Estamos acostumbrados a esperar a que Marvel haga obras maestras del cine. Quizá el maketing y la propia expectación de los espectadores así lo que lo provoca. El caso es que se nos olvida que cuando vamos al cine a ver una película de Marvel, vamos a ver una película de superhéroes, en la que no se busca la excelencia sino el entretenimiento. Y Capitana Marvel cumple su cometido de manera sobrada.

Puede que no sea la mejor película de orígenes de Marvel, pero me cuesta hacer un ranking de esas películas. Uno de los grandes aciertos de Spiderman: Homecoming fue precisamente que prescindía de ellos. En este caso, la historia de Carol Danvers y como adquiere los poderes tiene conexión con el resto del MCU, y esa sea quizá su única justificación y su gran acierto: las referencias a tiempos futuros, ver los principios de personajes como Nick Furia o el Agente Coulson,

Para mí es una película correcta, y la historia de superación personal es bastante parecida a la de Capitán América, por lo que tampoco veo afortunadas las críticas a su posicionamiento feminista.

Comencé a ver Fleishman está en apuros atraído por las absolutas alabanzas hacia la actuación de Claire Daines en el capítulo seis de la serie, sin saber mucho más de ella más que era una miniserie y el argumento que aparecía en Disney cuando empezaba a verla.

La serie es muy buena. Todo comienza cuando el doctor Fleishman, recién divorciado, se ve atrapado en verano con sus hijos, sin tener noticias de su exmujer. Comienza así una epopeya llena de cotidaneidad, en el que más de uno se va a ver reflejado.

Fleishman está en apuros no engancha. No he sentido la urgencia de ver el siguiente capítulo en ninguna ocasión (quizá solo por el famoso número seis), pero diría que no le hace falta. No hay ganchos, no hay giros argumentales que sorprendan al espectador, o al menos están contados sin buscar ese efecto. Lo que atrapa de esta serie, y lo que hace que vuelvas a ver el siguiente capítulo, es la realidad de la que habla.

Fui a ver El Escándalo encandilado por las buenas críticas, y salí bastante decepcionado. Es una película larga y con lo que según otras críticas es un "guion con enfoque más bien tradicional": esta combinación hace que a mitad de película ya estés mirando el reloj para ver cuanto te queda en el cine.

Máxime cuando es una historia que todos conocemos: Roger Ailes fue acusado de acoso sexual a sus trabajadoras y obligado a dimitir. Y no hay más. Las subtramas se quedan a medias, sin desarrollar, las tres protagonistas apenas interactúan, no hay ningún recorrido de aprendizaje en los personajes.

La narración, que a veces intenta imitar el docureality con Charlize Theron hablando a la cámara, es cansada y no beneficia nada a la historia. En este caso, el basado en hechos reales es un grave lastre para la película.

Quizá en Estados Unidos, donde este caso fue sin duda más sonado, la película tiene sentido: en el resto del mundo, no es más que un telefilme muy caro.

Por fin llegó el momento tan esperado por muchos: el final del mega arco argumental que ha implicado más de 20 películas, otras tantas series y más de diez años. Hablamos de la Saga del Infinito, que se inició con Hulk (alguno dirían que con Iron Man) y que ha concluido de forma magistral. 

Lo que empezó con una serie de películas de superhéroes con pequeños guiños entre ellas (Ese "ha oído hablar de la iniciativa Vengadores" de Nick Furia) se hizo grande con Los Vengadores, esa gran película dirigida por un inspirado Joss Whedon y que para muchos es de los mejores momentos de la saga. Se creó el Universo Cinematográfico de Marvel. Se ampliaron los personajes. Cómics sin apenas popularidad entre los no aficionados se convirtieron en grandes películas -vease Guardianes de Galaxia. 

Con altibajos de calidad (lógicos por otra parte debido a la cantidad, pero también a la diversidad de estilos, de directores y de personajes), el Universo Cinematográfico de Marvel se ha hecho un hueco en el corazón de los fans y Vengadores Endgame es la culminación de todo eso.

Cuando yo la estaba viendo, no podía dejar de pensar: esta película está hecha para los fans. Dudo mucho que una persona que no haya seguido el MCU desde sus inicios, o al menos con bastante frecuencia, pueda disfrutar al 100% de este filme metarreferencial.

La película se beneficia enormemente del final de Infinity Wars: la desaparición de la mitad de superhéroes dota de mucha más coherencia y linealidad a la trama, que se puede centrar en los conflictos y la resolución de los mismos.

El resultado es, para mi gusto, una película mucho más redonda. Hay quien podrá criticar los distintos tonos en los que se mueve: entre lo solemne y la hilaridad a veces solo fluye una escena, pero para mí eso es una ventaja, retomando el espíritu de los vengadores iniciales de Joss Whedon, y beneficiandose de la influencia de Taika Waititi a la hora de abordar dos personajes que si bien eran queridos por los fans, sus historias y su protagonismo era más bien anecdótico. 

En definitiva, una película que merece la pena ver y disfrutar. Sobre todo disfrutar. 

He de reconocer que no he visto la Dune de Lynch ni tampoco he leído el libro. Por lo que cuando empecé a ver la película, no sabía exactamente qué podía esperar.

Dune no es una película al uso, o al menos como las concebimos hoy en día. No hay un ritmo de acción frenético, no hay grandes secuencias. Dune nos cuenta una historia, en la que las imágenes son tan importantes como los diálogos.

Villeneuve acierta en su explicación -sencilla pero concisa-, del conflicto real de la película. El ritmo, que a muchos resulta lento o incluso tedioso, ayuda a entrar dentro de la inmensidad que es el mundo que refleja Dune.

Villeneuve tiene la oportunidad de hacer nuevamente historia con esta bilogía de películas.