A Fidel Castro lo han matado tantas veces que una más puede ser de todo menos original. Por favor, ¡si hasta los Hombres G lo mataron en una de sus horribles canciones! Ahora, este tipo, el último asesino de Fidel, graba hace un año cortometraje en el que el Comandante "muere" una vez más, y el muy listillo se tiene que apresurar a estrenarlo ya en las redes sociales, porque si no, la gracieta pierde fuelle y el tirón ya no va a ser el mismo.

Lo siento, Eduardo Casanova es un imbécil y un majadero que va de provocador haciendo la misma bazofia que hacían algunos artistas en los 60 y los 70 para llamar la atención. Otro hijo bastardo del posmodernismo sin respeto por nada más que por su propio ego.

Suele pasar cuando un director de renombre y con un estilo tan personal que ya se ha convertido en auto-parodia, rueda dos o tres películas terribles, y luego lo salva con una que, en mi opinión,en varios tramos del metraje se puede considerar pasable. De repente, de la Iglesia ha regresado a sus orígenes, ¡su mejor película en años! Normal, si sus anteriores son infames y esta es mala a secas, o regular, según el trozo.

No entiendo ese gusto de Álex por contratar a actores y actrices que siempre interpretan el mismo papel, como Secun de la Rosa, el eterno bonachón que nunca ha roto un plato; Carmen Machi, Aída haga lo que haga; Jaime Ordóñez, buen cómico pero que rechina cuando trata de meterse en un personaje que deba ser tomado en serio, y que en este papel satura hasta desear su muerte. Ah, y agradezco en el alma la ausencia de Manuel Tallafé, otro actor insoportable.

La idea, como se ha dicho muchas veces antes que yo, no es mala, pero se desarrolla con pereza, o con mayor interés por embrear a los personajes y tiznar el decorado que por hacer que la historia fluya.

Ante ustedes una auténtica rareza en el cine español. Se trata de una película sobre jóvenes que sabe de lo que está hablando y a quién se refiere. Una película con la que sentirse identificado, gracias a la ausencia de elementos alienantes e inverosímiles que hacen del artificio la principal premisa del séptimo arte, sobretodo en cuanto a juventud se refiere. Sin historias de parejas que vienen de mundos opuestos, de clases sociales distintas, para entenderse y de alguna manera, reconciliarse. Sin niños bonitos que se dedican a transportar hachís por el estrecho. Sin Marios Casas ni marías Valverdes. Sólo jóvenes de clase trabajadora que no paran de recibir los golpes de la crisis capitalista.

"Hermosa Juventud" es un drama con el que se llora lo que no está escrito, para el que no son necesarios efectismos. Ni una música sensiblera ni secundarios sobre actuando hasta decir basta, pues se trata simplemente de plasmar un drama que existe y se siente sin necesidad de ver la película, la cuál sólo se dedica a reflejar el día a día de una pareja de jóvenes a los que un sistema monstruoso les ha robado toda esperanza de futuro.

La búsqueda desesperada de empleo y las puertas que se cierran en la cara. El empleo precario bajo el sueño irrealizable de encontrar algo mejor. La maternidad prematura que se torna una odisea cuando no hay futuro ni para ti misma. El sexismo cotidiano en las relaciones de pareja. El ocio alienante que nos es socialmente impuesto. La violencia como vía de escape ante una frustración constante. Los dramas familiares para los que no hay amparo alguno. La justicia que a través de su venda jamás mira a los más desfavorecidos. El drama de tener que dejar tu hogar para emigrar en busca de algo un poco menos malo, para encontrarte con más de lo mismo.

No apta para quienes sólo pretendan evadirse de la realidad, pues lo que se van a encontrar aquí es nada menos que la pura realidad.

Un 9 sobre 10.

El mensaje ludista de esta película es llevado al extremo cuando, en el año 6000 una civilización milenaria ha encontrado su cenit al convertir su planeta en una zarrapastrosa comuna hippie en la que la evolución consiste en la tan anhelada vuelta al trueque y en vestirse con trapos en la cabeza (eso sí, en el año 6000 los peinados siguen siendo los mismos que en los años 90 del siglo XX). Una civilización que ha obviado al sistema capitalista como la macabra y sangrienta gestión que es de los recursos de la humanidad, y que ha optado por intercambiar lana por clases de telepatía empleando una gestión más que dudosa ("no habrá medicamentos para todos"). Una civilización cuyo significado de progreso consiste en haber suprimido todo atisbo de progreso tecnológico salvo, que sepamos, esa burbuja con la que viajan a otros planetas y hacer lo que tanto ha soñado siempre el indignado vegano de herboristería y clases de yoga, controlar mentes por arte de magia.

Pero no es progre todo lo que reluce. Resulta que a Serreau no se le ocurrió mejor crítica hacia el racismo que la de crear un planeta sin razas. No sin discriminación racial, qué va, ¡sin razas! ¡Viva la supremacía blanca! Y digo yo que, Coline, ya que has creado tu idílico planeta en medio de una pradera llena de gente despeinada, ¿qué te costaba haber metido entre tu blanca multitud a cuatro morenos y a un par de asiáticos, por lo menos? ¿Seguro que es por el clima único y no porque los mandasteis a todos en una burbuja derechos al sol? Porque 6000 años dan para mucho...

En definitiva, una película mediocre ambientada en un planeta como Pandora pero en 2-D, yermo y sin criaturas azules. Una comedia idealista con muy contados momentos que verdaderamente divierten, escasa originalidad y lucidez nula. Una pretendida cinta de denuncia en la que la tan "profunda" crítica no pasa de denunciar males como la polución, el dinero, la burocracia y el consumo de cárnicos, o lo que es lo mismo, la epidermis de un sistema genocida que la pequeña-burguesía bienpensante siempre ha pasado y pasará por alto.

¿Será la naturaleza humana la causa de salvajadas como los campos de exterminio nazi? ¿Será que independientemente de nuestra raza, sexo o religión, somos humanos y eso nos lleva a cometer atrocidades de lo más salvajes? ¿justifica nuestra condición humana horrores como el fascismo o el imperialismo? Vaya, pues si es así ya tenemos la respuesta al genocidio que desde los años 40 Israel lleva perpetrando contra el pueblo palestino, colonizando sus tierras, negando su cultura, robando sus cultivos, controlándolos hasta la saciedad, encarcelándolos o asesinándolos directamente. Errare humanum est, ¿no? No nos juzguéis, somos humanos.

Pues no, no me trago ese cuento. ¡VIVA PALESTINA LIBRE!