VHS y DVD) se hizo por la via de cine (Tristar creo). Con lo que su precio de venta fue aprox.un tercio o más de las ediciones vía musical (Deutch gramophone Etc.). Poniendola al alcance de bolsillos más modestos.
Lajnarf
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28 de octubre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La indiscutible y genialísima voz de la soprano griega Teresa Stratas acapara claramente todo el protagonismo de la obra. Vi esta ópera porque un profesor de instituto nos obligó a verla, a pesar de las quejas y el rechazo iniciales de nuestra clase, y he de decir, con toda seguridad, que nos encantó a la gran mayoría. El escenario, el vestuario, los cantantes, todo está en perfecta armonía, creando una atmósfera maravillosa a la que no te puedes resistir, y que incita a ver la obra de cabo a rabo y fijándo. Franco Zeffirelli juega con las reacciones del público, añade flashbacks y un inesperado y emocionante final.
chucktaylor
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