“¡Miradme! ¡Soy un auténtico cinéfilo! Y lo soy básicamente porque esta (llamémosle) “serie” le ha gustado a todo el mundo menos a mí ”

Típico argumento de cualquier chunelco de a pie para desvirtuar a esta “película larga” que
pretende entretener sin más, con los típicos clichés y sin más aderezo que darle otra vuelta de tuerca (si cabe) al género zombi.

¿Me empalmé viéndola? No, porque evidentemente para empalmarme veo “Negratas de tres patas”, “La abogada caliente jodiendo al contribuyente”, “Tetanic” o “La Guarra de las galaxias”, pero está claro que cualquier usuario de Filmaffinity ha visto aberraciones mucho peores.

Y es que puede llegar a ser normal que Dead Set tenga más nota que otras obras del género, porque películas buenas de zombis no existen, pero aún así hay otras como “28 días” o “La noche de”. Y si además quiero reírme con alguna gamberrada pues ahí tengo "Zombies Party", o incluso "Zombieland"... ¡o incluso "Zombie Wars"! (que recomiendo). Y esta miniserie no es menos.

Y no hay más; no me ha hecho falta escribir líneas y líneas de diálogos absurdos y sin puta simpatía ni palabrerías insulsas sobre el género para dármelas del máximo conocedor del séptimo arte, ¿verdad?. Para decir que por lo que a mí respecta vale la pena sentarse una tarde con unos ganchitos a invertir el tiempo viendo este “experimento zombi-lógico” me basta una línea.

Y ahora dadle al SI, por favor, que esto es Filmaffinity y lo que diga Pablo Kurt va a misa.

Absténganse de leerla usuarios de corte gafapastero, pues esta crítica no va en esa línea; lo digo desde el principio por si alguno desea ahorrarse el resto, y así nos dejamos ya de tanta tontería.

“¡Pues qué buena idea, la verdad!” Ojalá cada vez que me sentara sobre mi amigo "Roca" a divagar durante mis cinco minutos diarios de relax acudieran a mí retazos de genialidad tan grandes como el que nos ocupa. Eso sí, si el resultado final de ese momento All-bran acabara en el fondo del wáter tal y como suele ocurrir (a menos que estemos sufriendo una crisis de estreñimiento), pues tampoco les daría tanta importancia a esos ataques de las musas. A Andrew Niccol le pasó algo parecido.


No puede ser que una idea, digamos, tan "innovadora" se vaya al traste a la media hora, y no, no hablo en tiempo peli-culero, sino en el tiempo que tan poco valoramos todos últimamente. Y es que mi tiempo seguramente esté más valorado por mí mismo que el del director, por lo que entonces caeremos en la espiral del “a ver quién le hace perder el tiempo a quién” y no estoy dispuesto a darle tantas vueltas al asunto. Mi tiempo es mío, el suyo es suyo, y cada uno lo invierte/malgasta/usa o tira como quiera siempre y cuando no le de la brasa al prójimo. Las moralejas al respecto cualquiera con media neurona es capaz de meditarlas en su respectivo wáter, y si no es así, os invito encarecidamente a hacerlo.

La idea es buena, el guión no se sostiene, la verosimilitud va brillando por su ausencia a cada instante, y en definitiva la peli es regularcilla del todo. Como consejo, lo de siempre: habrá que verla para opinar, pero yo ya no tengo ni un minuto más que perder con ella. Sinceramente prefiero irme a "hablar con Roca".

Me senté a ver esta película con todas mis ilusiones puestas en este director que tanto admiro. Voy a permitirme enumerar algunas de sus obras maestras: Casino, Infiltrados, Uno de los nuestros, El color del dinero... y ahora enumeraré en una lista películas del tipo Shutter Island, que como comprenderán (y verán por ustedes mismos), dejan de ser "sello Scorsese": Gothika, el número 23, lo que la verdad esconde, 1408, El maquinista.... y la lista sigue. Todas estas son tan recomendables o más que la que nos ocupa, pero sin embargo tienen eso que esta ya no podría tenera estas alturas: sorpresa. ¿Estamos ya hartos de ver una y otra vez la misma película? Servidor opina que sí, no obstante:

Trabajo pasable en una cinta que, sin duda, al más puro estilo "No es país para viejos", salva el papel principal, en este caso de Leonardo Di Caprio (otro actor más como el buen vino) y una banda sonora que, personalmente, me convenció mucho.

Pero para acabar, hablaré de la producción, que me ha parecido totalmente chapucera, y discúlpeme señor Martin, allí donde esté: escena segunda, un vaso que se va de la boca de DiCaprio a la desaparición total en plan Tamariz por arte de magia; escena final y "dramática": brazos de un niño en cruz, brazos normales, brazos en cruz otra vez.... mal Martin, mal. Y como esas otras 3 que conté en mi primer visionado de la película, que no sé si será el último...

