"Scarface" es la obra cumbre de Brian De Palma, un director que combina obras irregulares con buenas películas. Aunque no sea uno de los grandes, siempre se pueden visionar películas diferentes e interesantes. También tiene su parte del mérito Oliver Stone, otro director de renombre que en este caso "sólo" se encarga del guión.

Y con "El precio del poder", asistimos a la creación de un personaje inolvidable. Tony Montana es a efectos naturales uno de los carácteres histriónicos mejor logrados del cine, gracias a un Al Pacino brillante. Impagables todas sus escenas, cargadas de tensión y mitificadas (como por ejemplo la nariz empolvada de Tony, que ya pasará a la historia del cine).

La dirección es enorme. Brian De Palma tiene un talento formidable con el manejo de las cámaras, prueba de ello es la propia escena final o algunos de sus ya conocidos planos secuencia. La ambientación también es muy destacable, el ambiente de lujo que rodea a Tony en la mayor parte de su ascenso está bien logrado, ayudado por la impresionante mansión que incluye un jacuzzi o por el propio Babylon Club.

A pesar de todo esto, se trata del mismo esquema convencional que rodea a todas las películas sobre mafias, gangster o similares. Pero ésta va un poco más allá, trata con más profundidad el narcotráfico y su entramado organizativo, así como aspectos morales sobre los mismos y sobre la ambición. Cuando vi la película se crearon en mi mente distintas interrogaciones. ¿Quien es más malo, la persona que se lucra del tráfico o las personas que lo permiten? ¿Que es mejor, saber cuándo decir basta, o querer siempre un poco más? ¿Hay que arriesgar en la vida y prosperar, o conservar y asegurar todo lo que tienes?

"Son los tipos como este, y los banqueros y los políticos los que quieren que la cosa sea ilegal, para así poder sacar tajada de ello"

"Necesitan personas como yo, necesitan a alguien como yo para apuntar con sus malditos dedos y decir: ¡ése es el malo!, y, ¿ústedes qué son?, ¿buenos?, que va, solo saben esconderse, y mentir, yo, no tengo ese problema, yo, siempre digo la verdad, aún cuando mienta"

Palabra de Tony Montana. Incluso cuando miente.

Hace poco tuve la ocasión de volver a ver esta película, y maravillarme de nuevo como la primera vez. Siempre me han apasionado las pelis de Gus Van Sant, uno de mis directores favoritos. Y decidí que tenía que hacer una crítica sobre esta gran película, condenada al ostracismo e injustamente infravalorada.

William Forrester está inspirado, además, en el grandioso J. D. Salinger, un viejo cascarrabias enfadado con el mundo y que daba la espalda a la sociedad, viviendo en soledad con sus libros y sus historias. Forrester escribió una única novela en su vida, que fue todo un éxito en su tiempo. Salinger escribió alguna más, pero sólo una que pasó a la historia (El guardián entre el centeno).

Jamal es un chico de 16 años que tiene como hobbys el baloncesto y la literatura, aunque la literatura es algo que esconde pues no puede compartirlo con sus amigos, como el baloncesto. Los destinos de estos personajes se cruzan y es ahí cuando se desarrolla el film.

Puede que resulte un argumento típico, pues a partir de aquí en la película se producen choques culturales, raciales e incluso clasistas. Pero se resuelve de manera brillante, coherente y nos deja un film con mucho contenido, bastante profundo y como aliciente uno de los retratos más bellos y sinceros sobre la amistad entre maestro y alumno.

Tiene momentos muy ingeniosos y hay que seguirla con atención para captar todo su magnetismo y absorber todo el jugo que contiene. Si además te gusta el tema literario y filosófico, te apasionará. Posiblemente es la mejor película que se ha hecho sobre escritores... y sobre escribir. Retrata a la perfección la soledad de los escritores, y el temor a mostrarse tal como son ante los demás, e incluso el temor a poder triunfar.

Imprescindible.

