Cabe decir que la primera es un clásico, principalmente por el ambiente, y en ese sentido el entorno esta bastante bien adaptado en la secuela, para aprovechar los nuevos medios a la vez que se deja bastante aire retro que al menos a mí, me ha encantado, aunque seguramente a otros le echaran atrás. Igual con la música de Daft Punk, muy con sintetizadores en plan ochentero y con FX casi de videojuego, recordando a la primera. Muchos han elogiado su banda sonora como lo mejor de Legacy, y es que mezcla melodias orquestadas con ritmos tecno de manera muy apropiada para esta epopeya cibernética.

Se le podría achacar que los personajes son algo planos y poco desarrollados, sin la excusa de ser por el entorno en el que se mueven (demasiada química y personalidad muestran esos programas entre ellos como para que no tengan una historia detrás), ahí ya hay que desconectar algo el cerebro y pensar que es puro cine de evasión. No en vano, la primera Tron lo era. Pero al igual que aquella, tiene esa aura extraña de aquel cine de acción, aventura y scifi ochentero, que llegó a perdurar; la sensación de que se han trabajado una fantasía que ha llegado a conectar con el público de una manera especial.

Hay agujeros de trama y licencias artísticas afectan algo negativamente el producto final... pero es mucha mejor secuela de lo que los pesimistas habrán temido. Había visto la primera Tron esa misma tarde para así 'conectarlas' en visionado, y sorprende ver no solo la linealidad y el respeto en bastantes de las cosas adaptadas, también los guiños a la primera parte, que comento al final.

La recomiendo a cualquier fan de la antigua, viéndola antes si no la tiene fresca. La secuela omite o describe muy por encima detalles que en la primera Tron comentan mejor.

En cuanto al 3D: muy, muy escaso y cuando aparece, no es que sea para tirar cohetes. Si váis a verla al cine, no vale la pena pagar por ese extra en caso que tengáis también la versión full 2D a elegir, por un precio inferior.


Un par de guiños a la primera parte:

Parte del mundo empieza a sufrir fenómenos extraños, y una agencia gubernamental americana (y secreta) decide encarar dichos problemas usando a sus mejores agentes. Podría ser Expediente X, pero no: es Fringe. Eso sí, con un desarrollo en la trama muy similar: a ritmo de un caso paranormal autoconclusivo por capítulo, o varios relacionados entre sí, veremos a personajes misteriosos, tramas sórdidas, paranoias de conspiraciones, y la sensación constante de que todo el mundo ajeno a nuestros protagonistas sabe mucho más de lo que dicen. Todo a lo largo de una gran trama que avanza a lo largo de las temporadas, añadiendo sorpresas constantes.

La trama es muy JJ Abrams, tarda en arrancar. Un poco a diferencia de sus otras series, los actores que han elegido como trio protagonista, quitando a John Noble que clava su científico con problemas de adaptación social, son un tanto mediocres a nivel de carisma, poco creíbles en esos papeles. Joshua Jackson no sabe quitarse ese rictus en su cara de 'puedo ser tu mejor amigo' que únicamente le funcionó en Dawson Crece, y Anna Torv es de lo más soso que se ha visto jamás en serie alguna, a nivel de papel protagonista. Con esos prolegómenos, lo que tarda en arrancar se hace eterno.

Pero conforme avanza, la trama principal se hace amena de seguir. Ideal para el que busque algo estilo Expediente X y creado en estos años. E igual que con aquella serie, tiene capítulos sobresalientes y capítulos mediocres, a partes iguales. Lo compensa: algunos de sus mejores capítulos, posiblemente se encuentren entre los mejores creados a nivel de sci-fi televisiva de las últimas décadas.

Hay dos cosas que cuando conoces esta película, ya te entran rápido: es de dibujos, y va enfocada a un público adulto.

Tecnicamente, la factura es de notable alto. No, esto no es Disney, ni Ghibli. Pero unos planos preciosistas, una gran atención al detalle, un uso más que acertado de los colores y un ritmo en la puesta en escena que varía de lo pausado a lo videoclipero, hace que obviemos rápidamente sus pequeñas carencias. El colorido es simple pero para nada dejado ni mal utilizado; dando la sensación de estar viendo en pantalla un hermoso lienzo de algún artista de comic occidental, en constante movimiento. Hay planos excepcionales; unos soldados disparando en la noche, un protagonista maduro en una playa solitaria. Aún tratando de un tema central de por sí oscuro, es hermoso.

La animación es donde una producción suele evidenciar sus holgados o en este caso, ajustados presupuestos. Y es que se le podría achacar que, precisamente porque ofrece unos personajes y unos ambientes que pretenden ser realistas, sus personajes se mueven de manera algo robótica; les faltan esos gestos que son tan característicos de los humanos. Todos podemos apreciar la diferencia de movimientos entre una persona y un títere movido por hilos; hay una 'sensación de arrastre' que hace que ese títere se mueva de manera un tanto artificial. Esa es la sensación que transmiten los personajes de Vals con Bashir si te centras en su puesta en escena.

La trama en sí, sorprende si no sabemos nada del argumento, y hay que decir que se muestra en pantalla de manera muy efectiva, dando la sensación a ratos de que estamos viendo un mockumentary (documental ficticio, en la linea de The Office o Distrito 9), facilitando la inmersión. ¿Qué ocurre en la cabeza del protagonista? es algo que poco a poco se nos va desgranando, para que lo vayamos digiriendo como un plato bien cocinado. Los personajes son uno de los puntos fuertes de Vals con Bashir, pueden recibir nuestro agrado o repelernos, pero todos ellos tienen sus motivos para actuar como actuan en el entorno en el que estan, apreciables desde nuestro asiento de espectadores.