Propongo a los espectadores que la vean, pero para admitir que las otras pelis de mi (humilde) lista molan más.

Prefiero secuelas de Infiltrados o El color del Dinero, Martin........ (ah no)

"Otra subnormalidad ha sido validada, y además está como la más votada…" ¡Viva el Filma y su(s) validador(es)!

Me encantó esta película. Un psicólogo-terapeuta consigue encandilar a una generación española de obesos del montón con la personalidad sin desarrollar. Les da lecciones sobre la vida, una vida que hay que exprimir al máximo. Les enseña que hay guiarse por el corazón, que hay que serle fiel a las convicciones de uno, y extraer con valentía todo el meollo a nuestra existencia.

El excéntrico y poco convencional terapeuta que todo el mundo quiere tener.

Estimado gordo: Rompe los libros y desnúdate. Roberto Enríquez es un ídolo.
Su actuación es increíble, de las mejores que le he visto nunca (y eso es mucho decir). Con razón le dieron el Oscar (ah no). Y con razón se lo pudieron dar también a Verónica Sánchez, otra que borda su papel. Sólo por ese par de actorazos la película merece la pena.

Pero las actuaciones no lo son todo, desgraciadamente.
Un defecto que le encuentro a la película es su irregularidad. No en lo que al ritmo narrativo se refiere (a eso no hay nada que reprocharle), sino más bien a las situaciones que se nos muestran y por consiguiente a los sentimientos que nos pretenden transmitir los personajes en dichas sitiuaciones. Cierto es que Antonio de la Torre es capaz de hacernos reír cuando quiere, así como es capaz de conmovernos con la misma facilidad. El problema es que a veces se cambia con demasiada brusquedad de una situación dramática a otra más alegre. Así como te estás riendo con algo, de pronto está Verónica Sánchez deprimidísima, de pronto hay otra divertida escena, y de repente volvemos al drama; y todo resulta demasiado impetuoso en ese sentido.

Pero lo peor es que esas situaciones, además de irregulares, a veces resultan demasiado teatrales y edulcoradas, como esas cursis charlas de Roberto Enríquez o las (a veces) forzadas reacciones de los demás protagonistas. Y la música no ayuda: es sin duda lo peor de la película. Recuerda a las bandas sonoras de telenovelas ochenteras y llega a empalagar tanto que acaba sentando mal al estómago.
La película no se lleva mejor nota precisamente por eso: por ser tan de color de rosa, al menos para mi gusto.

Por lo demás, Daniel Sánchez Arévalo, eres Dios.
La escena con la que da comienzo la cinta me pareció sublime.
spoiler:

Una vez desperté por la mañana y me percaté de que mis pantalones no tenían "campana". Rápidamente ese impulso interior de hombre "made in siglo XX" (y que además va a la moda) me hizo correr al Zara más cercano a adquirir unos pantalones acampanados, pero, qué sorpresa, tras algún tiempo alguien me dijo algo así cómo: "¿dónde vas con eso?", porque todo el mundo llevaba ya "pitillos"... ¿qué hice? Correr al Pull & Bear más cercano.

Otro día desperté, y me percaté de que todo el mundo veía "Lost". Reconozco que me planteé empezar a verlo, correr a mi programa de descarga más cercano y bajarme esas 4 primeras temporadas que (ya) llevaban, pero el hombrecillo de mi interior me hizo recordar a Heidegger. Lo escuché detenidamente y descubrí la piedra angular de lo que son las SERIES DE TELEVISIÓN, y en qué se basa su funcionamiento puramente estricto. Existen series de 2 tipos:

1 - Series tipo Senfield, los Simpsons, Padre de Familia, o si te pones (casi) CSI, en las cuales realmente no existe un "hilo" argumental con el cual si te pierdes un capítulo te pierdes la serie y por lo tanto has muerto y debes correr al tanatorio más cercano, no.

2 - Series tipo Lost, Flaspalante (flashforward) o Stiff Urkel (nunca supe cómo se escribe) que pretenden ser una película en fascículos, y si te pierdes un capítulo olvídate; al día siguiente serás cadáver, y deberás correr a la morgue más cercana.

¿Y qué pretenden con esto? Enganchar a la peña como yonquis, encadenarlos a esa pantalla que tienen en sus casas para dar audiencia al gran circo televisivo (como ha sucedido toda la vida), porque este tipo de series carece de un "motivo", carecen de final, en el mayor de los casos el guión no está ni acabado, y yo pregunto: ¿Verían ustedes una película que nadie les garantiza si va a acabar o no? La respuesta es obvia, y sobre todo si nadie les garantiza ni siquiera si van a hacer una mierda de final tipo Doraemon (o Los Serrano).

Las series deberían tener una duración prestablecida desde su comienzo: ¿25 capítulos? Pues 25, y punto, y no engañarnos a todos. Por favor, menos engaña-bobos en la pequeña pantalla, si no tendré que salir corriendo a mi armería más cercana.