Curioso y más que fiel biopic sobre la vida de Bobby Darin, cantante norteamericano que alcanzó la fama en los años 50. El resultado es realmente notable. Da gusto ver la dedicación y el empeño que pone Kevin Spacey en una de las actuaciones de su vida. Sólo de esta forma se transmite la reverencia hacia Bobby, y comprender algunos de los aspectos de su vida.

La película muestra detalles reales de su vida y algunas intrusiones ficticias, sin sobrepasar las licencias artísticas que puede permitirse el director en estos casos. Cabe destacar que el director es el propio Kevin, y también colaboró con el guión. Sólo le ha hecho falta producir la película también, para considerarla suya de cabo a rabo.

¡Y qué decir de sus actuaciones musicales! Lo hace genial, tanto los bailes como cuando canta. Me sorprendió comprobar el talento de Kevin micrófono en mano, he de admitir que canta más que decentemente, y no deja mal a Bobby. Y bailar... bueno, muchos pueden decir que resulta vergonzoso, pero yo no lo veo así. Resulta paródico, cómico y divertido, y creo que el fin era ese.

La película es una mezcla de biopic-drama-comedia musical. Comienza con mucha fuerza, con Bobby grabando un documental propio, y discutiendo aspectos del mismo con un niño que le interpreta de joven. En la primera hora se muestra más presente la comedia musical, pero hay un punto de inflexión en que se dramatiza la vida del cantante.

Me refiero al momento en el que Nina le cuenta la realidad de su ascendencia a Bobby. En este momento se da paso al Darin más oscuro, refugiándose en su soledad y distanciándose de su família.

Spacey también tuvo un cuidado especial en detalles reales como mostrar a Bobby realmente afectado por el asesinato de su amigo Robert Kennedy, o también cuando recibía oxígeno después de las actuaciones en sus últimos años en las Vegas.

En cuanto interpretaciones, correctas todas ellas y maravilloso Kevin Spacey. Kate Bosworth a la altura, aunque su personaje no da más de sí. Excelente fotografía y ambientación.

PD: Sólo por ver la escena en la que Spacey le canta "Beyond the sea" a Kate Bosworth merece la pena ver la película. Una exquisitez.

¡Y tengo que hacer una crítica de In Time! Miro el reloj tan chulo y llamativo que ya forma parte de mi piel, nueve minutos y cincuenta segundos. Si no consigo acabarla me autodestruiré.

Andrew Niccol me ha estafado. Confiaba en su buen hacer por "El señor de la guerra" y me encuentro con esta cosa. ¡Joder! Con la idea tan tremenda y original que tenía en sus manos, y qué mal la han aprovechado. ¿Por dónde empezar? Empezamos muy mal cuando el personaje de Justin Timberlake (en fin...) sin ningún tipo de coherencia y/o motivación sustentada decide arriesgar la vida por un misterioso y rico desconocido, y le salva. Y a cambio de nada. ¡Ja! Pero qué molón eres, Justin. Nadie diría que te acabas quedando con el siglo y pico de vida. Mi reloj marca ocho minutos y cuarenta y cuatro segundos.

Continuamos con su periplo, y accedemos a un momento sin duda épico y trascendental, en el cual el héroe de turno (véase Timberlake) intenta salvar la vida a su amada madre (por cierto, vaya madre). Ni qué decir, que por un segundo no consigue salvar su vida. Claro, mantenerla con vida era un estorbo para Justin, un cabo que le ataba al gueto, y por otra parte, darle por fin una motivación personal para hacer lo que hace, y se basa en la venganza ¡Qué remedio! La muerte de su madre no es artificial ni nada, ni el guión hace trampas en este aspecto, ¡Qué va! Tic-tac, siete minutos y cincuenta y dos segundos.

Y nos topamos con la Seyfried, que no sé qué le han hecho en el pelo, con lo mona que es. Hay que admitir que realiza una actuación digna de admirar, con la variedad de expresiones faciales propias de una piedra. Del colosal Justin ni hablamos. Ya marca siete minutos y un segundo.

