La década de los ochenta fue una de las más sangrientas en la historia del Perú. Sendero Luminoso fue un grupo terrorista que se forjó políticamente en la década del 70, para luego pasar a la clandestinidad y a la actividad terrorista a partir de 1980. El terrorismo masacró poblaciones enteras como Lucanamarca en 1983.
Para neutralizar el terrorismo las Fuerzas Armadas fueron enviadas a las zonas de emergencia en Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. El accionar de las FFAA no estuvo exento de violaciones a los derechos humanos. En efecto, como lo revela el Informe de la Comisión de la Verdad de 2003, las FFAA son también responsables de asesinatos de hombres, mujeres y niños de las comunidades más alejadas de la urbe.
Este escenario sangriento, en el que los campesinos conviven con la violencia terrorista de Sendero y con el accionar desmedido y cruel de las FFAA es donde desenvuelve la trama de La Boca del Lobo. Los campesinos se hallaban entre dos fuegos.
No hay espacio para la neutralidad. Como dice Roca “O están conmigo, o están contra mí”. Política de tierra arrasada aplicada torpemente por las FFAA para enfrentar la subversión, siguiendo el pésimo ejemplo de la milicia norteamericana en Vietnam.
Excelente la actuación de Gustavo Bueno y Toño Vega, interpretando al teniente Roca y al soldado Luna respectivamente. En un inicio Luna se siente afín al pensamiento de Roca. Conforme se desarrolla la trama Luna se desilusionará al punto de romper los viejos códigos castrenses, con tal de salvar su dignidad, y su vida.
Buena dirección de Pancho Lombardi. Sin duda su obra maestra. Desde mi modesto punto de vista, la mejor película peruana de todos los tiempos.

Siempre será saludable el solo hecho que se hagan nuevas películas en nuestro país. Empero, hay que también dinamizar el cacumen cerebral al momento de hacerlas.
Esta flamante entrega fílmica de lo peruano ha significado un nuevo aporte en la línea del conocimiento del fenómeno histórico. Específicamente respecto de la captura del líder terrorista Abimael Guzmán autodenominado Camarada Gonzalo.
La película pinta bien desde un inicio, mostrándonos la caracterología y el accionar de los miembros más importantes del grupo especial de la Policía responsable de las investigaciones para la viabilizar la captura de Gonzalo. Las actuaciones de Pietro Sibille y Nadia Bermejo resultan muy buenas.
El film se entremezcla con la partitura de videos ya conocidos respecto de la captura de Gonzalo. Hay también una cierta caricaturización del accionar terrorista. Creo que faltó más realismo en las escenas de época, quizás darle una atmósfera más oscura o gris propia de la década de los 80, donde a través del aire se respiraba el miedo del día a día.
Pareciera que las imágenes nos tratan de mostrar una pequeña historia policiaca en HD, prescindiendo de los lúgubres escenarios de una década del terror.
Quizás es una cuestión de presupuesto, quizás. Pero, les hubiese bastado que volvieran a visionar el intro de la película Los Shapis en el Mundo de los Pobres de 1985 para corregir algunos errores en la puesta en escena de la época 1992. En primer lugar los microbuses eran mucho más modestos, ciertamente altamente contaminantes. Ya ingresaban con fuerza las famosas combis y custers, pero el "chama" que aparece en la película no parece muy propio del contexto. Otro detalle son las escaleras de fierro en los cerros, algo que todavía no se verán sino hasta fines de los 90.
También me pareció muy extraño que una modesta policía tuviera un teléfono en su casa. Recordemos que los teléfonos eran un lujo en esa época, sólo algunos boyantes ciudadanos podían tener este servicio, la mayoría tenía que usar para comunicarse las cartas, la cita directa o el teléfono público a través de una monedita denominada "rin".
Finalmente, debo decir que a la Hora final le faltó peso, carnosidad escénica, mayor realismo ochentero. La captura de Gonzalo muy predecible, faltaron más escenas sobrecogedoras que te quiten el aliento. Todos sabemos por historia que este grupo de policías lograrán la captura de Gonzalo, pero estuvo ausente la dosis de acción y dramatismo necesaria para llegar al éxtasis final de la hora final, pero al final la hora final no termina de tener un buen final que prenda la chispa de lo fascinante.

Con los años, este film de Taylor Hackford ha logrado el peso específico necesario para transformarse en una obra maestra del cine mundial, a contrapelo de las críticas, que minúsculas al fin, siguen aún disparando sin piedad con artillería pesada. Le achacan como demérito el lenguaje procaz y la virulencia de las imágenes. Como si la realidad no superara con creces el accionar de algunos de los personajes.

Damian Chapa es el sosias perfecto de Miklo Velka. Durante todo el metraje observamos a un Miklo en constante transformación, en búsqueda de la felicidad. A su modo, ella consistía en unirse a la pandilla para defender su zona. Más tarde comprenderá que la verdadera lucha no es el enfrentamiento en el barrio, en el cantón, entre hermanos de sangre; sino es aquella que se da en el mundo, contra el establishment donde para lograr el poder es necesario la unión de los tuyos.

Guardando las distancias, Miklo es el Tony Montana (Scarface) de Los Angeles California.

Teniendo como marco los últimos coletazos de la mafia neoyorquina, Lefty Ruggiero (Al Pacino) representa extraordinariamente, en 122 minutos de metraje, la histórica ruina no sólo de un poder paralelo, sino también la debacle de un modo de vida. Al Pacino se engulle por entero el personaje de Lefty. Le calza perfecto, como cuando, a pesar de la oposición de la Paramount Pictures, decidió interpretar al memorable Michael Corleone. “No es personal Sonny, es sólo negocio”, listo Mr. Robert Evans, había nacido una leyenda. Actor forjado en las tablas, donde se fraguaron las verdaderas estrellas que nos ha dejado el buen cine.

Lefty Ruggiero recala en una New York que ya no se estremece por el viejo sonido de las Thompson. La violencia ha mutado, pero sigue ahí, al compás de la balcanización del poder ubicuo de las antiguas familias.

Excelente actuación de Al Pacino. Son sobresalientes también las interpretaciones de Johnny Depp y Michael Madsen. Debemos mencionar que Depp es el agente encubierto Donnie Brasco, quien tras convivir con Lefty, se verá envuelto en un conflicto muy fuerte entre sus objetivos como representante de la ley, sus problemas maritales y sus simpatías con la agradable tesitura de Lefty.

Una película muy recomendable, dentro de la histórica filmografía de Al Pacino.