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España España · Madrid
Críticas de Deckard
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
9
4 de octubre de 2021
10 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El bueno de ‘Google Translator’ dice que “No Time to Die” se traduce como “No hay tiempo para morir”. La película se ha traducido en español “Sin tiempo para morir”. Sin embargo, ese subtítulo en español introduce una connotación que parece incorrecta, al indicar cierta prisa por morir, lo que está alejado seguramente de la intención en el título original en inglés, que quizá pretenda reflejar que la historia de James Bond 007 no muere nunca, como “Sin hora para morir”, es decir, perviviendo eternamente, pase lo que pase a cada actor protagonista en su periplo fílmico.

Al margen de lo apropiado o no del subtítulo (opinable), es ésta una de las mejores películas de la serie 007, a pesar de que Daniel Craig siempre le dio un toque excesivamente serio y falto de un glamur que sí impregnaron Roger Moore y, sobre todo, Pierce Brosnan. Probablemente Brosnan haya sido el mejor James Bond que ha habido, al margen de su calidad como actor, dando un aire irlandés-guasón al gentleman inglés. Fue Daniel Craig sin embargo quien tuvo la fortuna de protagonizar Skyfall, quizá la mejor de la serie, dirigida por Sam Mendes y con una fantástica canción de Adele que le valió un Óscar, a lo que debe añadirse el papel de ‘malo’ de Javier Bardem con una interpretación magistral que ensombreció al resto de actuaciones.

En “Sin tiempo para morir” James Bond pega unos saltos espectaculares en la no menos espectacular ciudad italiana de Matera (donde se han rodado excelentes películas); el salto desde el puente es increíble, como lo es también el salto en moto (los efectos especiales habrán ayudado bastante). Pero si en algo se diferencia ésta de las anteriores, es en presentar un James más humano y familiar, cercano a la gente y altruista más allá de la Reina, en un contexto de sufrimiento personal al perder la confianza hacia su pareja (la francesa Léa Seydoux, francamente muy bien) por unas sospechas aclaradas cinco años después en el desarrollo de la historia.

El protagonista es por supuesto él, James, Daniel Craig, en su última actuación despojado ya del título de agente 007 del MI6, ahora encarnado por una sucesora de raza negra (la inglesa Lashana Lynch, nada conocida pero gran trabajo), muy en la actual línea Hollywoodiense de discriminación positiva, como lo es también desvelar la tendencia sexual de Q (Ben Whishaw), ¿la adivinan? De hecho, como no podía ser de otra manera por los tiempos que corren, hay varias protagonistas mujeres, entre las que destaca la actuación de Ana de Armas como agente de la CIA en una breve, pero muy simpática y cautivadora actuación, uno de los mejores momentos del filme.

La película es sólida, bien dirigida por Cary Joji Fukunaga (americano de ligeros rasgos japoneses), con excelentes efectos especiales, como todas las Bond, esta vez con un elaborado guion y varias intrahistorias bien trenzadas; una idea original muy oportuna y apropiada sobre virus de laboratorio en ‘nanobots’ selectivos, lo que supone anticipación y acierto totales, pues el estreno de la película estaba fijado inicialmente para el 2 de abril de 2020 (y se le adelantó la pandemia). Jamaica, Cuba, Noruega e Islas Feore, además, claro, de Londres, le dan ese aire cosmopolita que siempre marca la superproducción.

Recomiendo ir a verla si disfrutas del cine en Sala, del auténtico (o clásico), aunque no te gusten las de James Bond 007 ó por su aire excesivamente inglés, esta vez, no obstante, muy comedido. Tiene buen guion y excelentes actuaciones, aunque en las de los malos oscarizados Christoph Waltz está regular y Rami Malek está bien. Malek quizá excesivamente hierático (debería cuidarse un poco más, pues luce profundas ojeras en alguna escena, y no parecía maquillaje, como tampoco en la serie Robot).

El estreno de ‘Sin tiempo para morir’ se previó para abril de 2020, pero le pilló la Covid (¿Sin tiempo para estrenar?) y, aunque solo sea por eso, merece que celebremos la vuelta a las salas de cine dando un merecido aplauso a Daniel Craig que, si bien tampoco consiguió un Óscar para James (es imposible, por su perfil erróneamente tildado de machista en un Hollywood desequilibrado), se ha jubilado con probablemente el mejor de sus trabajos como Bond, James Bond, agitado, no removido.
Deckard
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6
26 de enero de 2022
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo una vez que vi a Fernando León de Aranoa en el Kinépolis Ciudad de la Imagen, en Madrid, un tipo muy alto y con coleta veteada ya de grises. Creo que era allá por 2002, cuando hizo la gran película “Los lunes al sol”, con un Javier Bardem y un Luis Tosar espectaculares, creíbles, en aquella España de los efectos colaterales de la reconversión, alcanzando en FilmAffinity -como dato- una puntuación de 7,4 (nada mal).