Justin y Amanda se enredan en una causa que no tiene ni pies ni cabeza. Van por el mundo cual Robin Hood, robando a los ricos y dándoselo a los pobres. Vale, es una actitud súper noble y justa, pero ¿Por qué no entienden que el sistema no puede aguantar una sobrecarga de tiempo para las personas? ¿Por qué no entienden que así provocan una descarada inflación de la moneda? ¿Pan para hoy y hambre para mañana? ¿Por qué Andrew Niccol no tiene ni idea de economía? ¿O sí la tiene, y quiere tomarnos por tontos? Amanda decide hacer causa propia la de Justin, y se "fuga" ( me refiero a que no regresa a casa) con él, con un desconocido para robar a su propio padre. ¿Qué actitud tan hipócrita es esta? Y otro asunto... ¿Por qué al Guardián del Tiempo le da por no mirar su reloj? ¿No es esto lo que se llama un guión tramposo? ¡Ay! Cinco minuto y treinta y siete segundos.

(Sigue sin revelar en spoiler)

Comienzo mi primera película de Spike Lee. Director famosillo del que nunca había visto nada. Primeros 20 minutos. Película lenta. Empiezo a pensar que es una mierda. El personaje de Norton me gana con el detalle del perro. Poco más. Empiezo a dormirme, y a pensar en todos aquellos que ponían esta película por los cielos qué era lo que veían en ella. Y me arrepiento de haberme puesto la peli. Aunque sé que actúa Norton, y por eso tengo la esperanza de que algo cambie en ella.

Todo transcurre de forma similar. Pero llegamos al minuto 35 más o menos, y despierto con asombro de mi sopor mental, ante uno de los monólogos con más fuerza y mejor interpretados de todos cuantos he visto. Edward Norton, o Montgomery Brogan se desahoga y se desquita de la sociedad. Norton, Norton, siempre Norton. No por nada es uno de mis actores favoritos.

A veces suelo subir un poco la nota de las películas por escenas puntuales, y en esta ocasión sólo por el monólogo le sumo 0,7. Es un punto de inflexión para la película, puesto que después empieza a coger un ritmo más que interesante y es cuando empiezo a entender a la gente que la valora tan positivamente. Es una gran película, una de las mejores del año y sin duda lo tiene todo. Interpretaciones (destacar a Norton y a Barry Pepper), personajes, buena BSO, una historia realista y justa, y un buen desenlace.

A destacar también una escena enorme, en la que actúan el personaje de Pepper, un bróker de la bolsa caracterizado por su sinceridad y el profesor de instituto “obsesionado” con una de sus alumnas. Se encuentran en la Zona cero de Nueva York, dónde sucedió el 11-S, y en la película se muestra a trabajadores reales limpiando el lugar. En dicha conversación, se muestran los roles de los amigos. El profesor de instituto es tímido e inseguro, y el otro es todo lo contrario. Además induce erróneamente a lo que piensa sobre Monty, ya que llega a decir que es “un 0 a la izquierda”, pero al final de la película se demuestra que él no piensa eso de verdad.

En realidad este tío es cojonudo. Un tío brillante que nunca dijo a Monty lo que le esperaba si se metía en las drogas, pero pensaba de una forma muy particular. Cree, en el fondo que todo lo que le está sucediendo a Monty se lo merece porque ha jugado con las adicciones de las demás personas, y por ello debe de pagar. Me gusta este personaje porque es objetivo, y aunque intenta ayudar en todo lo que puede a su amigo, eso no le impide decirle lo que piensa. Le da un punto moral a la historia.

Por eso he elegido este título para la crítica. Corresponde al final del monólogo en el que Norton se desahoga, y que al final asume que el único culpable es él mismo, porque “lo tenía todo y la cagó”. En el fondo sabe que su amigo Francis tiene razón en todo lo que piensa, pero ya le han trincado y es tarde para arrepentimientos.

(Continúa en spoiler)