Mención aparte para el cuidado aspecto sonoro de la película, principalmente el de la banda sonora, en ocasiones dulce y melódica, en ocasiones trepidante, y siempre con un componente armonioso e hipnótico que incrementa la sensación de vernos sumergidos en los recuerdos, los traumas, y los sueños de los personajes mostrados en pantalla. Con un guiño a los tempranos ochenta incluyendo la canción de Enola Gay.

Una película para cualquiera que quiera ver uno de los muchos puntos de vista acerca de los conflictos en oriente medio, con algo de distancia. Ari Folman hizo documentales, y se nota: la puesta en escena es a ratos casi quirúrgica, intenta ser objetiva, e incluso arroja cierto sentimiento de culpa sobre el pueblo israelí. Un intento valiente que se saldó con numerosos premios en varios festivales.

Interesante película con una historia que no es para tirar cohetes y que se ha reescrito de mil maneras (tipo chungo que en el fondo tiene corazoncito y se la juega por la chica) pero que sorprende por la manera en que está rodada. Su desarrollo es un pastiche del cine duro de acción cruda de los setenta, con estética de los ochenta via neones y estilos musicales, y filmación digital que dejan ver la ciudad de noche en toda su gloria, un espectáculo para las grandes teles en alta resolución.

Si bien no me ha dejado mal sabor de boca para nada, creo que se ha desaprovechado con un autor carapalo totalmente inexpresivo. Y no vale la excusa de que así es el personaje. Un Clint Eastwood en su época, o un Edward Norton, Daniel Day Lewis o Michael Fassbender habrian podido hacer un carapalo con matices sin salirse de la sutilidad, y ahí es donde este Ryan Gosling se comprueba que no llega.

La BSO como he mencionado se hace notar, con grupos actuales emulando estilos ochenteros pese a que la acción discurra en la actualidad, pero la melodía principal se usa y abusa de ella. De hecho a media película la usan en una escena en la que nadie habla, solo suena la música. Da la sensación de momento de videoclip totalmente innecesario y lentamente narrado para que la música y el buen feeling protagonice el momento, que ya parodió en su dia Agárralo como Puedas.

Que en algunos rincones de la red se la haya mitificado, da idea de la escasez de ideas que hay estos años. Aún así, igualmente apto su visionado para fans de películas tranquilas que mezclen thriller y gotas de acción violenta.

Normalmente suelo leer esta web para saber que pelis merecen un repasito, y que bodrios esquivar. Quien lleve ya un tiempo por aquí, o por IMDB, sabrá que Uwe Boll está siendo vaticinado por todos como el nuevo maestro de la basura...

Quise pensar que no era más que una corriente neo freak la que estaba poniendo al Uwe Boll en un altar de la basura hecha cine, aquella que no gusta ni a críticos ni a audiencia. Pero en esto que leo una review de web que se cebaba tanto en una de sus 'obras', House of the dead, y lo que leía no daba crédito... ¿tan malo podía ser? Mira que me he tragado Beowulf, la de Lambert ! ¡Que amé en su día al cine de Pajares y Esteso! ¡Que ya tengo el culo pelado del cine barato y mal hecho, o que cumple a duras penas!

Ingenuo de mi.

Tras obtener la película de la más barata de las maneras, procedí al visionado con la tranquilidad y soledad que me otorgaba estar despierto una medianoche entre semana. Tenía que probar esa manzana del árbol. Supongo que como personas, sentimos todos mucha curiosidad por los extremos en según qué cosas, tenía que visionar el aclamado 'nuevo suelo a la altura del betún' hecho cine.

No estuve preparado para ello, eso fue mi perdición.


Que risas señores, han pasado casi dos semanas y aún no sé lo que he visto, y lo gracioso es... que me ha.. ¿gustado? :-o no, no es eso. No sé cómo, no sé ni porque, y no lo entiendo, pero siendo esta película tan horrible como es a nivel de producción y dirección QUIERO ver sus siguientes trabajos, porque madre mía las risas nerviosas e histéricas que me ha proporcionado este hombre no tienen color. A estas alturas lo peor que puede pasarnos es que este hombre se dé cuenta de que lo que hace es basura que no consigue transmitir las emociones que tendrían que transmitir el género que quiere tocar, y 'evolucione' a ser, simplemente, un director más que haga simples películas malas.

Si una película es mala la olvido, sin más. Si me preguntan por ella tal vez la recuerde, pero hasta entonces se quedará ahí, escondida en mi memoria. Pero House of the dead roza unos LÍMITES tales que ha tocado contactos neuronales en mi que desconocía. Sí, señores: es tan pero tan mala, que se acerca a romper el límite que hay en el marcador circular, es decir, es tan mala, que casi rompe la raya del cero para pasar al diez de obra maestra. Lamentablemente, no ha llegado a conseguirlo, pero casi. Así que se queda en suspenso absolutísimo.

A mi juicio estamos hablando ya de un nuevo cine, que se esfuerza en estar tan mal hecho y ser tan malo que provoca serios espasmos pulmonares que se manifiestan en ataques de risa. Uwe Boll ha atravesado el umbral que todos pensábamos que era infranqueable, el de las filmaciones insoportables de bodas que nadie quiere ver pero que se hacen, y ha entrado en una nueva dimensión.