León de Aranoa siempre ha tocado temas sensibles, sociales, incluso mezclados con conflictos políticos y militares como en aquel “Un día perfecto” de 2015, con Benicio del Toro. En esta película de 2021, supuestamente aborda las relaciones laborales en una empresa familiar de fabricación de básculas que Julio Blanco (Javier Bardem) ha heredado. En cierto sentido estaría revisando ahora, desde la perspectiva contraria, cuestiones ya tratadas en “Los lunes al sol”, aunque esta simplificación me parece excesiva. La película ha sido elegida por la ‘Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España’ (qué nombre tan largo, pretencioso y rimbombante) como representante nacional a la mejor película extranjera en los Óscar. Previamente se presentó en el Festival de San Sebastián de 2021, aunque no obtuvo ningún premio. Mal presagio si se hace un paralelismo con la Concha de Oro de “Los lunes al sol” en 2002.

León de Aranoa es uno de los buenos directores españoles, esta vez ha escrito también el guion y ha recibido el espaldarazo de la Academia con … 20 nominaciones (¿en serio?). Pero aún no se sabe si será seleccionada como candidata a la mejor película extranjera entre las 92 que pasaron el corte en diciembre de 2021. Al margen de los méritos de este film, a nadie se le escapa que compitió con Pedro Almodóvar y su “Madres paralelas” para promoverla hacia Hollywood. No he visto la película de Almodóvar, pues me aburren ya los trasfondos revisionistas políticos siempre con una misma perspectiva. Paso. Pero lo que me hace gracia es que “El buen Patrón” no está lejos tampoco del trasfondo político y social de una época de España y, en este sentido, he percibido la intencionalidad de agradar al estamento gubernamental actual y a la sempiterna tendencia de nuestra Academia del cine, demasiado siniestra. Siendo además el productor Mediapro (el Sr. Jaume Roures) no creo estar muy desencaminado.

Voy ya a la crítica concreta. Me ha parecido importante, no lo que se dice explícitamente, sino lo que se apunta, se sobreentiende y está siempre muy presente. En primer lugar, en ningún momento del film se fija claramente el momento temporal en que suceden los hechos, sin embargo, un premio colgado en la pared de trofeos en su propia casa del “premio a la mejor báscula enero 2016” denota que nos encontramos pocos años atrás. Julio Blanco, el dueño de Básculas Blanco, es el prototipo de empresario ‘familiar’ en varios sentidos, pues además de heredar el negocio, trata con cierto paternalismo a sus empleados, aunque no a todos, con esa justicia que el guion hábilmente manipula para hacer creíble que un conservador como Julio, busque por todos los medios lo mejor para su empresa (para él) mientras, aparentemente, pasa por ser un jefe majo. No hay sindicato, por supuesto. Lo que no cuadra aquí es la palabra ‘Patrón’, pues nadie llamaría a su jefe en estos tiempos de esa forma, lo cual demostraría una clara intencionalidad política a priori, aunque la película no va solo de eso, pues ello es un recubrimiento para agradar a quien luego elige…

El guion perfila un prototipo de persona conservadora, económicamente solvente, que busca el máximo beneficio personal, no solo el económico, y que no duda en manipular y traficar con influencias en esta España aún bastante rancia, en una ciudad no pequeña (se ven los altos edificios de Móstoles), donde Julio podía llamar directamente al alcalde o ser invitado por éste al ballet. Julio no obstante despide a sus empleados como lo haría un estereotipado y antiguo patrón ‘de derechas’, sin dejar claro si existen razones para ello o lo hace respetando la legislación laboral, aunque con otros queda probada su tolerancia. Pero siempre revestido como un “Padrino” menor, delincuente cuando ya no le queda más remedio para conseguir sus fines (todo sea por ‘la familia’).

El Buen Patrón es Bardem-céntrica, eso es la película, pues el guion está hecho para Javier Bardem; se sucede una secuencia tras otra donde siempre aparece el empresario protagonista, mientras que el resto de los actores y actrices parecen mero atrezo. No recuerdo más que unas pocas escenas en las que no esté presente el personaje de Bardem. ¿Qué si interpreta bien? Por supuesto, lo hace muy bien. Bardem es un gran actor, indiscutible, quizá uno de los mejores actores españoles, que vive su vida personal enfrascado en tremendas contradicciones, pero ¿quién no puede alabar sus trabajos? Muchos y muy buenos. A pesar de ello, la película se sostiene débilmente alrededor de la interpretación de Bardem, si bien la acumulación de tópicos intencionados haya servido para situarla entre las posibles candidatas a mejor película extranjera (agradando al estamento del cine en este país); ya veremos si pasa el corte del 8 de febrero. Lo dudo.

Cuando leo tantas críticas superlativas tengo la sensación de que no hemos visto la misma película, o que Internet tiene esa doble faceta que permite a todos opinar y, a la vez, facilitar la distorsión intencionada (democracia real). ¿Cómo puede tener en FilmAffinity “El buen Patrón” una puntuación igual a la de “Los lunes al sol”? Simplemente, no debería ser así. El problema es el de los patrones y los empleados, aquí el patrón es Javier Bardem y los demás trabajan para él. El sindicato, dejo que ustedes lo adivinen. La escena final de la película es la mejor, en mi opinión, soberbio Bardem, resume perfectamente todo el desarrollo. Haciendo un paralelismo con la victoria sobre la película de Almodóvar, habría que preguntarse, ¿mereció la pena?
Deckard
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