The Disappointment’s Room nos cuenta la historia de Dana (Kate Beckinsale) una arquitecta que se muda con su esposo (Mel Raido) e hijo (Duncan Joiner) a una recóndita casona en el campo. Apenas instalados en su nuevo hogar, una atormentada protagonista comenzará a sentir presencias sobrenaturales que se vinculan a un misterioso ático existente en la casa.

¿Es una película de casas encantadas? Tal vez… ahí reside la primera gran falencia de la película: no se decide entre ser el típico film de terror gótico o el thriller psicológico clásico. Igualmente, sin resolver esta ambigüedad, el director utiliza hasta el cansancio todos los elementos compositivos más básicos de estos géneros. Personajes secundarios misteriosos, habitaciones ocultas, secretos del pasado y desfasajes temporo - espaciales van a ser las situaciones típicas de este film; y aunque muchas de estos tópicos son recurrentes en estas clase de películas, en The Disappointment’s Room son utilizadas de manera cansina y desinteresada, mas como una obligación que como un recurso

Aunque el guion no está mal y tiene potencial para aportar alguna pequeña cuota de originalidad a esta clase de películas, a medida que la acción se desarrolla vemos como toda la trama se desdibuja y termina disolviéndose en la nada. Como espectador uno espera un lógico giro en los acontecimientos o una “vuelta de tuerca” a la historia que nunca llega, por lo que todo el filme termina diluyéndose de manera lineal sin ninguna sorpresa.
Las actuaciones son aceptables, destacándose el rol de Kate Beckinsale ya que en ella recae todo el peso del guión. Kate es el punto alto de la película, haciendo lo posible para mantener a flote el proyecto y aunque no puede hablarse de un trabajo magistral si es una buena actuación, mostrando que es una actriz lo suficientemente versátil como para adaptarse a diferentes géneros. Destaca, para mal, la presencia de Lucas Till; interpretando a un “galán” arrogante que aparece en el film de la nada, sin aportar nada y desvaneciéndose en la nada. Un personaje de relleno tan inútil como hacía tiempo no veía.

En síntesis, The Disappointment’s Room es un film chato, predecible y con pocos sustos que no aporta nada nuevo al género. Recomendado para un domingo lluvioso por la tarde.

Grata sorpresa me he encontrado tras ver y disfrutar esta gran pequeña obra de horror y drama. The Eyes of my Mother nos cuenta la vida de Francisca, una niña que vive con sus padres en una lejana vivienda rural. Golpeada por una terrible tragedia, Francisca crecerá con una concepción trastornada de la vida y de la muerte generando sus propias reglas morales, ignorante de los parámetros sociales básicos. Conceptos tales como el amor, la amistad y la familia serán afrontados de forma retorcida bajo su propia óptica, incapaz de distinguir la barrera entre lo que está bien y lo que está mal.

La historia se desarrolla en un entorno triste de soledad y aislamiento, con un clima de tensión e incomodidad creciente y constante, perfectamente narrado gracias al acertado monocromatismo del film y el uso de planos largos y estáticos, creando pausas tenebrosas y vacios perturbadores, generando poderosas imágenes que seguro quedarán grabadas en el televidente hasta mucho después de que pasen los títulos.

Es que la dirección y la fotografía es por lejos lo mejor de esta película. El blanco y negro es explotado perfectamente como recurso visual y narrativo como pocas veces he visto en historias de terror o thrillers, creando una atmosfera realmente tétrica. Visualmente me hizo acordar mucho a los contrastes y a los juegos de figura – fondo de la clásica “The Night of the Hunter” de Charles Laughton. Si este film es el debut cinematográfico de Nicolas Pesce, hay que decir que superar la estética que le ha impuesto a esta primera obra va a ser un gran desafío para él.

Las actuaciones son realmente perfectas. Sobre todo para Kika Magalhaes, su protagonista, en la cual cae todo el peso del film que sabe sobrellevar sin ningún sobresalto. Cabe mencionar también a Will Brill que con unos pocos minutos en pantalla le basta para impactarnos magníficamente.

Tal vez su único punto flojo, y la causa por la que su puntuación no sea más alta, es no haber explotado mejor su desenlace, poco entendible para una película con un desarrollo de apenas una hora y quince minutos de duración.

The Eyes of my Mother es un film arriesgado no solo desde lo estético, sino también desde el abordaje propio al género, alejado de convencionalismos de la clásica historia de terror. Asusta sin necesidad de estridencia y perturba sin necesidad de mostrar litros de sangre. Para aquel que busca adrenalina y exaltación claramente este no es su film y seguramente se sentirá defraudado. Si en cambio están buscando una perspectiva que escape a cualquier estereotipo no duden en verla. Y en disfrutarla.

Debo confesar que durante varios minutos me sentí consternado al ver este film. ¿Hacia dónde va? ¿Qué me está contando? ¿Esto es una película de terror? Pero poco a poco esa atmósfera de misterio, densa, silenciosa y fría, presente desde el inicio mismo de la película, hizo que me quedara pegado a la silla deseando ver siempre un poco más de lo que se iba revelando.

The Blackcoat´S Daughter cuenta la historia de Joan, Katherine y Rose (personajes a los que dan vida Emma Roberts, Kiernan Shipka y Lucy Boynton), tres chicas que conviven en un instituto para mujeres que, debido a una serie de extraños eventos, sus destinos se verán entrelazados. Dicho así la trama parece bastante sencilla, pero a través de su montaje, la narrativa toma una forma compleja y desestructurada que resulta atrapante en su desarrollo abordando temáticas propias del cine de terror de forma fresca y original, alejándose de cualquier convencionalismo.

Este resultado es posible debido a la gran dirección de Oz Perkins (una gran promesa para el futuro del terror y del thriller) quien, a través de planos largos y estáticos genera una atmósfera parca y opresiva. Este gesto, acompañado de una gran fotografía, un buen fondo sonoro y una paleta de colores fríos, logra una estética opresiva y minimalísticamente perversa introduciéndonos en el miedo sobrenatural sin recurrir a ningún artificio, efectos especiales o los típicos cliches de apariciones repentinas y sonidos estridentes.
Respecto a la parte actoral, sorprende gratamente la actuación de Kiernan Shipka, que aun siendo muy joven, parece una experta en el manejo del climax de una película de terror, principalmente en este film, donde el horror se presenta de manera muy sutil.

The Blackcoat´S Daughter (también conocida como February) es un film que trata al terror sobrenatural como muy pocas producciones lo han hecho, de manera íntima y personal, alejada de los cánones del género. No es una película que a todo amante del cine fantástico vaya agradarle. Si usted es un fundamentalista de este género seguramente le reprochará la falta de sustos y su ritmo lento y opresivo; pero no se deje engañar, el film tiene todo lo que debería tener al ritmo que debe tener.
Es una película digna de ver, fría, tensa y satánica. Aunque usted no lo crea.

Iron Fist cuenta la historia de Danny Rand el hijo de un multimillonario fundador de las empresas Rand y único sobreviviente de un accidente que le costó la vida a toda su familia. Luego de ser rescatado por monjes budistas y entrenado para ser un gran guerrero con poderes místicos, Danny volverá a New York a recuperar su vida donde deberá enfrentarse no solo a sus archienemigos de La Mano sino también a los que manejan el imperio empresarial que fundó años atrás su padre

No voy a caer en la crítica específica de como se trató la filosofía oriental, si la técnica de pelea de Danny Rand (Finn Jones) es realmente Kung Fu o si su compañera Colleen (Jessica Henwick) utiliza artes marciales chinas, japonesas, mixtas o Kempo. Eso sería caer en un preciosismo que es difícil de encontrar en cualquier producción pop estadounidense. Voy a basarme en lo que considero que es: una serie de acción pensada para fans de los cómics.

Pero Iron Fist falla notablemente en esto, y aunque los personajes están representados medianamente bien respecto al cómic de Marvel (por supuesto con algún correctivo lógico de la transposición de un medio gráfico a uno visual), la serie es tediosa y aburrida y nunca llega a engancharnos. Llama la atención lo escasas y pobres que resultan sus escenas de acción (lejísimas del fantástico DareDevil), punto clave para un producto como este.

Si se han emocionado con la pelea del pasillo en la primer temporada de DareDevil o la pelea de Punisher en la cárcel en la segunda temporada de la misma serie, olvídense de ver algo así; aquí son dos personas que con poca agilidad enfrentadas a puño y espada frente a mercenarios armados (o convenientemente sin ninguna arma) que salen airosos de cualquier situación; casi un tributo a las balaceras de la serie A-Team

Tampoco ayuda un guión pésimo y muy poco original que tarda dos o tres capítulos para redondear una idea; ni hablar de las actuaciones que, gracias a gran parte por su horrible trama, son también muy pobres principalmente Finn Jones que no se parece en nada a un gran guerrero oriental sino mas bien un joven caprichosamente atormentado. Mención aparte para el Iron Fist, el famoso puño superpoderoso que solo aparece tres o cuatro veces en toda la serie.

Marvel - Netflix deberán encarrilar esta franquicia. Si DareDevil y Jessica Jones fueron excelentes series de acción basadas en cómics, Iron Fist desilusiona mucho. Ya se vio una merma importante en la calidad de estas producciones con Luke Cage, salvada mas por su ambientación y por su puesta en escena que por sus escenas de acción. Ahora llegarán The Defenders a la pantalla uniendo a todos estos personajes... un gran desafío para Netflix en una franquicia que se ha venido a menos muy rápido.

Un matrimonio texano compuesto por un pintor, una madre trabajadora y una hija adolescente, invierte sus escasos recursos en comprar una casa campestre donde se ha cometido el asesinato de la familia que anteriormente vivía allí. Hasta aquí parece ser el típico film de terror que ya hemos visto mechas veces pero no; The Devil's Candy escapa de las gastadas y cansinas propuestas que inundan el cine de terror creando una obra novedosa que mezcla perfectamente lo original y lo clásico del género.

Esta premisa está basada en su excelente uso de la cámara. Es destacable la manera en que el director va hilvanando la trama, la fotografía, la paleta de colores utilizada y, principalmente, la música. Y no cualquier música, si estamos hablando de demonios y cuernitos nada mejor para ambientarnos que el Heavy Metal. Increíblemente éste le imprime un ritmo fantástico y le da vida a los personajes, ya que el Metal no o está presente como música de fondo, sino que se va acoplando y formando parte de la vida de cada personaje. La verdad es que muy poco conocía de este director, e indagando un poco, me doy cuenta no solo lo poco que ha filmado sino también que su último trabajo fue hace seis años atrás (The Loved Ones).

El guión es muy simple y sin sorpresas pero le alcanza con muy poco para darle una cuota de originalidad y frescura escapando a los típicos clichés del género de posesiones demoníacas y casas encantadas, logrando atraparnos y mantenernos expectantes en todo el desarrollo de la trama hasta su desenlace. Es destacable cómo el guión ha logrado presentarnos a los personajes, logrando realmente verlos conectados con sus vidas y motivaciones, estableciendo interesante conexiones entre ellos

Respecto a los actores, sus interpretaciones son correctas; destacando en un film donde el guión no deja mucho para hacerlos sobresalir. Como siempre el trabajo de Pruitt Taylor Vince interpretando a un psicópata y diabólico asesino es tan sólido e impecable que se convierte en lo mejor de la película. Destaca también el trabajo y la belleza de Kiara Glasco que hace acordar mucho a una precoz Angelina Jolie.

Donde falla? En su resolución. El ritmo tan consistente que presenta el film en su comienzo y desarrollo capaz de generar tensión y diversión al mismo tiempo se diluye hacia el final, el cual llega con una resolución que nos deja un sabor a muy poco. Se siente que tal vez le faltó audacia e imaginación para terminar de cerrar una película muy interesante.